Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra en Pamplona y coordinador del estudio, analizó junto a otros expertos los efectos que producía en las féminas la dieta mediterránea (suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos) y comparó su salud con la de esas otras mujeres a las que se aconsejaba seguir una dieta baja en grasa, según el sitio abc.es
A las participantes, divididas en dos grupos de intervención, se les dio aceite de oliva virgen extra (un litro por semana para ellas y sus familias) o frutos secos (30 gramos por día: 15 gramos de nueces, 7.5 gramos de avellanas y 7.5 gramos de almendras).
Del 2003 al 2009 se siguió de cerca a 4 mil 282 mujeres con edades comprendidas entre 60 y 80 años y un alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Se les asignó al azar la dieta mediterránea a un total de mil 476, la dieta mediterránea suplementada con frutos secos, 1 mil 285 mujeres, o la dieta control de peso para reducir su ingesta dietética de grasa, 1 mil 391.
Las mujeres que siguen una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva extravirgen mostraron un riesgo de un 68 por ciento menos de riesgo de sufrir de cáncer de mama maligno que las que llevaron una dieta control.
Por su parte, las mujeres que siguen una dieta mediterránea suplementada con nueces mostraron una reducción del riesgo, no significativo, en comparación con las mujeres del grupo de control.
Los autores reconocen que su estudio tiene limitaciones. Por ejemplo, el cáncer de mama no era el objetivo primario del ensayo para el que fueron reclutadas las participantes, pues todas tenían menopausia y eran propensas a desarrollar enfermedades cardiovasculares. Además, se observó un número reducido de casos de cáncer. Por ello, los resultados necesitan ser confirmados con estudios posteriores.