Salud y Familia

La actividad física como alternativa para la desconexión digital

En nuestra sociedad, las adicciones digitales no son percibidas como algo peligroso. Sin embargo, se puede ser adicto en internet a muchas cosas: compras compulsivas, apuestas en línea e incluso a las redes sociales.

Las personas que hacen menos actividad física son más propensas a desarrollar adicciones relacionadas con el teléfono móvil y las redes sociales. 

(Foto Prensa Libre: EFE / Freepik)

Las personas que hacen menos actividad física son más propensas a desarrollar adicciones relacionadas con el teléfono móvil y las redes sociales. (Foto Prensa Libre: EFE / Freepik)

Trabajar; mantener el contacto con los amigos; acceder rápidamente a la información; hacer compras o entretenerse son algunos de los usos que le damos cada día a internet y a los dispositivos electrónicos. Sin embargo, en algunos casos el uso degenera en adicción.

Los especialistas de la United Brain Association, una entidad sin ánimo de lucro dedicada a recaudar fondos para la investigación sobre problemas y trastornos relacionados con el cerebro y la salud mental, explican que cuando nos ocurre algo bueno, nuestro cerebro libera unas sustancias que hacen que nos sintamos bien. Una de estas sustancias es la dopamina.

“El objetivo biológico de este proceso es asociar el evento positivo con un sentimiento placentero, motivándonos así a buscar dicho evento en el futuro. Esta reacción de placer-recompensa puede desencadenarse por una experiencia física positiva como comer, hacer ejercicio o tener relaciones sexuales. Pero también puede desencadenarse mediante mecanismo psicológicos más complejos como una interacción social o una interacción con dispositivos digitales”, apuntan.

“Con el tiempo, el cerebro construye conexiones que refuerzan la asociación entre un estímulo y sus efectos placenteros. En el caso de la adicción, estas conexiones se vuelven disfuncionales. El cerebro necesita cada vez más estímulo (una droga, una interacción en las redes sociales, etc.) para desencadenar la liberación de dopamina. Y cuando el estímulo falta, el adicto experimenta síntomas de abstinencia”, subrayan.

La abstinencia es la irritabilidad y el malestar que siente la persona adicta cuando no puede acceder al dispositivo o tecnología en cuestión. En este sentido, los facultativos del Hospital Clínic de Barcelona señalan que, igual que ocurre con otras adicciones, las personas adictas a internet presentan abstinencia, tolerancia y dificultades para mantener su vida habitual como las relaciones familiares, el rendimiento académico, los deportes o las actividades lúdicas con amigos.

“Las conductas adictivas en internet son un conjunto de adicciones, no una adicción única. Se puede ser adicto en internet a muchas cosas: compras compulsivas, apuestas online, incluso a la parte social”, comenta María Angustias Salmerón Ruiz, especialista de la Unidad de Pediatría y Adolescencia del Hospital Ruber Internacional de Madrid. “Cada una de estas conductas tiene un impacto diferente en la salud y un riesgo diferente. El problema actual es que, tanto en adultos como en la infancia y en la adolescencia, estamos viendo un incremento en la consulta", añade la pediatra.

“En nuestra sociedad, las adicciones digitales no son percibidas como algo peligroso”, señala Daniel Collado Mateo, profesor del Centro de Estudios del Deporte de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Collado es el investigador principal de un proyecto titulado “Evaluación de la actividad física para la minimización de las consecuencias de las adicciones digitales en personas adultas jóvenes”, financiado por la Dirección General de Ordenación del Juego del Ministerio de Consumo de España.

“Nuestros datos muestran que alrededor del 38% de los hombres y el 50% de las mujeres tienen un uso excesivo del smartphone. Para hacernos una idea de la relevancia de estos datos, podemos mencionar que, en un estudio publicado en 2017, el uso excesivo del smartphone en adultos españoles rondaba el 12.5% en personas con una media de edad similar a nuestros encuestados (unos 25 años)”, apunta.

Alrededor del 38% de los hombres y el 50% de las mujeres tienen un uso excesivo del smartphone. (Foto Prensa Libre: EFE / Freepik)

El investigador explica que las consecuencias de las adicciones digitales son muy variadas. “Es necesario matizar que no es lo mismo tener una adicción a las apuestas online que a las redes sociales o a los videojuegos, pues cada una tiene consecuencias diferentes. Pero, en términos generales, las adiciones digitales provocan problemas a numerosos niveles. Por un lado, a menudo afectan a la salud mental con problemas relacionados con la ansiedad, el insomnio o la depresión, así como con dificultades de atención y concentración.

También afectan a la esfera social, donde la adicción puede llevar a la ruptura y desaparición de relaciones sociales directas y reales. El mundo digital sustituye al mundo real y la comunicación virtual prevalece sobre la interacción cara a cara. Por otro lado, las adicciones digitales se han asociado en cierto modo con el sedentarismo, por lo que también pueden conllevar problemas relacionados con esta conducta, como mayor tendencia al sobrepeso o la obesidad y a otras enfermedades”, manifiesta.

El estudio llevado a cabo en la Universidad Rey Juan Carlos tiene como objetivo principal analizar la relación entre la actividad física y las adicciones digitales pero, además, toma en cuenta aspectos como la edad, el sexo y el nivel socioeducativo de los participantes.

En este sentido, sus datos muestran que las personas con menos edad son más propensas a tener adicciones a videojuegos y a redes sociales. Asimismo, los investigadores han encontrado que los hombres son más propensos a tener mayores niveles de adicción a videojuegos y apuestas online y las mujeres, a las redes sociales y al smartphone. Sin embargo, hasta el momento, no han hallado relaciones claras entre el nivel socioeconómico y las distintas adicciones digitales.

Los datos recogidos en este estudio indican que las personas que hacen menos actividad física son más propensas a desarrollar adicciones relacionadas con el teléfono móvil y las redes sociales. Una de las principales razones para explicarlo se basa en la relación entre actividad física y autoestima. “La autoestima es una variable fundamental para comprender las adicciones. Los datos de nuestro proyecto muestran que más actividad física se relaciona con más autoestima y más autoestima implica menos riesgo de adicción”, apunta Collado.

Por ello, la actividad física puede servir como prevención ante las adicciones digitales, pero también parece ser una estrategia efectiva para combatirlas si se ha caído en ellas. “Hay estudios previos que muestran que hacer actividad física durante entre 30 y 60 minutos tres o más veces a la semana durante más de ocho semanas consecutivas puede tanto ayudar a reducir el riesgo de desarrollar estas adicciones como a mejorar una vez que la persona sufre la adicción”, expresa el profesor.

En caso de padecer algún tipo de adicción digital, Collado recomienda acudir a un profesional de la psicología. “El ejercicio físico y la terapia psicológica son herramientas complementarias que podrán mejorar la autoestima, la calidad de vida, la satisfacción con la vida y reducir los niveles de ansiedad y depresión”, subraya. Todas estas variables influyen en la aparición y el desarrollo de adicciones digitales.

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