Cada dieta debe ajustarse a las necesidades de cada persona, ya que cada cuerpo funciona de diferente forma y esto también dependerá de nuestro estilo de vida y algunos hábitos como la actividad física o, por el contrario, el sedentarismo.
Aunque existe el mito de que la grasa no es saludable y que debemos eliminarla de nuestra dieta, esta también debe estar presente en nuestros alimentos, pues se trata de un aporte energético para nuestro organismo y debe ser consumida según las necesidades que tengamos, dice Lilian Javier, nutricionista.
Para hablar de grasas, debemos conocer el colesterol
Según el tipo de grasa que consumamos, así podremos subir o bajar los niveles de colesterol bueno y malo. Pero ¿qué es el colesterol? Se trata de una sustancia presente en todas las células de nuestro organismo y tiene la función de contribuir a la producción de hormonas, vitamina D y bilis. Comúnmente se conoce que existen dos tipos: Lipoproteína de Baja Densidad (LDL) y Lipoproteína de Alta Densidad (HDL).
Al hablar de LDL, nos referimos al colesterol malo, el cual es de baja densidad y puede provocar enfermedades arteriales, pues se pega en las paredes vasculares y se acumula en forma de placas en las arterias, dando lugar al aumento de la presión sanguínea y, como consecuencia, la hipertensión en el paciente, explica Edson Camey, médico de la Unidad de Diagnóstico Cardiológico.
En cuanto al HDL, colesterol bueno, se encarga de separar el colesterol de la sangre y de devolverlo al hígado. Camey agrega que, en los niveles adecuados, ayuda a prevenir el riesgo de padecer de presión arterial alta.
Consumo de grasa
En nuestra dieta, es necesario incluir el consumo de grasas saludables, especialmente si se encuentra en la etapa de crecimiento, en un período de reproducción o realiza actividades físicas. ‘En la niñez, estas sirven como un aporte energético para el crecimiento; en la reproducción, forman parte de las hormonas de toda persona adulta; y, en personas que realizan ejercicio, es necesaria para gastarla en la actividad física’, explica Javier.
Cabe recordar que cada persona debe de consumirla según sus necesidades, ya que, si no se gasta, se almacena en el cuerpo en forma de grasa y podría dar lugar al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
‘Aunque se tenga sobrepeso, el consumo de grasa es importante para el balance metabólico del cuerpo, la energía, la creación de hormonas y la elasticidad de la piel. Esta debe ser consumida con moderación’, explica Javier.
Grasas buenas y malas
En relación con las grasas buenas y malas, dice Javier, ambas deben consumirse con moderación. Las malas, es decir, el LDL, son las grasas saturadas y estas son de origen animal como los lácteos y la carne de cerdo, agrega la nutricionista.
En cuanto a las grasas buenas, HDL, las podemos encontrar en los alimentos de origen vegetal como el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos como las almendras y el pescado magro. Recuerde que esta también debe ser consumida con moderación; de lo contrario, contribuyen a la formación de triglicéridos, que es la presencia de grasa en la sangre y que da lugar a enfermedades como las arterias coronarias.
Según la OMS, ‘la ingesta de grasas saturadas debería representar menos del 10% de la ingesta calórica total, y la ingesta de grasas trans, menos del 1%’.
Javier invita a tener cuidado con el consumo de las grasas sólidas, es decir, la margarina, la mantequilla y la crema; y recuerda que hay grasas que ya están presentes en los alimentos para que las tomemos en cuenta dentro de los porcentajes de ingesta calórica que consumimos.
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