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Así que, para que la relación se fortalezca y progrese, es necesario que existan dos elementos: el respeto y la comunicación. Según Ramos, cuando se inicia una relación en pareja, es importante respetar a la otra persona, no obligarla ni forzarla a tener las mismas prácticas. “Si se trata de una religión que hace feliz a su pareja, que le da paz y estabilidad en su vida, deja que la viva”, añade.
De igual forma, es importante abrir espacios de diálogo, dice Diego Guacajol, psicólogo clínico. Para ello, tome la iniciativa de conocer los valores por los cuales se rige la religión de su pareja, no necesariamente para convertirse, sino para conocer a la otra persona y saber cómo respetarla sin buscar imponer su visión. “No es cuestión de imponerse al otro sino de convivir con el otro”, expresa.
De acuerdo con Ramos, “si el amor es lo suficientemente fuerte, es posible encontrar un camino en común en relación con la fe”. Por el contrario, si desde el inicio percibe que no va a funcionar, “habría que pensar qué pasará con la relación, si se puede continuar, ya que, al formar una familia podría ser un problema”, agrega.
Una planificación
Para Ramos, “la comunicación es la clave del éxito”, ya que, si no la hay, todo podría fallar. “Es importante que desde el inicio se hable de lo que van a participar, cómo les gustaría casarse, si planean tener hijos, ponerse de acuerdo y llevar a cabo ese plan que tienen en común. El diálogo debe ser constante, porque en el futuro se podría cambiar de opinión”, sugiere.
Hay que estar de acuerdo respecto de qué prácticas religiosas quieren para sus hijos, por ejemplo, bautizo, comunión, etc. Esto debería ser un tema de conversaciónpara evitar contradicciones respecto de la crianza.
En cuanto al centro educativo donde estudiarán los hijos es algo que debe hablarse también y ambos deben estar de acuerdo. Es decir, si optarán por un colegio en el que se enfoquen en determinada religión. Para ello, hay que investigar qué tipo de actividades llevan a cabo para promover la religión, qué teoría les dan al respecto, entre otros aspectos.
El diálogo es lo que dará lugar al plan que deseen ejecutar en conjunto y, más tarde, al formar una familia. Guacajol propone educar a los hijos en la fe y mostrarles ambas religiones para que en su adultez escojan con la que se sientan mejor. Por otra parte, Ramos plantea decidir los ritos que desean que sus hijos participen.
Si no se platica…
Al no haber comunicación, Ramos explica que podrían comenzar las peleas por no haberse puesto de acuerdo a tiempo. “Podría ser muy tarde al tener hijos y se crearía un ambiente de toxicidad, sin armonía ni paz”, añade.
Guacajol explica que, si una persona tiene mayor dominancia dentro de la pareja, en la crianza podría antagonizar los valores o los ideales de la otra religión. “Hay que evitar esto. Es importante que las religiones se vean válidas y no caer en la manipulación de los hijos en la etapa de crianza”, expresa.
También podría suceder que, al no hablarlo y simplemente aceptarlo de la manera que fluya, en el futuro una de las dos personas podría sentirse frustrada y esto crea conflictos, un ambiente de inestabilidad e inseguridad, así como falta de confianza, enojo y tristeza.
La religión implica que la persona se guíe por un conjunto de valores y esto influye en la percepción que tiene de la vida. Así que, para evitar conflictos en pareja, es importante que existe el respeto y la comunicación, así como la apertura entre ambas personas. De igual forma, si se desea llevar la relación a futuro y más adelante formar una familia, es importante que se platique cómo se llevará este tema en conjunto.
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