Este procedimiento, o técnica, que permite la obtención de imágenes reales mediante el contacto de la luz con superficies sensibles a través de cámaras, inició en 1826 cuando el ingeniero francés Joseph Nicéphore Niépce generó la primera fotografía luego de ocho horas de exposición a la luz con una plancha.
Gracias a esto, durante el siglo XIX las personas pudieron ver por primera vez el mundo inmortalizado a través de pequeñas láminas fotográficas que mutaron hasta convertirse en rollos de película. Los mismos fueron popularizados hacia finales del siglo luego de su invención en 1888 por parte del estadounidense George Eastman (pionero de la marca Kodak).
También llamados “carretes” o “películas”, los rollos fotográficos supusieron una gran ventaja para la humanidad durante el siglo XX, ya que gracias a su invención era posible registrar y capturar con cartuchos fotográficos todo lo que acontecía a nivel mediático, pero también cotidiano.
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Los rollos fotográficos funcionan cuando son introducidos en las cámaras. Al recibir luz a través del obturador de la máquina, graban las escenas sobre una membrana o tira -también llamada negativo por la inversión de su color- que se compone de materiales químicos. Luego son procesados mediante líquidos que terminan por revelar las imágenes capturadas.
Estos carretes además se han caracterizado por contar con fotografías limitadas. Contrario a las cámaras digitales o los dispositivos que actualmente permiten generar innumerable cantidad de imágenes, los rollos dan la oportunidad de disparar y generar tan solo 36 fotos.
Aunque para muchas personas pareciera un riesgo el generar pocas imágenes cuando lo ilimitado es la norma, para muchas otras, esto resulta una suerte de proceso que les permite vivir el presente y aprovechar la oportunidad de registrar las escenas como si se fuese la última vez que fueran a ocurrir.
Esto le ha ocurrido a Mario Valdez de 30 años, quien es comunicador, diseñador gráfico y también, aficionado a la fotografía analógica. Conoció esta técnica hace nueve años cuando todavía en su círculo de amistades no era tan popular el hacer imágenes con rollos.
La experiencia le generó más entusiasmo cuando hace dos años su novia le regaló una cámara de formato 35 milímetros. Desde entonces, acostumbra a tomar fotografías cada semana. Posteriormente, lleva a revelarlas a laboratorios fotográficos donde también digitalizan los negativos.
Hay varias cosas que Mario confiesa ganar desde la fotografía analógica. La primera tiene que ver con lo que él llama “una filosofía de lo despacio”, algo que en la actualidad contradice la hiperestimulación visual tan presente en redes sociales.
“La fotografía analógica permite desarrollar paciencia e incluso trabajar frente a la ansiedad, ya que nos permite entender que las cosas –en este caso las fotografías– llegarán en cualquier momento y que el resultado final no se puede conocer siempre de forma inmediata”, dice Valdez refiriéndose al proceso de revelado del carrete.
Mario señala que el hecho de desconocer el resultado inmediato de los rollos también le ha generado otro tipo de satisfacción situada a la hora de generar imágenes.
“Una de las cosas que más me ha llenado de este proceso y que me parecen hermosas del proceso es saber que podré ir a buscar fotos a distintos lugares. Es tan variable porque puedo ir a varios espacios y conocer gente nueva. Me parece muy lindo el sentimiento de registrar un viaje, es bastante inspirador”, comparte el fotógrafo.
Recomendaciones para iniciar en la fotografía análoga
Isabel Gálvez tiene 27 años y se considera una apasionada de la fotografía análoga. Junto a Daniel Arreola, de 25 años y también amante de la técnica, comenzaron a revelar y digitalizar sus propios negativos hace más de dos años con el propósito de conocer más sobre el antiguo proceso y esto les llevó a crear su propio laboratorio en 2021, el cual bautizaron ASA 400.
A decir de Isabel, tomar fotografías con rollos es quizá una decisión nostálgica en la actualidad. “Muchas veces regresamos al pasado buscando tiempos mejores. También pueden ser las ansias de vivir una vida más lenta y estar más presentes”, comparte a propósito de esta forma de hacer imágenes.
Gálvez infiere que para llevar a cabo esta aventura nostálgica también es necesario contar con las herramientas idóneas.
Para empezar, se debe hablar sobre el tamaño de la imagen y, por ende, el formato de la cámara. Pueden adquirirse de 35mm que darán como resultado imágenes horizontales, y, por otro lado, hay cámaras de 120mm cuya imagen es de aspecto más cuadrado. En Guatemala es más común adquirir cámaras antiguas de 35mm. Entre las marcas más particulares y presentes están Nikon, Canon, Olympus, Pentax y Minolta.
En el caso de las cámaras con ajustes manuales, es importante considerar que estas tengan en funcionamiento los valores del diafragma, la velocidad y el ASA, los cuales combinados permiten una mejor ejecución de fotos. También es importante que los dispositivos cuenten con un exposímetro que indicará si la iluminación de las imágenes está balanceada, subexpuesta (oscura) o sobreexpuesta (muy iluminada).
También se pueden adquirir cámaras automáticas, las cuales realizan la medición de estos valores sin que los usuarios los ajusten, ya que la máquina se adapta a las condiciones de luz del momento, y por lo general, se basan en el ASA.
De acuerdo con Isabel Gálvez del laboratorio ASA 400, los rollos son cruciales a la hora de realizar fotografía análoga. Comparte que “cada uno tiene una sensibilidad distinta que influye en la apariencia de las fotos”.
Las marcas más comunes de rollos son Fujifilm, Kodak o AGFA tanto para tonalidades a color o blanco y negro. La consideración de las películas debe ir en paralelo al número de ASA que tengan estas, lo cual influirá en la cantidad de luz que puedan recibir los cuadros.
Entre más grande sea el número (siendo los más populares de 400 y 800) habrá mayor recepción luminosa, además de un mayor granulado en las imágenes. Si el ASA es más pequeño (por lo general de 100 o 200), habrá menor grano y la intensidad lumínica no será tan grande.
Otro aspecto importante tiene que ver con lo que ocurre después de tomar las fotografías. Sergio Cruz, fotógrafo desde hace más de 50 años, asegura que esta parte es una de las más importantes, puesto que tiene que ver con el cuidado de los negativos.
Cuando se extrae el rollo es necesario hacerlo con cuidado siguiendo las instrucciones de cada cámara. Una vez se logra, debe evitarse tocar el negativo con los dedos, ya que pueden ensuciarse o dañarse las fotografías.
Es importante que después de ser expuestos, y antes de ser llevados a un laboratorio, los rollos puedan guardarse en espacios secos, a temperatura ambiente, e incluso dentro de un refrigerador, ya que esto puede preservar su calidad.
Tiempo después de ser llevados al laboratorio a revelar, los negativos deben ser archivados en los mismos frascos donde venían, o bien en hojas de plástico para que se mantengan cuidados.
Una recomendación de Sergio Cruz es la de guardar los archivos con fechas en que los negativos fueron tomados. Se recomienda que cuenten con datos específicos de la cámara y la marca de rollo utilizados. De esta manera se obtendrán resultados óptimos.
Fotografía, mente y espíritu
La fotografía, ya sea analógica o digital, tiene muchas repercusiones en la forma que sus realizadores perciben la realidad, sus emociones, y también la idea de trascendencia.
En su ensayo Los beneficiosos aspectos psicológicos de la fotografía, el psicólogo y sociólogo Adam Natoli expone varias aristas sobre la relevancia emocional que tiene para la historia de cada persona el hecho de generar fotografías y también nombrarse desde allí.
De ese modo, el investigador toma como punto de partida varios de los postulados de Judy Weiser, psicóloga, arte-terapeuta y educadora pionera en la Fototerapia, quien ha asegurado en sus tesis que la búsqueda de la fotografía puede entenderse como una forma de autoayuda inducida como medio para ganar más visión, o una “mejor comprensión personal”.
Weiser también ha señalado en su propuesta que cada imagen capturada por las personas es una representación de características específicamente suyas, y esto propicia una relación con su propio entorno.
“A menudo nuestros pensamientos y emociones interfieren en la conciencia. Estamos tan ensimismados y esto se opone a experimentar la vida. A través de la lente en la cámara, las personas establecen un objetivo de visón de mundo y comienzan a experimentarlo. Esto puede referirse también como la atención plena o el mindfulness”, sostiene Adam Natoli en el ensayo.
Para fines de la Fototerapia desarrollada por Judy Weiser, la psicóloga ha explicado que todas las imágenes tienen una razón de ser desde la voluntad de las personas que las han realizado.
En ese sentido, la terapeuta habla sobre la importancia de los autorretratos y su potencia frente a la identidad. “Los retratos hechos por las personas sobre sí mismas les permiten explorarse y descubrir significados, así como recuerdos personales”, comenta Weiser en sus investigaciones.
La especialista también ha apuntado que las fotografías aluden a la comprensión del tiempo, ya que, a lo largo de los años, una recopilación de estas pueden ayudar a comprender qué ha sido la vida y sus momentos.
Weiser señala que la Fototerapia es útil para pacientes con enfermedades crónicas o terminales quienes al observar las imágenes pueden regresar a momentos donde experimentaron distintas emociones.
“En esencia, se pueden ver las fotografías como el microcosmos de la vida de una persona. Se representa como una determinada dimensión en su vida. Ya sean tomadas consciente o inconscientemente, las imágenes tomadas por una persona pueden convertirse en una forma para que la persona se conozca a sí misma desde una manifestación física”, apunta el ensayo de Adam Natoli.
Otros puntos para considerar en el inicio de la fotografía
- De acuerdo con Isabel Gálvez y Daniel Arreola del laboratorio ASA 400, es importante siempre buscar mentores en la fotografía analógica que puedan ser amistades o conocidos que puedan compartir tanto de su conocimiento como de su pasión por la fotografía.
- La dupla sugiere que los rollos se revelen siempre lo más pronto posible después de ser terminados. De no ser posible, se sugiere guardarlos en un refrigerador puesto que la temperatura baja ayuda a mantenerlos en condiciones óptimas.
- Previo a adquirir cámaras o dispositivos para generar imágenes analógicas, Mario Valdez recomienda investigar en internet, leer reseñas y hacer comparaciones de los productos que interesen. YouTube es una buena opción para ver cómo funcionan los mismos.
- El diseñador gráfico y comunicador también sugiere que al principio no se compren rollos tan caros, puesto que serán las primeras pruebas y sugiere mantener un archivo.
- Isabel Gálvez y Daniel Arreola también señalan que es necesario perder el miedo y arriesgarse. “Tal vez los primeros rollos no tengan los mejores resultados, pero con cada uno se puede ir viendo el progreso. Es algo muy lindo y emocionante”, coinciden.
- Algunos lugares donde se pueden adquirir rollos, así como revelarlos y escanearlo en Guatemala son: Fujifilm, RAW Laboratorio Fotográfico, ASA 400, Fotolab y ProCenter Kodak.