Dichos grupos y el Equipo de Servicios Preventivos de Estados Unidos planean divulgar el miércoles por separado nuevas directrices para la detección de cáncer de cuello uterino e invitar al público a comentar al respecto.
El Equipo de Servicios Preventivos es el mismo grupo que recomienda no realizar periódicamente la prueba de antígeno prostático específico para detectar el cáncer de próstata, argumentando que genera más daño que beneficios para los hombres con un riesgo promedio de contraer la enfermedad.
La detección de cáncer uterino es una historia de éxito. En Estados Unidos, las tasas de casos y de muertes se han reducido en más de la mitad desde la década de 1970 gracias a las pruebas de Papanicolaou —un examen de laboratorio de células extraídas del cuello uterino. La prueba puede encontrar signos tempranos de este cáncer de lento crecimiento y poder aplicar un tratamiento antes de que se desarrolle el tumor.
Por lo cual “las expectativas son muy altas” para que una prueba reemplace o suplemente al Papanicolaou, dijo la doctora Evelyn Whitlock del Centro Kaiser Permanente del Noroeste para la Investigación de la Salud en Portland, Oregón.
No se sabe lo suficiente sobre los beneficios y especialmente los peligros de la prueba VPH, concluye una revisión científica que dirigió para la comisión especial que fue publicada el lunes. La comisión votó unánimemente en marzo que no existía evidencia suficiente para recomendar a favor o en contra de las pruebas de Papanicolaou, pero ha continuado debatiendo el tema y dará su recomendación el miércoles.
Este es el dilema: las infecciones con VPH, el virus del papiloma humano, son muy comunes, especialmente entre las jóvenes. Por lo general se cura solo y se convierte en un riesgo de cáncer cuando se prolonga por más de un año.
Las pruebas determinan que esas infecciones podrían llevar a muchas mujeres a exámenes más invasivos que pueden debilitar el cuello uterino y pueden provocar problemas para tener hijos posteriormente. No se han realizado estudios importantes que midan estos problemas y una prueba que prevenga la posibilidad de cáncer no podría ser mejor.
“¿Mucha gente usa la palabra superior para indicar que provoca más cáncer. Pero por otro lado, detecta más cosas que no son cáncer?”, comentó Debbie Saslow, directora de la Sociedad de Cáncer de Mama y Ginecológico.
La revisión evidencia que hay escasos casos de cáncer uterino en mujeres menores de 21 años y dice que los exámenes por debajo de esa edad podrían ser riesgosos. Asimismo indica que las pruebas pueden suspenderse a la edad de 65 años si las mujeres han tenido suficientes exámenes en el pasado y de otra manera no hay alto riesgo.
La revisión fue publicada el lunes en la revista Annals of Internal Medicine (Anales de Medicina Interna) .
La misma publicación había difundido un estudio sobre los exámenes de otro tipo de cáncer en las mujeres, el cáncer de mama. Esa investigación respalda que hay que tener mamografías dejando un año y no anualmente. Conforme pasa el tiempo hay más falsas alarmas con los exámenes anuales y las pruebas cada dos años no aumentan el riesgo de que se detecten casos de cáncer avanzados, informaron investigadores.
El asunto de las pruebas de cáncer de mama se convirtió en un tema polémico desde el 2009, cuando una comisión especial del gobierno dijo que las mujeres con un riesgo promedio de padecer el mal no necesitaban mamografías hasta la edad de 50 años y a partir de esa edad, dejando un año hasta los 74 años. La sociedad contra el cáncer y otros grupos siguen recomendando que las pruebas anuales se realicen a partir de los 40 años.
El estudio financiado por el gobierno federal ofrece un panorama real sobre los inconvenientes de la revisión —las preocupaciones, gastos y riesgos médicos de las biopsias y otros estudios que a final de cuentas resultan innecesarios. Se percibió como una falsa alarma en varios intervalos de las revisiones para cerca de 170 mil mujeres cuyas edades oscilan entre los 40 y los 59 años en entornos comunitarios normales, más casi cuatro mil 500 mujeres más con cáncer invasivo de seno.
Aproximadamente el 61 por ciento de las mujeres que se realizó una mamografía anual durante 10 años se someterá al menos una vez a revisiones adicionales que no mostrarán evidencia de cáncer de seno, indica el estudio.
Las revisiones cada dos años reduce el índice de esta falsa alarma en un 42 por ciento sin que se descubra un alto riesgo de cáncer en una etapa terminal. Y un consejo para las mujeres: Si cambia de lugar al que acude a realizarse las mamografías, lleve consigo su resultado más actual o pida a su médico que lo envíe con el fin de que sea comparado con el nuevo y reduzca en un 50 por ciento la posibilidad de una falsa alarma.
Las mujeres que empezaron a realizarse las mamografías entre los 40 y los 49 años, en comparación de las que lo hicieron entre los 50 y 59 años presentaron mayores riesgos de recibir una falsa alarma tan solo porque fueron sometidas a un mayor número de revisiones —y no porque la mamografía sea menos exacta en ese grupo de edad.
Las falsas alarmas “forman parte del precio que una paga por una detección temprana” , dijo Rebecca Hubbard, quien estuvo al frente de la investigación del Group Health Research Institute, parte de un sistema de atención médica administrado en Seattle. Las mujeres necesitaban saber qué tan comunes eran, y “en caso de que les suceda a ellas sentirán menos ansiedad” , dijo.
El médico Robert Smith, director de la unidad de revisión de la sociedad contra el cáncer, dijo que el estudio debería contar con intervalos claramente definidos —consideró que una revisión anual tiene un intervalo de nueve a 18 meses y una bienal de 19 a 30 meses.
“Un falso positivo suele discutirse como si se tratara de un evento catastrófico. Para la gran mayoría de las mujeres, no lo es”, y la encuesta indica que las mujeres prefieren tomar ese riesgo a cambio de detectar el cáncer en una etapa inicial, dijo.