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El fruto del aguacatero (Persea americana) considerado como el nuevo “oro verde”, presenta una textura cremosa, verdosa o amarillo pálido, con un sabor avellanado y al que se le atribuyen “justa o injustamente” propiedades afrodisiacas.
Su nombre deriva del azteca “ahuacatl” que significa “testículo” por la forma que presenta cuando está aún en el árbol. Los aztecas ya le atribuían características especiales, considerándolo como un excelente potenciador sexual. Con la llegada de los españoles el aguacate paso a ser conocido como “pera de la Indias”, sin duda mucho menos sugestivo. Pero ¿seguía siendo afrodisiaco?
Comemos más fruta y hortalizas que nunca
Sea o no por las propiedades afrodisiacas, su consumo ha aumentado entre la población española. En general, el consumo de frutas y hortalizas ha subido en el último año un 11% respecto a años anteriores con valores que rondan los 190 kilos por persona. Datos avalados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que confirma este incremento de unos 20 kilos por persona y año en el último año.
Entre las frutas, las más consumidas en los hogares españoles siguen siendo las naranjas con 724 millones de kilos, un 6% más que el año anterior, seguidas por el plátano con 590 millones de kilos (+13%), la manzana con 468 millones de kilos (+16%) y la sandía con 437 millones de kilos (+17%).
Sin embargo, aunque no lidera el ranking de las frutas más consumidas, destacamos al aguacate, con una producción que roza los 100 millones de kilos en el 2020, siendo la producción en 2019 de unos 94 millones, en 2018 de 74 millones y en 2017 rondaba los 55 millones de kilos. Los datos lo avalan como uno de los cultivos con una mayor proyección en España, siendo el segundo mayor proveedor con destino a la UE con un 14% del volumen por detrás de los Países Bajos.
Uno de los alimentos más completos
Ya lo decía el poeta Juvenal en sus sátiras: “Orandum est ut sit mens sana in corpore sano”. ¿Pero cuáles son las virtudes que le proporciona a ese “corpore” la ingesta del aguacate?
Un análisis bioquímico de su composición lo presenta como uno de los alimentos más completos. Para empezar porque cuenta con una elevada cantidad de grasas monoinsaturadas (hasta un 23% de su peso) que nos protegen frente a problemas cardiovasculares normalizando el colesterol total, reduciendo el LDL o “colesterol malo” y aumentando el HDL o “colesterol bueno”, con una alta capacidad de controlar los valores de la presión arterial.
Además, es la fuente del 70% de los aminoácidos que necesitamos. Presenta un alto contenido en fibra, la cual ayuda como saciante, evita el estreñimiento y regula los niveles de glucosa en sangre.
En cuanto a las vitaminas, encontramos vitaminas A, B, C, D, E, y K, lo que lo hace un excelente antioxidante con alta capacidad astringente. Por otra parte, presenta un alto contenido en minerales (potasio, calcio, magnesio, fósforo, hierro, cobre y zinc). Destaca la capacidad de favorecer la absorción de calcio por su elevado contenido en vitamina D, disminuyendo de este modo la descalcificación de los huesos.
Un estudio realizado en la Universidad de Yale alababa las virtudes de esta fruta por la alta presencia de ácido graso monoinsaturado. Se parece bastante a la que presenta el aceite oleico (el del AOVE), y podría ayudar a combatir los efectos originados por enfermedades como la esclerosis múltiple.
De hecho, en el estudio, los pacientes con esclerosis presentaban valores más bajos de lo habitual de estos ácidos graso. Aquellos pacientes que consumían alimentos ricos en ácido oleico presentaban un mejor pronóstico. Los propios autores subrayan que se necesitan más estudios similares para corroborar sus hipótesis.
Parece indiscutible que, por su composición bioquímica, el aguacate destaca como un alimento que contribuye a una mejora de nuestro “corpore” y a una” mens sana“. Por tanto, directa o indirectamente, nos ayuda en todos los aspectos vitales, incluidos aquellos que nos hacen considerarlo como afrodisíaco.
Antonio Viñuela Sánchez, Prof Contratado Doctor., Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.