También le puede interesar
Sentirnos bien por fuera y por dentro, fuertes y saludables, nos ayuda a conseguir nuestro bienestar físico y emocional. Y, para lograrlo, solemos focalizar nuestra atención en la alimentación.
“Pero mientras nos preocupamos por saber comer bien y conocer aquellos alimentos que vamos a ingerir, prestamos poca atención a otras cuestiones como saber beber correctamente”, según Jesús Domínguez, director técnico del equipo especializado en retiros de ayuno y senderismo de MiAyuno.
Señala que “el cuerpo humano está formado por alrededor de un 78% de agua, un líquido clave para transportar el oxígeno y los nutrientes a las células, para la correcta transformación y absorción de los alimentos, para lubrificar las articulaciones y el buen funcionamiento de las mucosas y del sistema nervioso, entre otras funciones.
“El agua también ayuda a eliminar las toxinas. Cuando este proceso se ve dificultado por diferentes motivos, el organismo tiende a retener líquido para ‘diluir’ estas toxinas ácidas y que irriten menos las paredes celulares”, puntualiza.
“La retención de líquido puede suponer un aumento de peso notable. De hecho, cuando una persona se inicia en un ayuno o realiza cambios nutricionales en la dirección de bajar la carga tóxica de sus dietas, comiendo más alimentos vegetales y/o biológico, o ingiriendo menos comida, los primeros días experimenta una pérdida rápida de peso”, según MiAyuno.
“Por ello hidratarnos correctamente es clave tanto para lograr el bienestar físico y emocional, como para mantener un peso corporal adecuado y saludable”, de acuerdo a Domínguez.
Según este naturópata y fisioterapeuta, “engordamos más debido a nuestra forma de beber, es decir, a causa de nuestro nivel de hidratación, que a nuestra manera de comer, la cual a su vez puede estar condicionada por nuestra mejor o peor hidratación”.
“En ocasiones, tenemos sensación de hambre cuando realmente lo que tenemos es sed”, señala este experto.
“En algunas personas la sed no aparece porque se han acostumbrado a no hacer caso a esta sensación, en su lugar su cerebro activa en ese momento la sensación de hambre, pero de hambre de comer dulce”, de acuerdo a Domínguez.
¿Qué podemos hacer para mantenernos bien hidratados?
Los expertos de Miayuno aconsejan beber suficiente agua con electrolitos y comer suficiente fruta y verduras para mantener un nivel óptimo de hidratación con un adecuado equilibrio electrolítico.
“Un electrolito es cualquier sustancia que contiene en su composición iones libres, que hacen que se comporte como un conductor eléctrico” explica Domínguez a Efe.
Añade que “un correcto equilibrio electrolítico corporal permitirá una correcta transmisión del impulso eléctrico en el cuerpo, lo cual es clave para que el líquido en el cuerpo cumpla todas sus funciones, pero sobre todo para que el sistema nervioso y muscular funcionen correctamente”.
En aquellos casos en los que ya se manifiesten síntomas de deshidratación o mal equilibrio electrolítico (cansancio, problemas de memoria o concentración, calambres musculares, irritabilidad, dolores articulares y musculares) durante algunas semanas, recomiendan aumentar la ingesta de sales minerales, ya que estas se convierten en electrolitos en nuestro cuerpo.
“La opción más económica es el bicarbonato sódico o de potasio, aunque las personas con hipertensión o insuficiencia renal necesitan un control médico antes de tomar sales minerales”, advierten.
Para preparar agua con bicarbonato en casa, Miayuno sugiere mezclar en un litro de agua, una cuchara de café de bicarbonato, media cuchara de sal marina, una cuchara de miel y un zumo de un limón, y beberlo durante el día en lugar del agua habitual.
Soluciones hipertónicas
“Otros ejemplos de soluciones hipertónicas (ricas en electrolitos) son el suero oral que le damos principalmente a los niños o a las personas mayores, más vulnerables a la deshidratación, cuando sufren episodios prolongados de diarrea o vómitos”, añaden.
“Existen bebidas como el agua de coco y los zumos de frutas, que tienen un alto contenido en electrolitos. También podemos utilizar como fuente rica de electrolitos el agua de mar (purificada) mezclándola con agua mineral para suavizar su salinidad”, puntualiza Domínguez.
“Una correcta hidratación permite evitar la retención de líquidos que en el organismo se va a traducir en un aumento del volumen y del peso de la persona”, reitera Domínguez.
Recalca que la hidratación “depende de la cantidad de líquido que bebemos (agua y otros líquidos) y de los alimentos que ingerimos (especialmente los vegetales crudos), así como de la composición electrolítica de estos líquidos, que en el agua depende de las cargas eléctricas provenientes de minerales en disolución.
“Cuando el cuerpo nos hace sentir sed, pretende equilibrar electrolíticamente el cuerpo y la sensación de sed desaparece al aportarle los electrolitos que necesita en cantidad suficiente”, explica.
Señala que la cantidad de agua recomendada para ingerir en un día y cubrir nuestras necesidades diarias son unos dos litros y medio (2,500 mililitros o ml).
“De esta cantidad, 1,200 ml deben provenir de la ingesta de líquidos; 1,000 ml de los alimentos que comemos y 300 ml son la consecuencia de los procesos metabólicos internos de nuestro cuerpo”, según este experto.
“Esas cantidades son aproximadas y deben ajustarse al nivel de actividad de la persona, su edad, la época del año”, aclara.
“Todas estas recomendaciones pueden seguirlas todas las personas sin ninguna complicación, siempre que estén sanas y no manifiesten enfermedades o disfunciones de riñón ni padezcan hipertensión, ya que en estos casos el aporte de sales debe ser muy cuidadoso y siempre realizarse bajo supervisión médica”, concluye.