Una semana después de esa experiencia, los bebés fueron sometidos a pruebas para determinar los lugares precisos del cerebro donde se producía mayor actividad.
Se constató que los infantes a los que se impulsó a participar en los juegos que implicaban música, mostraron una mayor actividad en las regiones del cerebro importantes para el aprendizaje del lenguaje.
El lenguaje, al igual que la música, tiene fuertes características rítmicas subrayan los investigadores. El ritmo de las sílabas ayuda a distinguir los sonidos y a comprender lo que dice una persona y es esa capacidad de identificar los diferentes sonidos lo que ayuda a los bebés a aprender a hablar.
“Nuestro estudio es el primero realizado en bebés que sugiere que el estar expuesto a ritmos musicales puede mejorar la capacidad de detectar los ritmos en el lenguaje”, explica Christina Zhao, investigadora en el Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro en la universidad del Estado de Washington
Zhao es la principal autora del este trabajo publicado en la revista de la Academia de las Ciencias de Estados Unidos.
“Para adquirir la capacidad de hablar, los bebés deben poder reconocer los tonos y los ritmos y tener la capacidad de anticiparse”, explicó la investigadora.
“Eso significa que una estimulación musical precoz puede tener efectos más amplios sobre las capacidades cognitivas”, agregó.