Este descubrimiento, publicado en la revista Nature Communications, podría mejorar las tasas de éxito de los tratamientos de fertilización in vitro (FIV), las cuales giran alrededor del 30 al 35 por ciento en todo el mundo.
Estas bajas tasas se deben principalmente a que entre un 50 por ciento y un 80 por ciento de los embriones generados durante la FIV poseen anomalías genéticas, lo que impide llevar a término un embarazo con éxito.
Las principales conclusiones de esta investigación mostraron que es posible predecir la composición cromosómica de los embriones basándose simplemente en su perfil transcriptómico. “Los niveles de expresión de únicamente 12 genes son capaces de predecir si un embrión es normal o anormal en su forma cromosómica con más de un 85 por ciento de confianza”, concluye María Vera, investigadora de Igenomix y de la Universidad de Stanford (EE. UU.).
Otro de los principales resultados del estudio fue la detección de diferencias en la duración de la primera fase mitótica del embrión, la cual resulta crucial para un correcto reparto del ADN de manera equitativa.
“Hemos encontrado que este ciclo celular es de media 24 minutos más largo en aquellos embriones que presentan anomalías cromosómicas”, refirió Carlos Simón, director científico de Igenomix y uno de los investigadores de este estudio.
Los resultados obtenidos en esta investigación servirán como base para desarrollar nuevas herramientas de diagnóstico no invasivo que permitan predecir con fiabilidad la variación cromosómica luego de una FIV, ya que actualmente el diagnóstico genético preimplantacional requiere de un análisis invasivo del embrión con el uso de una de sus células.
Gracias a estos hallazgos, médicos y embriólogos podrán identificar más rápidamente qué embriones están sanos y son mejores candidatos para ser implantados en el útero materno. Además, este análisis temprano de los embriones reduciría significativamente el tiempo de cultivo del embrión, ya que en la actual rutina clínica los embriones no son transferidos hasta el día tres o cinco tras la fecundación.
La FIV ha ayudado a muchas mujeres de todo el mundo y ahora tenemos la tecnología y la investigación necesaria para mejorar las posibilidades de que una pareja pueda tener un hijo biológico sin complicaciones.
Los investigadores dicen que los estudios futuros deberían centrarse en el cigoto como una fuente potencial de biomarcadores no invasivos que pueden predecir prospectivamente estado cromosómico y evitar perjuicio potencial del cultivo de embriones prolongado.
El estudio se realizó a partir de 117 cigotos procedentes de parejas con una edad materna media de 33.7 años. Todos los embriones fueron donados directamente a la Universidad de Stanford con la finalidad de ser utilizados en futuras investigaciones para mejorar los problemas de fertilidad.