Muchas personas me preguntan si aumentarán de peso por la resistencia a la insulina, pero no es la hormona en sí misma la que origina el problema.
La causa es que el cuerpo no está utilizando correctamente el azúcar en sangre, no lo quema. Es un círculo vicioso: si tiene obesidad, aumenta el riesgo de padecer resistencia a la insulina.
¿En qué perjudica? Los niveles no son tan altos para llevarle a una diabetes, pero sí a una prediabetes. Un signo muy común es el oscurecimiento de axilas, cuello y entrepierna, que se llama acantosis nigricans. Aparte, puede desarrollar el riesgo de retinopatía diabética.
Es un mito que a las personas con resistencia a la insulina se les dificulta la pérdida de peso, porque uno de los factores principales contra el sobrepeso, la obesidad, el síndrome de ovario poliquístico, el hígado graso o la hipertensión, es precisamente bajar de peso.
Dentro de los factores de riesgo para presentar resistencia a la insulina están los modificables y no modificables. Entre ellos podemos mencionar: edad mayor de 45 años, síndrome de ovario poliquístico; inactividad física, que es modificable; una alimentación alta en harinas refinadas, azúcares y grasas. Aparte de eso, un historial genético de diabetes gestacional.
Los antecedentes familiares de diabetes, una condición actual de presión arterial, colesterol alto e historial de isquemia cerebral o infarto, son elementos a tener en cuenta.
La solución siempre será mantener un peso saludable, con una buena alimentación: tres porciones de frutas al día, tres de vegetales, dos de cereales y tres de proteínas. La regla básica es sostener una alimentación antiinflamatoria.
Enfermedad silenciosa
Dra. Acosta Then es endoscopista bariátrica, directora de la Clínica de Obesidad y Especialidades Salutte Clinic, en Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Instagram @dra.acostathen
Se calcula que en Estados Unidos hay 30 millones de personas con diabetes, según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), Aproximadamente, uno de cada cuatro enfermos no lo sabe aún.