Si pretendemos estudiar a la vez que estamos mirando el móvil, estamos cambiando de tarea. Es decir, nuestro cerebro dedica unos segundos a una tarea, y después a la otra, y así sucesivamente. Esta alternancia continuada de la atención conlleva un aumento de la producción de cortisol, que es la hormona que genera estrés.
Entendiendo que nuestro cerebro no es multitarea, ¿de qué manera podemos centrar la atención? Este es uno de los grandes retos de la educación y de los padres.
1. Planificar
En primer lugar, debemos enseñar a los niños a planificar. Entendemos por ello que el niño sepa realizar un plan de lo que tiene que hacer. Para eso podemos utilizar organizadores de la tarea en los que cada semana nuestros hijos vayan organizando qué actividades tienen que hacer, sobre qué asignaturas, qué material necesitan, qué actividad hay que entregar antes, etc. De esta manera, su atención se centrará en la actividad que vayan a realizar cada día.
2. Revisar
Asimismo, es importante recordar a los niños que revisen el estado de sus tareas cada poco tiempo. De esta manera evitamos la dispersión y focalizamos la atención en lo que tenemos que hacer y durante cuánto tiempo.
3. Agrupar
Debemos tratar de agrupar aquellas actividades que sean similares. Dado que pasamos de una tarea a otra, es importante que estas se parezcan. Así podemos evitar el bloqueo mental que supone cambiar rápidamente de tarea.
4. Buscar un lugar de trabajo
En casa es vital que los niños tengan un lugar donde trabajar. Sería interesante que ese lugar lo diseñemos con ellos. Una mesa amplia y, si es posible, de color blanco; luz natural; que no haya mucho ruido; que la estancia esté limpia de distracciones (móviles, juguetes, fotos…) y que tenga ventilación. El lugar donde trabajamos es fundamental para potenciar la atención. El ambiente enseña por sí mismo.
5. Eliminar distracciones
En esta línea, es importante que nos esforcemos en eliminar las distracciones. Para ello debemos trabajar con nuestros hijos las funciones ejecutivas. Debemos centrarnos en la atención ejecutiva, ese tipo de atención con voluntad que requiere concentración y tiempo.
Trabajar con ellos el control inhibitorio es importante, es decir, tratar de evitar las respuestas automatizadas, enseñarles a pensar antes de contestar, así como la flexibilidad cognitiva, es decir, mostrar capacidad para adaptarse a los cambios.
El trabajo con este tipo de habilidades también desarrolla la corteza prefrontal del cerebro, zona que se encarga de la voluntad, el autocontrol, la planificación, fundamentales para activar la atención de los niños. Existen muchos juegos para trabajar dichas habilidades, por ejemplo el Dobble, Color Smash, Caperucita Roja, etc.
6. Explicar su trabajo
Es importante trabajar con los niños y dedicar tiempo a que expliquen su trabajo. Deben aprender a reflexionar sobre lo que han hecho y a comprobar si han conseguido el objetivo que buscaban.
7. Tiempo de juego
Para que aprendan a centrar la atención, cada día decidiremos de manera consensuada un juego y un tiempo. Ya sea de manera individual o con nosotros, el tiempo que hayamos decidido se dedicará solo y exclusivamente al juego que hemos seleccionado. No habrá distracciones de ningún tipo. Es necesario no tanto trabajar la multitarea, si no aprender a centrar la atención 5 o 10 minutos al día en una actividad.
Es significativo que, sabiendo que la atención nace del asombro, no paremos de estimular a los niños. Debemos dejar que sean ellos los que se acerquen al conocimiento, que busquen estímulos que les atraigan y los seleccionen por encima de otros. Para ello también es importante trabajar el juego desestructurado.
Los niños pequeños se cansan de la muñeca que no para de repetir la misma frase una y otra vez. A veces prefieren las construcciones, en las que cada vez surge un nuevo juego.
8. Contacto con la naturaleza
También es importante el contacto con la naturaleza. Una escapada en familia al campo, a un bosque, detenernos a escuchar cómo baja el agua del río, el color de las hojas, plantearnos pequeños retos, buscar tres colores de hojas diferentes, encontrar palos o nubes con formas distintas… Estas actividades enseñan a focalizar la atención, a parar y fijar la atención en aspectos concretos.
9. Dar ejemplo
No podemos dar la espalda a la sociedad en la que vivimos, una sociedad de prisas, de la multitarea, de internet. La preocupación de los padres por internet y su uso es mayoritario. La mejor manera de educar en línea es primero prepararlos sin estar conectados. Para ello hay que enseñarles a escuchar, a tener capacidad crítica, a seleccionar estímulos significativos.
También debemos ser ejemplo. No podemos pedirle a un niño que dedique menos tiempo a la tableta cuando nosotros no paramos de usarla.
10. Recreos para el cerebro
Debemos enseñarles a entender que sus periodos de atención duran un tiempo. Por ejemplo, para niños de Primaria son de, aproximadamente, 15-20 minutos. De manera que todo lo que exceda ese tiempo no será atendido. Por este motivo, es bueno aprender a hacer recreos para el cerebro. Estos parones disminuyen el estrés y aumentan la concentración.
También es importante conocer el nivel de dificultad que requiere la tarea que deben hacer. Tenemos que captar su atención y si la tarea es muy difícil, el niño no se conecta (lo ve imposible). Por el contrario, si la tarea es muy fácil, resulta aburrida y tampoco capta la atención del niño.
Con estas claves conseguiremos que los pequeños sean capaces de centrar la atención. Es importante que lo trabajemos de manera continuada para conseguir convertirlo en hábito y para que su cerebro trabaje de forma ordenada.
Maria de Hontanares López Águeda, Profesora en el Máster de Neuropsicología y Educación, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.