Estudios y análisis explican los beneficios de la música, que podrían inspirar a relajarse, otras motivan a bailar y estar alegres, así como otras canciones podrían recordar un momento triste.
Susy Figueroa, la soprano y facilitadora de educación emocional a través del canto y magister en musicoterapia comparte que la música es parte de su vida, “espiritualmente cuando escucho algunas canciones y/o las interpreto siento que puedo tener un contacto más fuerte. Poner música me ayuda a relajarme, se convierte en un medio de catarsis, algunas veces no encuentro las palabras precisas para expresar lo que siento, o no sé como formularlo de la forma más adecuada, y de repente escucho una canción que dice exactamente lo que siento, o encuentro en alguna canción la esperanza que requiero en ese momento”, expresa.
Pero, la música también se ha convertido en parte importante de sanación. Mariayin Quevedo, psicóloga y magister en musicoterapia, explica que junto a Julio Méndez, psicólogo y músico con una maestría en musicoterapia formaron el grupo Musicoterapia Guatemala para dar a conocer más del tema y trabajar un enfoque psicosocial y comunitario a favor de las mujeres, la niñez, adolescencia y en el marco de prevención de la violencia.
Méndez comparte que la musicoterapia es un proceso sistemático de intervención que utiliza experiencias musicales a nivel individual y grupal para la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y el empoderamiento de niños, adolescentes y adultos que padecen afecciones físicas, mentales y emocionales.
“Como lo dice la definición, la musicoterapia no es una experiencia aislada, sino que es un proceso con diferentes etapas y requiere de un objetivo terapéutico que parte desde las necesidades de cada persona. En musicoterapia no existen recetas musicales ni playlists para “sanar” problemáticas, sino que se requiere de una valoración de la historia musical y clínica del paciente para desarrollar un plan terapéutico adecuado”, agrega Méndez.
El vínculo terapéutico que se establece en cada sesión es a través de las experiencias musicales llamadas “métodos” (improvisación, trabajo con canciones, composición y escucha). Estas vivencias musicales permiten crear canales de comunicación, desarrollar el autoconocimiento, promover la socialización, rehabilitar funciones afectadas, potencializar los recursos individuales y colectivos, estimular procesos cognitivos (percepción, atención, concentración, memoria, imaginación, creatividad, pensamiento, lenguaje) y ayudar al aprendizaje.
De igual manera Figuera explica que la musicoterapia tiene parámetros científicos en cuanto a la investigación, práctica y entrenamiento clínico. Una investigación publicada sobre el aporte neurocientífico del arte hace énfasis que para la percepción musical es necesaria la interacción de la actividad en ambos lados del cerebro.
En el lado derecho se ubican los centros de percepción del tono, ciertos aspectos de melodía, armonía, timbre y ritmo, y en el lado izquierdo se están produciendo los procesos de cambios rápidos de frecuencia e intensidad, tanto en la música como en la palabra. La adaptación del cerebro, es decir, la plasticidad cerebral puede surgir al escuchar o interpretar música.
Esto deja claro que solo escuchar música o hacerlo sin ningún fin terapéutico brinda un momento agradable, pero no se le llamaría musicoterapia en sí. Aunque sí tiene beneficios porque las piezas que tienen un ritmo lento o voz suave tienden a tranquilizar, las referencias con agua también tienen este efecto positivo.
A lo largo de la vida la música puede formar parte vital de los niños pues las canciones se pueden utilizar para que aprendan las tablas de multiplicar, las estaciones del año, entre otros contenidos.
Sin duda, cuando alguien pasa por un evento traumático o requiere de apoyo emocional, la musicoterapia será una gran aliada si llega a través de profesionales. Pero, en la rutina diaria también es posible disfrutar de la música cantando en familia para generar historias y fortalecer vínculos afectivos, encontrando canciones en sus relaciones afectivas con la pareja, así como al identificar canciones que les ayuden a liberar emociones, como cuando se canta y baila porque esto genera hormonas del bienestar.
Figueroa comenta que se recomienda música alegre para el despertar, en el trabajo resultan beneficiosas las melodías sin letras para no distraerse con los contenidos y antes de dormir también se sugiere escuchar temas que le gusten. Para ejercitarse busque música que le ayude a estar con el ritmo y el nivel de energía que requiere.
Un gran apoyo
Méndez explica que las personas llegan a la clínica con algún problema de tristeza, ansiedad, depresión y se trata por medio de un proceso de varias sesiones en las cuales se van implementando herramientas según sus necesidades, puede ser el dibujo, la pintura y uno de los medios principales es la música. “En alguna sesión podríamos no hablar sino hacer diálogos por medio de la música”, explica Méndez, como ejemplo de cómo esto va aplicándose en las terapias.
Quevedo ha tenido la experiencia de trabajar con mujeres víctimas de violencia que vivieron esta experiencia durante el conflicto armado. “Con ellas implementé algunos ejercicios a nivel coral y aunque no habláramos el mismo idioma, la música era un elemento importante para que ellas pudieran expresarse y fortalecer situaciones emocionales. Es ahí que descubrí el poder de la musicoterapia. Al cantar hay que respirar y esto es esencial, así como los movimientos corporales y fortalecer la voz, elementos que ayudan a expresarse”, agrega Quevedo.
También es posible hacer esto en grupos, regularmente con personas que llevan una secuencia de tratamiento y que se unen. Además se dan talleres vivenciales de unas horas para alguna empresa, orfanato u otro lugar, donde se da a conocer los beneficios de la musicoterapia, autocuidado e inteligencia emocional y cómo la música ayuda a expresar emociones, dice Méndez
Desde el embarazo
La canción de cuna es el primer canto musicoterapeuta registrado en la historia de la humanidad, explica la facilitadora musical y soprano Susy Figueroa. El tono de la voz de la madre más el contacto físico con los bebés ayuda en el proceso de desarrollo integral del niño. “A nivel cognitivo, físico y emocional. Los niños amados, los niños a quienes se les canta, tienden a tener mejores conexiones neurológicas. Y si las madres cantan durante el embarazo lo que hacen es que empiezan a generar un vínculo afectivo bello con sus hijos, y luego esas canciones que escucharon antes les generaran sensación de bienestar a los niños”, agrega.
Se habla del canto en el embarazo y hasta los seis años aproximadamente, pero la etapa más importante para las conexiones neuronales es desde el embarazo hasta los tres años.