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En un estudio con niños de entre uno y seis años, investigadores canadienses llegaron hace unos cuatro años a la sorprendente conclusión de que el consumo de leche descremada puede aumentar en el riesgo de sobrepeso y que por eso deberían beber leche entera.
Sin embargo, los mismos autores limitaron la validez de su estudio, sobre todo en lo que respecta a la relación causa-efecto entre el contenido graso de la leche y el índice de masa corporal de los pequeños.
La base de datos es en general escasa. En 2014, el Instituto Max Rubner de Alemania, que como ente gubernamental de investigación en nutrición y alimentos se ocupa de la alimentación saludable, analizó la leche y lácteos derivados como el queso y el yogur e intentó determinar si es más saludable la leche entera o la descremada.
La respuesta fue desalentadora: no fue posible hacer una evaluación debido a que el número de estudios correspondientes era demasiado escaso.
Los números revelan algunos datos: la leche entera tiene más del doble de grasa que la descremada, en promedio 3.57 gramos en comparación con 1.6 gramos cada 100 gramos. Algo poco sorprendente, porque estos porcentajes se pueden leer en el envase.
Además, de acuerdo con la Sociedad Alemana de Nutrición, la leche entera aporta más calorías. En cuanto al contenido de proteínas, lactosa y calcio, los valores son similares.
Es interesante lo que respecta a las vitaminas: en este caso, el mayor tenor graso de la leche entera es una ventaja, ya que las vitaminas A, D, E y K son liposolubles, por lo cual su contenido es considerablemente mayor en comparación con la descremada.
“Esa es en realidad la única diferencia considerable entre los dos tipos de leche”, comenta el experto en nutrición Malte Rubach.
Los productores de leche suizos nucleados bajo Swiss Milk subrayan que no tiene sentido “apostar solo a los productos reducidos en grasas”, ya que la grasa es también un importante portador de sabor. En otras palabras: apuntan a que por eso la leche entera sabe mejor.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, uno podría también preguntarse qué pasa con la grasa que se le quita a la leche descremada. Si se la desecha, este podría ser un argumento a favor de la leche entera. Pero Malte Rubach despeja estos temores: “La grasa que se quita a la leche suele ser usada para hacer mantequilla”. Es decir que nada se desperdicia.
Por otro lado, tiene un buen motivo para elegir la leche descremada a la hora de ir al supermercado: “Por supuesto, para las personas con sobrepeso o un grado alto de grasas en sangre, esas calorías de más (de la leche entera) son innecesarias”.
En general, la gente que lleva un estilo de vida saludable prefiere la leche descremada, según escribe el Instituto Max-Rubner en su análisis. Esto dificulta por otro lado la comparación objetiva del efecto en la salud de los dos tipos de leche.
¿Entonces, cuál es mejor? Para el experto en alimentación Rubach, esta no es una pregunta que uno debería hacerse en tanto se alimente de forma equilibrada. “No se debería consumir un litro de leche por día, sino más bien un pequeño vaso. De esa forma, no se corre el riesgo de absorber pocas vitaminas o demasiadas calorías, ni en el caso de la leche descremada, ni en el caso de la entera”.