Un estudio realizado en 2017 por científicos del Instituto de Investigación de Messerli, de la Universidad de Viena encontró que los perros domésticos muestran una forma limitada de aversión a la desigualdad, respondiendo a la recompensa.
Se había propuesto que esta forma primitiva de aversión era debido a la falta de equidad durante la domesticación.
Sin embargo, alternativamente, los lobos sí cooperan entre sí. Sin embargo, son tan reacios a la desigualdad como los perros domésticos.
El estudio halló que ambos eran reacios a la desigualdad si se recompensaba a su compañero, pero no a ellos por la misma acción.
A la vez, se sabe que los lobos tienden a reconciliarse luego de que se pelean entre ellos, sin embargo los perros no olvidan.
Quizá en esto tenga que ver la domesticación, ya los perro viven en un entorno humano, mientras los lobos viven en manadas, afirma el estudio.
Para la manada de lobos la resolución de conflictos es importante para la supervivencia.