Ven en su labor la satisfacción de ayudar a los que las necesitan, por eso al sacrificar una fecha importante o cualquier actividad, saben que la recompensa será aún más grande.
Ilusión
Desde que era pequeña Alejandra Villegas anhelaba ser bombera, -su madre trabajó 12 años en el área administrativa de una estación de bomberos-, le gustaba observar a los bomberos y escuchar las historias que ellos contaban al regresar de un servicio y siempre tuvo el deseo de convertirse en uno de esos personajes.
“El ser mujer no nos impide que seamos valientes y trabajadoras, tenemos la capacidad de hacer todo lo que nos propongamos”, dice Villegas.
A los 18 años se inscribió en la escuela de bomberos y es la primera bombera de su familia. En la actualidad Villegas es Galonista I y subjefa de turno de la compañía 10 de Bomberos Voluntarios, tiene 33 años de los cuales 15 los ha dedicado a esta organización sin fines de lucro.
Alejandra Villegas, junto a su esposo e hijos. Desde hace 15 años es bombera.(Foto Prensa Libre: Cortesía Alejandra Villegas)
En sus primeros 5 años de turno recuerda que tuvo diversas experiencias pero la pasión y las ganas de ayudar otros son sus pilares para desempeñar su profesión, además se volvió adicta a sentir esa adrenalina que únicamente las ambulancias dan.
Desea que sus dos hijos sigan sus pasos y ayuden a los demás “siempre hay personas que van a necesitar ayuda, cooperamos sin esperar nada a cambio, el sacrifico de dejar a nuestros hijos y familia es recompensado con el servicio hacia los demás”.
Retos
Gretel Meng, desde niña tuvo inquietud de aprender primeros auxilios y debido a eso se acercó a una estación de bomberos municipales para recibir cursos, meses después le informaron que por primera vez iban a aceptar a mujeres en la escuela y sin dudarlo se inscribió.
Se graduó en la primera promoción de mujeres bomberas en 1997, en febrero pasado cumplió 20 años de servir y actualmente es Oficial Ad-honorem de las Estación No. 2 de Bomberos Municipales.
Considera que en la profesión de bombero es necesario abrir nuevos caminos para que el trabajo de la mujer sea reconocido, “tal vez no tenemos las mismas fuerzas que un hombre, pero es necesario el trabajo que hacemos, poco a poco nos vamos abriendo espacios y hemos demostrado empeño y dedicación en lo que hacemos, las cosas se pueden hacer por igual no importando el sexo”, dice Meng.
Gretel Meng, se ha desempeñado como bombera desde hace 20 años. (Foto Prensa Libre: Gretel Meng)
Una de las vivencias que nunca olvidará ocurrió el primer día de servicio, “estaba sentada frente a la estación y llegó un taxi a toda velocidad, en el asiento del copiloto iba una señora en trabajo de parto. El Jefe de la estación se acercó para atenderla y la señora le dijo que quería que la atendiera la mujer bombera, entonces mi jefe me llamó y al revisarla me di cuenta que estaba dilata y que el bebé estaba a punto de nacer, ya no la pudimos sacarla del carro y recibí al bebé allí”, rememora.
Esfuerzo
Cuando tenía 20 años amigos bomberos de Mayra Lorena García le avisaron de los cursos y ella decidió tomar las clases para ayudar a los guatemaltecos.
Con mucho esfuerzo y sacrificio ha logrado adquirir logros dentro de la compañía de Bomberos Voluntarios, hace 16 años se graduó de bombera y actualmente se desempeña como Oficial III, uno de los cargos más altos que ha obtenido una mujer en la compañía.
“Para poder ascender en la compañía es necesario examinarse cada año, estoy orgullosa de mis logros además exhorto a otras mujeres a que sigan adelante, el camino es difícil pero es posible cumplir los sueños”.
Mayra Lorena García, desde hace 16 años es bombera y es la primera mujer en ocupar un alto rango en la compañía. (Foto Prensa Libre: Mayra García)
Agrega que en la actualidad existe machismo en las compañías y ha sido un reto poder enfrentar esas adversidades pero el ayudar a los demás la motiva a seguir adelante.
Las bomberas coinciden que algunas personas creían que por ser mujeres no durarían en la institución, pero han demostrado todo lo contrario, además han puesto todo su esfuerzo en lo que hacen y su mayor recompensa es saber que están ayudando al prójimo.