Estos métodos están basados en diversas culturas pasadas, por ello se dice que la predicción es una tradición cultural milenaria. Debido a que los humanos han tratado de imaginar y predecir qué es lo que va a pasar, han creado oficios que, con ayuda de la naturaleza, cumplen esta función.
El horóscopo surge de la astrología, el estudio del movimiento de los astros, y pretende predecir el destino, el comportamiento y características de la persona. Busca entender las influencias de la posición de los planetas sobre cada signo zodiacal.
Es una práctica milenaria ya que la mayoría de las culturas alrededor del mundo han hecho teorías basadas en la observación y estudio del movimiento del sol, los planetas y las estrellas. Su origen se centra en el pueblo babilonio, quienes son considerados los primeros que aplicaron los mitos a las constelaciones y la astrología, describiendo los doce signos del zodiaco.
Luego continuaron los egipcios, quienes refinaron el sistema astrológico babilónico, pero, según la historia, fueron los griegos quienes mejor desarrollaron el sistema que alcanzó la forma moderna.
Signos zodiacales y fechas
Los griegos llamaron “horóscopo” a la relación entre los astros y el destino. También crearon la concepción del Zodiaco, ese conjunto de las 12 casas en las que el Sol puede pasar a lo largo del año. Cada casa, zona o signo recibió el nombre de las constelaciones que se habían descubierto en Mesopotamia: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Sagitario, Capricornio y Acuario.
“Por medio de la fecha de nacimiento y hora, el individuo se coloca en una de las 12 casas del Sol, que tiene asignado un nombre y está relacionado a la posición de los astros. Al analizar la posición, el astrólogo utiliza el pasado y presente de la persona para predecir el futuro. Lo cual solo es una interpretación y es a criterio del individuo aceptar y tomar las decisiones posteriores”, comentó Pepe Siekavizza, astrólogo y parapsicólogo, en una entrevista publicada en Prensa Libre en el 2020.
Aries: 21 de marzo al 19 de abril
Signo de fuego. Las personas nacidas en estas fechas tienen el poder de la iniciativa, la mayoría de las veces trata de ir un paso adelante. Se dejan llevar por el impulso y pasión.
Tauro: 20 de abril al 20 de mayo
Signo de tierra. Las personas suelen ser calmadas, centradas y leales. Controlan su paciencia y la mayoría de las veces logran poner en sintonía el cuerpo con la naturaleza.
Géminis: 21 de mayo al 20 de junio
Este signo se caracteriza por los cambios de personalidad. Incluso, se dice que hay dos tipos de géminis: uno más serio y otro más informal. Suele temerle al compromiso y cambian de opinión con facilidad.
Cáncer: 21 de junio al 22 de julio
Signo de agua. Se identifican por ser emocionales, dramáticos, empáticos y protegen sus emociones. También tienen el carácter fuerte, por lo que son especiales cuando se enojan.
Leo: 23 de julio al 22 de agosto
Se hacen notar cuando entran a un lugar y son egocentristas. Valoran el físico de las demás personas, inspiran confianza y generosidad.
Virgo: 23 de agosto al 22 de septiembre
Aunque siempre se manejan con agenda y rutina, le apuestan a la flexibilidad. Desean el perfeccionismo, no se les escapa ningún detalle y analizan mucho en el futuro, por lo que a veces no viven el presente.
Libra: 23 de septiembre al 22 de octubre
Son el signo más romántico del zodiaco. Se caracterizan por ser temerosos e indecisos, por no perder la cordura en público y reflexionar cada decisión que toman.
Escorpio: 23 de octubre al 21 de noviembre
Signo de agua. Los nacidos en estas fechas son personas intuitivas y con resistencia al cambio, pero suelen “renacer” cuando se lo proponen. También son intensos en el amor, trabajo y relaciones familiares.
Sagitario: 22 de noviembre al 21 de diciembre
Se considera el signo con más suerte. Les encanta la aventura y el emprendimiento, por lo que siempre están muy activos. Les gusta conocer a más personas y compartir anécdotas.
Capricornio: 22 de diciembre al 19 de enero
Suelen exigirse demasiado, lo que los hace adictos a las responsabilidades y estructuras. Tienen un carácter fuerte porque acostumbran a exigirle a los demás como se exigen ellos mismos, son testarudos y les cuesta admitir su error.
Acuario: 20 de enero al 18 de febrero
Son el signo más rebelde del zodiaco, pero también el más honesto. Acostumbran a reconocer sus errores y cambian de opinión con facilidad si lo consideran pertinente. Evitan las ataduras y no se acostumbran a tener solo un camino disponible, siempre están en busca de más.
Piscis: 19 de febrero al 20 de marzo
Signo de agua. Los nacidos en estas fechas son personas sensibles, empáticas. intuitivas y las más creativas. Acostumbran a imaginar situaciones, por lo que les cuesta vivir el presente.
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¿Por qué se trata de adivinar el futuro?
La psicóloga Angélica Muñoz comenta que el principal motivo por el que las personas buscan diferentes métodos para tener detalles de su futuro es porque realmente no se conocen a sí mismos y no saben de lo que son capaz. Por ello, la incertidumbre acerca de su destino los lleva a buscar posibles respuestas.
La inseguridad de no tener, o conocer, una certeza sobre el futuro y no saber cómo actuar ante un acontecimiento es la razón por la que se buscan predicciones de cualquier tipo. “Los seres humanos tenemos la necesidad de tener el control sobre lo que sucede. Con el futuro se genera ansiedad e incertidumbre, porque en la mente se quiere hacer los pronósticos de lo que se avecina para saber cómo actuar, para analizar las posibilidades de cada situación y determinar los puntos favorables”, explica Cristabel Ramírez, doctora en psicología.
La incertidumbre también conduce a un proceso mental de pensar lo peor y de sentir, a través del miedo, emociones que alimentan la ansiedad, sobre todo cuando se viven experiencias difíciles a las que no se les ve pronta solución.
Sin embargo, para saciar dicha inseguridad es funcional conocer el pasado, porque se tiene el aprendizaje para saber cómo actuar sin necesidad de predecir el futuro.
El deseo por conocer el futuro también está relacionado a la cultura del caos, porque cuando el presente fluye con naturalidad y de forma positiva se espera que así sean los próximos años. Incluso, no se le presta demasiada atención a lo que viene. Pero cuando es lo contrario se piensa en un futuro distópico porque culturalmente se ha repetido que el pasado era mejor, ya sea cultural o socialmente. Pero no se dice cómo hacer el porvenir mejor.
Por lo tanto, no solo se trata de querer anticipar el futuro, sino de analizar lo que se está haciendo por construirlo mejor.