Salud y Familia

Humanizar a los animales, ¿la nueva tendencia?

Tratar a los animales como si fuera un humano e impedir que satisfaga sus necesidades biológicas es un error común que puede generar conductas inaceptables en su mascota.

En los últimos años es más común ver cómo las personas tratan como humanos a sus mascotas, especialmente a los perros. Les celebran el cumpleaños, los pasean en carruaje, los visten y tratan de interpretar sus emociones desde una perspectiva humana. Algunos estudios señalan que quienes hacen estas acciones podrían padecer algún trastorno psicológico.

Gabriela Portilla, especialista en el estudio de dinámicas entre humanos y perros y fundadora de Dog Sensitive, comenta que el antropomorfismo hace referencia a atribuir características o cualidades de humanos a los animales. Estas acciones son negativas y consideradas como maltrato cuando ignoran las necesidades inherentes de la especie canina y le dan atención como si se tratara de un niño pequeño. Es decir que se trata al animal como si fuera un bebé.

Entre las consecuencias se encuentra el alterar y distorsionar su lenguaje, impedir que desarrollen una vida de acuerdo con su especie y satisfacer sus exigencias, provocar niveles de estrés crónico, ansiedad, inseguridad y miedos, así como daños a su salud física y pérdida de su función zootécnica.

Vestir a su perro a diario cuando la ropa solo cumple una función más allá del adorno o decide pintarle las uñas, pasearlo en carruaje en lugar de que camine y pueda oler a otros animales, son actividades cuestionables que dañan la personalidad biológica del perro.

“No todas las comparaciones que se hacen entre animales y humanos es antropomorfismo. Tanto las personas como perros pertenecemos al reino animal, somos mamíferos y compartimos varias características. Generalizar este término ha hecho que seamos insensibles a sus necesidades psicológicas y sus estamos emocionales. Por ejemplo, cuando se cree que el can puede vivir todo el tiempo en el patio solo por ser perro y se ignora que necesita pertenecer a un grupo, convivir y ser parte de la familia”, expresa Portilla.

Causas del antropomorfismo

Según Raúl Valadez Azúa, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los trastornos psicológicos están entre las posibles alteraciones que puede sufrir una persona que trata a sus mascotas como sus hijos.

Cuando se le atribuyen acciones humanas a un can rompe con la interacción hombre-perro que se formó desde hace 20 mil años. Además, introducir a un animal a un esquema que no es parte de su esencia afecta su perspectiva y es incapaz de procrear porque no ve a los demás de su especie como sus pares.

El investigador señala que esta corriente, de humanizar a los perros, incrementó por el consumismo e individualismo y que es el resultado del aislamiento personal, la inseguridad y la cibercomunicación.

Rosario Barrios, entrenadora profesional de animales de Cooldog, opina que la humanización de las mascotas se da por querer sobreprotegerlos, como recompensa porque llenan un vacío emocional que, en su mayoría, estos son duelos no resueltos. Estas personas tienen el afán de comprender las emociones del animal, pero lo hacen de forma errónea porque pretenden encontrar un equivalente entre sus acciones y las del humano.

“Tener duelo no hace referencia solo a la muerte de una persona, cualquier pérdida causa este sentimiento. Mi experiencia me ha permitido ver que personas con problemas como infidelidad, violencia intrafamiliar o falta de atención por parte de su pareja o de sus padres acostumbran a humanizar a sus mascotas. Pero lo hacen porque los animales llenan ese vacío emocional que les causa dichas problemáticas”, comenta Barrios.

La profesional considera que son más las personas que humanizan a sus mascotas por sus deseos de cuidarlos bien y expresarles amor y cariño, pero la falta de información y educación hacia las necesidades de la especie los hacen sobreprotegerlos y omitir los requerimientos biológicos que deben dárseles.

¿Perros vs. Hijos?

El estudio de la UNAM anuncia que la relación entre perro y humano se hizo más estrecha cuando comenzaron a compartir actividades de cacería, el alimento y territorio. A partir de ese momento el hombre promovió la formación de animales dóciles, obedientes y serviles.

Actualmente es común escuchar que varias personas piensan no tener hijos y mejor adoptar una mascota o, también, considerarlas parte de su familia y llamarlas “perrhijos”. Por ejemplo, desde el año 2000, varios jóvenes mexicanos han preferido adoptar animales que tener hijos. Acción que ha disminuido el número de nacimientos en México, según reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Muchos consideran que no se puede comparar a una mascota con un hijo humano, ya que el amor de madre o padre es mayor que el que se le tiene un animal. Portilla concuerda en que los perros no son sustitutos de ellos, sin embargo, estos son seres que dependen de la familia humana al 100 por ciento, por lo que llegan a ser responsabilidad e hijos de otra especie.

La palabra hijo, de acuerdo con la profesional, engloba compromiso, amor, cuidado y responsabilidad. Quizá por eso muchos confunden en que las mascotas pueden sustituir a un hijo humano. “Perrhijo” hace referencia a que la persona trata a su animal con los cuatro puntos antes mencionados. Es decir que lo lleva al doctor, conoce sus necesidades de especie y se preocupa por cubrirlas, lo lleva a pasear y le permite desarrollar una vida sana como lo que es, perro, gato u otra especie.

Para Barrios lo ideal es diferenciar entre cuidarlo bien o humanizarlo, al punto de no cubrir sus necesidades como especie, porque “en Guatemala está creciendo la cultura de tener mascotas, pero

Prácticas comunes de humanización

Si se cuestiona cómo saber si las acciones que tiene con su perro equivalen al antropomorfismo, las profesionales comparten las acciones más comunes que las personas practican.

  • Vestirlo cuando el perro no lo necesita.
  • Pasearlo en carruaje, sin que el perro tenga alguna discapacidad o impedimento físico.
  • Cargarlos para evitar que tenga contacto con otros perros.
  • Interpretar sus estados emocionales o necesidades fisiológicas desde una perspectiva humana. Portilla argumenta que, aunque se comparten emociones y se sienten de forma similar que la de los perros, ellos no reflexionan e interpretan esas sensaciones del a misma forma que los humanos. Por ejemplo, una hembra no tiene hijos por placer, no se sentirá frustrada y tampoco “quedará traumada”, por no poder “realizarse” como madre.
  • Creer que el can le tendrá rencor o se vengará por dejarlo todo el día solo. Cuando sale a trabajar y al regresar a casa encuentra alguna travesura esta no fue porque el perro tomó represalias, sino que puede existir algún problema de ansiedad por separación o se siente aburrido y tiene mucha energía que gastar.
  • Bañarlo excesivamente (más de una vez al mes).
  • Ponerle perfumes o lociones que alteran su olor natural. Para los animales es importante conservar su olor natural porque es parte de su comunicación.
  • Celebrar los cumpleaños o hacerlos parte de eventos como bodas.

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ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.

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