Sucede que cuando el cabello se fricciona repetidamente contra una tela, ya sea de una bufanda, un chal o un sombrero, se frisa la capa de protección más externa del cabello. Si entonces llovizna, la humedad puede penetrar más fácilmente y hace que los cabellos aumenten su volumen, pierdan forma y parezcan revueltos.
El aire cálido de la calefacción también hace lo suyo al quitarle al cabello su humedad en ambientes cerrados, mientras que en el exterior el pelo vuelve a absorberla y se alza o enrula.
Alisar puede empeorar el “frizz”
Tomar el toro por las astas con la plancha de alisado no necesariamente es la mejor opción, ya que la aplicación de calor daña el cabello y frisa las escamas, y eso lleva a que el efecto “erizo” se potencie.
Algunas webs especializadas recomiendan utilizar productos de cuidado como cremas de enjuague o baños de crema para alisar el cabello. Ese tipo de productos permite un mejor peinado, mientras que los aceites o sueros antiencrespamiento protegen además el cabello contra la humedad del exterior y hacen que el pelo se erice menos aún cuando esta sea elevada.
Las personas que utilizan regularmente el secador de cabello y la plancha de alisado pueden recurrir a los protectores térmicos en forma de espray o bálsamo. Estos productos están diseñados para evitar que el cabello se dañe con las altas temperaturas de esos dispositivos.