Esta semana se reportó esa cantidad de personas como fallecidas después de ser contagiadas por esa enfermedad. Después de que se difundiera en medios, la preocupación se extendió a Sudamérica y hacia el norte del continente, con el temor de que se podía tratar de una epidemia mortal.
Sin embargo, expertos señalan que pese a que sí se trata de un diagnóstico de cuidado, no implica motivo de alarma ni para Argentina ni para la región.
Qué es el hantavirus
El hantavirus es una enfermedad viral que se transmite a través de la orina, de la materia fecal y de la saliva de los roedores -el “ratón colilargo”, en el caso argentino-, sustancias que cuando se secan y se evaporan, son respiradas por las personas y causan el contagio.
Los síntomas son similares a los de una gripe: fiebre, dolores musculares, escalofríos, dolor de cabeza, diarrea, náuseas, vómitos y, en ocasiones, dolores abdominales o en la columna. También pueden registrarse problemas respiratorios.
En Argentina, el brote se generó en la zona cercana a la cordillera de Los Andes. La cadena se inició con un hombre con síntomas que concurrió a unas fiestas populares en la localidad de Epuyén, en la provincia de Chubut, -las otras dos ocurrieron en las provincias de Salta y Entre Ríos, al norte- a principios de noviembre y contagió a quienes compartían la mesa, y a partir de ese momento fue incrementando el número de casos.
De momento, no existe una cura directa para la enfermedad.
Por qué no es una epidemia
La médica clínica y divulgadora científica Gabriela Ferretti incidió este miércoles, en una entrevista con Efe, en que la situación “no es una epidemia”.
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“No es una epidemia. El brote tiene que ver con un aumento local de los casos, no estamos hablando de que esto ocurra en todo el país ni haya habido un desborde, sino que aumentó el número de casos puntualmente en una localidad del país”, aseguró.
El hantavirus tiene “distribución mundial” y comenzó “fundamentalmente” en Europa y Asia, mientras que en América empezaron a registrar casos en los años noventa con una tasa de mortalidad “un poco mayor”.
Gabriela Ferretti manifestó que hay dos tipos de personas más expuestas al contagio: “Las personas que acampan o las que están en el campo trabajando y están en contacto con la maleza y con zonas donde el roedor ha estado”.
“Lo que ocurrió en nuestro país -Argentina-, esto que fue tan novedoso y generó tanta alarma, es que a partir de un caso índice comenzó el contagio persona a persona en un evento social”, comentó.
Ferretti apuntó que los casos “siempre estuvieron”, aunque “el punto es que ahora son noticia y salen a la luz”, por lo que subrayó la importancia de la prevención para combatir el desconocimiento, en muchos casos, de las formas de contagio.
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