Existe una frase en inglés: Too much information (demasiada información). A veces uno prefiere no saber cosas de la vida de los demás. Y, en caso de que amigos o familiares continúen con sus relatos hasta el detalle, uno simplemente puede pedirles que se detengan.
Pero ¿Qué ocurre cuando esta situación se da en el trabajo? ¿Y qué informaciones de la vida privada se adaptan entonces a este entorno?
Para el psicólogo y autor de libros alemán Rolf Schmiel, la frontera entre una conversación confidencial y compartir en exceso información privada está muy clara.
“Oversharing”, o sea compartir demasiado, significa contar cuestiones íntimas a los demás sin que estos lo pidan. Y hacerlo donde normalmente no corresponde.
Esto puede ser ser inadecuado. Pero si revela un poco de información demasiado íntima en el calor del momento, esto no significa necesariamente que se esté incurriendo en un “oversharing” problemático a largo plazo.
Sin embargo, esto puede ser diferente si se comparten de forma regular e intensiva cuestiones extremadamente privadas. Y eso no solo incluye informes sobre las uñas de los pies. Los problemas de pareja o las dificultades económicas también pueden ser aspectos bastante íntimos.
Evitar conversaciones unilaterales sobre problemas
Lógicamente, existen momentos enriquecedores en los cuales un o una colega se abre, se comparten situaciones de vida difíciles o frustraciones profesionales y de esta manera se desarrolla una mayor comprensión mutua.
“Pero se vuelve difícil cuando una persona, como si fuera natural, empieza a compartir (sin consultar previamente) sus dramas personales en el entorno de los colegas”, afirma la economista Dorothea Assig, quien junto con Dorothee Echter asesora a altos directivos.
Especialmente en estos tiempos en que cada detalle, por privado que sea, se comparte en las redes sociales, los límites parecen frecuentemente difusos.
“Parece sobreentendido y deseado mostrarse de manera auténtica, con todas las debilidades, enfermedades y fracasos”, apunta la socióloga germana Dorothee Echter. Pero esta impresión, aclara, es errónea.
“‘Oversharing’ es unilateral, no es una conversación confidencial; nace de la necesidad de uno de elevarse a centro de interés“, comenta Assig. La gente que se encuentra alrededor se ve prácticamente obligada a escuchar.
Para Echter, en tanto, compartir demasiado es también un trastorno de contacto. “Alguien quiere forzar la compasión y en su lugar obtiene vergüenza y distancia, que, sin embargo, no se expresan”.
Poner límites
Pero no cada tema ni cada conversación en el trabajo deben ser tolerados sin hacer un comentario. “Nadie tiene el derecho de contaminar mi esfera de comunicación privada. Tampoco permito que alguien coloque un rollo de papel higiénico sobre mi escritorio”, afirma Schmiel.
Según este experto, siempre hay dos caras de la autorrevelación perjudicial: “En la plantilla, la persona que sufre regularmente el ‘oversharing’ simplemente tiene también un verdadero problema de límites“, dice Schmiel.
“La responsabilidad es 50-50. A menos que el ‘oversharing’ provenga del jefe”, agrega. En ese caso, la gente suele dejarlo pasar, temiendo que dar una muestra de irritación pueda tener consecuencias negativas.
Una recomendación de Dorothea Assig: “Si no quiere que le compartan dramas personales difíciles con todo lujo de detalles, dígalo de forma tal que la otra persona no se sienta avergonzada“.
Ya que, quien se siente tratado con condescendencia o como si fuera inferior, enseguida empezará a contraatacar. Pero puede decir, por ejemplo: “Por favor, discúlpame, no me siento bien, no soy la persona adecuada para esta conversación, porque no puedo decir nada al respecto”.
Rolf Schmiel recomienda utilizar “mensajes yo”, en primera persona, que expliquen por qué la información en cuestión molesta o irrita, o por qué se la considera inapropiada.
Puede empezarse la conversación con palabras como: “Puede que yo también sea demasiado sensible. Pero tus palabras me producen el siguiente efecto…”. Lo ideal es que se tome su tiempo y elija una situación distendida, como un paseo compartido.
Pensar en el rol futuro
Y los superiores tampoco tienen por qué estar exentos. “Si es algo puntual, no pasa nada por ser comprensivo y generoso”, señala Schmiel.
“Los jefes también son humanos y hacen las cosas mal, así que compartir más de la cuenta puede ser consecuencia de la presión y el estrés“. Sin embargo, si se traspasan los límites constantemente, conviene mantener una conversación personal.
¿Y qué sucede si se ha revelado demasiado sobre uno mismo con demasiada rapidez? “Entonces puedo decir con confianza al jefe o al compañero: estaba tan triste, tenso, enojado, que no me di cuenta de lo inapropiado de mi impulso de compartir. Por favor, discúlpame”, sugiere Dorothee Echter.
En caso de que se sienta incertidumbre acerca de si las informaciones compartidas realmente fueron demasiado, entonces se puede buscar una opinión al respecto de los colegas con los cuales hay mayor confianza: ¿también experimentó los comentarios como inapropiados?, ¿son frecuentes estos deslices?
Estar al tanto de esto ayuda a poder maniobrar y ajustar en consecuencia. Porque, justamente en el trabajo, el “oversharing” puede tener un impacto negativo. “Las personas no contemplan cuanto tiempo tiene efecto algo actual que se ha contado”, advierte Assig.
Frecuentemente, mucho más tiempo de lo que uno se imagina. Esto se aplica no solo, pero también a las revelaciones que se efectúan en las redes sociales, aunque se obtengan muchos “me gusta” y comentarios por uno que otro “oversharing”. “Una declaración actual debe tener en cuenta el futuro”, aconseja Echter.