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Se basan en los testimonios de tres pastorcitos: Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto quienes afirmaron haber presenciado varias apariciones marianas en la Cova da Iria, Fátima, en Portugal. Hubo seis apariciones entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917.
El 13 de mayo, les pidió que regresaran el 13 de cada mes; 13 de junio, anuncio que Jacinta y Francisco dejarían la tierra pronto; 13 de julio, comparte con ellos el llamado; 19 de agosto, la aparición no se pudo dar el 13; el 19 de septiembre, invita a presenciar un milagro, y el 19 de octubre es la última aparición, donde ocurre “El milagro del Sol”.
Los tres secretos de Fátima
Los dos primeros fueron revelados en agosto de 1941. El primero describía una terrorífica visión del infierno. En esa aparición la Virgen prometió llevarlos al Cielo.
El segundo es interpretado como una predicción del final de la Primera Guerra Mundial y de que la Segunda Guerra Mundial comenzaría con el papado del papa Pío XI. “La guerra se va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor”, fueron las palabras de la Virgen. A la vez, también habló de la consagración de Rusia.
Las imágenes del tercer secreto de la Virgen Fátima
Lucía Dos Santos guardó el tercer secreto en un sobre que entregó al Vaticano en 1957. En mayo del año 2000 fue hecho publico por el papa Juan Pablo II.
El tercer secreto describía un ángel con una espada de fuego en la mano izquierda pidiendo penitencia con una fuerte voz. Y al Papa con varios clérigos escalando una montaña y siendo matados después por las balas y flechas de soldados.
Bajo los dos brazos de la cruz estaban dos ángeles. Cada uno con una jarra de cristal en las manos, recogiendo en ellos la sangre de los mártires.
Los acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del secreto de la Virgen de Fátima parecen pertenecer al pasado, indicó en un documento el entonces cardenal Joseph Ratzinger, antes de ser papa (Benedicto XVI). Dichas imágenes pueden servir para comprender y vivir mejor el evangelio, expresó en aquel entonces.
- El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios se relaciona con el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que corresponde al mundo.
- La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, es el hombre mismo que ha preparado con sus inventos la espada de fuego.
- La fuerza que se opone al poder de destrucción: el poder de la Madre de Dios y la penitencia proveniente de él. Subraya la importancia de la libertad del hombre y su decisión sobre el futuro ya que puede movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien.
- Las personas humanas aparecen como en un espejo, pero de manera confusa.
- El lugar aparece descrito con tres símbolos: una montaña escarpada, una ciudad en medio de ruinas y una gran cruz con troncos rústicos. La montaña y la ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: subida hacia lo alto, lugar de creatividad y convivencia, pero al mismo tiempo el hombre que destruye su propio trabajo. La ciudad puede ser el lugar de comunión y progreso, pero también un lugar de peligro y amenaza extrema.
- Sobre la montaña que está la cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación, es signo de misericordia, de la historia y promesa de la misma.
- El obispo vestido de blanco, otros obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y hombres y mujeres de todas clases y estratos sociales. El Papa parece que precede a los otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que le rodean. En su camino pasa por los cuerpos de los muertos. Es la descripción de un vía crucis, camino en tiempo de violencia, destrucciones y persecuciones.
- “Mi Corazón Inmaculado triunfará”. ¿Qué significa esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma.
¿Cómo practicar la devoción de los 5 primeros sábados a la Virgen de Fátima?
Cada primer sábado de mes es necesario confesarse (ese mismo día o unos días antes), comulgar, rezar el rosario completo y hacerle compañía a la Virgen María, al menos 15 minutos, meditando los misterios del rosario.
La promesa de la Virgen María es asistirle a la persona en la hora de su muerte con las gracias necesarias para que pueda salvarse -no morir en pecado mortal-.
Santo Tomás de Aquino decía que el sábado siguiente al Viernes Santo la única persona que permaneció firme en fe fue María y por eso la iglesia la honra ese día.
Fuentes: Aciprensa.com, BBC y el documento El mensaje de Fátima de Joseph Ratzinger, publicado en vatican.va