“Cada hijo tiene sus propias características y necesidades, porque con cada uno nace una versión de nosotros como padres, encontrar este justo equilibrio entre capacitar, guiar y acompañar mientras vamos estimulando la independencia puede ser un verdadero reto”, comenta la especialista.
Este tema es complicado y en especial en la época que se vive de la pandemia, dice Cecilia Orozco, educadora especial y licenciada en piscología y especialización en neurodesarrollo. La especialista comenta que los padres quieren que los pequeños estén bien y no les suceda nada y eso aumenta la ansiedad y en ocasiones se toman decisiones que no son beneficiosas que limitan la independencia y responsabilidades de los menores.
“La sobreprotección es considerada un maltrato porque crea ansiedad, los niños crecen con dificultades por no saber cómo actuar y haciendo únicamente lo que dicen sus padres. Es un problema que se presentará a lo largo de la vida al crecer con miedo y en la edad adulta será complicado lograr la independencia, expresa Orozco.
Herrera agrega que terminamos muchas veces haciendo más por ellos de lo que en realidad necesitan. “Sobreproteger va más allá de hacer unas pequeñas cosas por nuestros hijos, incluye también una dinámica que parece invisible, un acuerdo que vamos tejiendo con ellos que dice en letras pequeñas –no puedes hacerlo sin mí- es muy fuerte leerlo, y aún más aceptarlo, pues ninguno tenemos hijos pensando en que queremos hacerles daño o entorpecer su adaptación a la vida y la sociedad. De hecho, muchísimas de las decisiones que tomamos en este camino es en nombre del amor”, explica la experta.
Los padres o tutores se escudan en frases como “lo hago porque puedo apoyarlo”, “necesita que yo esté con él, si no lo ayudo no logrará hacerlo”, “”lo amo tanto que quiero facilitarle todo lo que esté a mi alcance”, “a mí no me cuesta nada hacerlo por él”, vemos como en cada una está sobrepuesto el interés del adulto y dejamos por un lado el papel del niño, dice Herrera.
¿Cómo afecta la sobreprotección?
Los expertos aseguran que esto hace que se instalen inseguridades y que se sienta constantemente que no se cumple con las expectativas de los otros.
De esta manera existen un esfuerzo por complacer a los demás y dejan por un lado sus necesidades afectivas. “Quedan siempre con una sensación de ser insuficientemente buenos para ser amados, aceptados, valorados, tomados en cuenta”, agrega Herrera.
La especialista en disciplina también comenta que podrían crecer dándose por vencidos con facilidad o no intentar cambios porque saben que siempre tendrán a alguien que lo haga por ellos y tendrán la ley del mínimo esfuerzo. “Una actitud conformista tiene implicaciones importantes, pues llegan a un mundo que requiere participación y proactividad”, agrega.
Guiarlos a la independencia
En el momento del nacimiento de un nuevo ser comienza también su aprendizaje.
Desde sus primeras horas de vida es posible empezar a explicarle al niño qué pasa y contarle paso a paso las diferentes actividades del día.
Los conocedores comentan que el día que el niño pida con sus actitudes o voz que quiere hacer algo es momento de enseñarle porque significa que quiere aprender a valerse por si mismo, por ejemplo, en sus primeros meses podría querer vestirse. Sea paciente en esta etapa y aunque tome el doble del tiempo, con la práctica aprenderá a hacerlo correctamente.
Esther de Asturias, directora Liceo Secretarial Bilingüe comenta que en la cuerentena, los adultos a cargo siguen siendo los guías y es tiempo para practicar esa independencia para que cumplan con una rutina. Aunque estén en cas es recomendable mantener un horario diario, bañarse y arreglarse, ser responsables de su espacio, de preferencia tener responsabilidades dentro de casa según su edad y llevar un horario que incluya estudios, hacer tareas, pero también tiempo libre para compartir en familia y en cuestiones que disfruten.
No se trata de tener un horario rígido sino de acomodar el tiempo con descanso suficientes y objetivos cumplidos.
Herrera hace énfasis en que el camino hacia relaciones más sanas viene de la mano de la consciencia del adulto a cargo, que puede reconocer que haciendo trabajo personal, notando como su propia historia tiene un impacto en su relación con los otros y por supuesto con sus hijos. “Mientras más sane el adulto sus relaciones, en mejor condición de salud emocional y mental estará para criar y educar a sus hijos”, concluye.
El camino a ser autónomo
Nissely Herrera, maestra, psicóloga y con certificación por la Asociación de Disciplina Positiva y fundadora de Viviendo en Disciplina Positiva explica cinco puntos esenciales para encaminar a los hijos a la independencia.
- Reconocer y validar: los hijos en ocasiones experimentarán emociones con las que el adulto no se sentirá cómodo. Está bien que ellos aprendan a sentirse en libertad de expresar sus emociones que les permita ser ellos mismos y no ceder ante las expectativas de algunos padres de tener que ser niños felices siempre.
- Amar en libertad: querer amar siempre con estándares de perfección muchas veces aleja de las verdaderas necesidades emocionales de los hijos. No necesitan padres perfectos sino reales, es real que se equivoquen y también que se reconozca y se vuelva a intentar. Amarlos en libertad incluye también reconocer que ellos tienen una vida y un camino propio y lo mejor es prepararlos para ese camino.
- Capacitarlos: Todas las habilidades de vida necesitan práctica, constancia y paciencia, si ha sentido que su dinámica ha sido sobreproteger a sus hijos, siempre hay un camino de vuelta, replantee la manera en que quiere hacerlo ahora y use todos los momentos cotidianos para enseñar paso a paso para que cada vez desarrollen más independencia.
- Confíe en la capacidad natural de sus hijos para aprender y resolver, deles tiempo para intentarlo todas las veces que lo necesiten y valore sus esfuerzos en vez de buscar resultados perfectos.
- Intente todas las veces que sea necesario, ser buen padre o buena madre no implica que todo sea perfecto siempre, sino que pueda usar los errores como oportunidades de aprendizaje.
Compartimos además un video de 45 minutos para entender más el cerebro de los niños para su educación. Es dirigido por Álvaro Bilbao, doctor en psicología y neuropsicólogo.