La tiroides, según MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “es una glándula con forma de mariposa que está en el cuello, ubicada encima de la clavícula”. Al momento de examinarse, el médico puede palparla mientras usted hace un movimiento de deglución (tragar saliva).
Según Ángel Torres, endocrinólogo, se trata de una “glándula líder que controla las distintas funciones en el organismo”, porque sus funciones se relacionan con el metabolismo, ya que se encarga de controlar el ritmo cardiaco, la temperatura corporal, el peso y la quema de grasas por medio de las hormonas tiroideas que produce, las cuales se basan en yodo. “De ahí la importancia de que la sal que consumimos sea yodada”, agrega.
Así que, cuando el organismo se ve alterado en relación con la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca, la pérdida o ganancia de peso o alguna manifestación relacionada con las funciones de la tiroides podría ser una señal para realizar exámenes y descartar algún trastorno de las hormonas tiroideas.
Evaluación a tiempo
Cuando el funcionamiento de la tiroides se ve afectado, esto podría dar lugar a que otros órganos trabajen a un ritmo distinto de lo habitual (y de lo saludable) y que usted lo perciba a nivel físico y emocional. Sin embargo, debido a que los signos y síntomas podrían relacionarse con padecimientos distintos a la tiroides, muchas veces se da un largo proceso para llegar al diagnóstico final.
“En la Asociación de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de Guatemala concluimos que muchos pacientes han pasado en promedio por seis médicos antes de que se descubra que es la tiroides”, dice Torres, porque hay médicos que no la toman en cuenta al momento de realizarle los exámenes a sus pacientes.
Es recomendable que las personas se realicen un examen de rutina para conocer el estado de esta glándula, el cual puede realizarse en cualquier laboratorio, dice el experto. De igual forma, si el paciente se informa y conoce las funciones de la tiroides, podría sugerirle a su médico que considere esta evaluación para descartar algún trastorno.
“Si la persona de pronto de sube de peso progresivamente, incluso haciendo dieta y teniendo actividad física, hay una alarma. Si se trata de alguien muy activo, pero siente fatigada todo el tiempo, debe prestar atención, al igual que si se vuelve una persona muy ‘eléctrica’”, dice el médico como referencia para identificar una posible afección médica.
Aunque sea el médico general o el internista quien deba considerar la tiroides como una posibilidad, se le aconseja al paciente que lo sugiera en su chequeo médico. “Si hacemos un examen rutinario, es posible diagnosticar al paciente en una fase temprana.
Afecciones en la tiroides
Los síntomas podrían variar según el paciente y el trastorno del cual padezca. Según el experto en endocrinología, el más común es el hipotiroidismo, aunque hay quienes tienen hipertiroidismo:
Hipotiroidismo
Este es el trastorno más común entre los pacientes, dice Torres, y consiste en el funcionamiento lento de la glándula de la tiroides. Según la Clínica Mayo, “es un trastorno en el cual la glándula tiroides no produce la cantidad suficiente de ciertas hormonas cruciales”.
Aunque en su etapa temprana no manifieste mayores síntomas, cuando se desarrolla podría provocar problemas de salud. “Al haber una disminución de la función tiroidea, se ven afectadas todas nuestras funciones básicas como la frecuencia del corazón, la oxigenación del cerebro y la disminución de la quema de grasa”, dice Torres.
La persona que padece de hipotiroidismo suele sentirse cansada, ya que no le llega suficiente oxígeno al cerebro. Asimismo, aumenta de peso y su temperatura corporal baja, por lo que siente frío incluso en época de calor. Otro síntoma característico es la resequedad de la piel y, a nivel emocional, los pacientes se deprimen.
Por ello, cuando el trastorno no ha sido diagnosticado, se suele enviar a los pacientes con otros médicos especialistas como psicólogos, por ejemplo, pues se desconoce que el problema se encuentra en la tiroides, que provoca un desequilibrio en el funcionamiento del organismo.
Cuando se diagnostica hipotiroidismo, como tratamiento se le administra al paciente un reemplazo hormonal por medio de tabletas. El tratamiento es oral y se administra de forma indefinida, ya que “el especialista debe definir la dosis según el grado de deficiencia del paciente”, explica el médico. Asimismo, debe recordar que la recuperación es un proceso gradual para que el paciente logre llegar a sus niveles normales.
Hipertiroidismo
Contrario al trastorno anterior, este se trata del “exceso de la función de la tiroides, por consiguiente, el metabolismo está acelerado, hay taquicardia, el cuerpo tiembla y la persona suda”, dice el endocrinólogo.
En este caso, el paciente quema calorías sin hacer dieta y ejercicio. “La persona está sentada, pero su organismo internamente se comporta como si fuera corriendo y baja de peso”, explica. Además, contrario a lo que sucede cuando hay una deficiencia de la función tiroidea, el paciente tiene una constante sensación de calor. De igual forma, se siente muy activa.
Para los pacientes con hipertiroidismo, se les administra “un medicamento tomado para cortar el funcionamiento de las hormonas tiroideas. Estas ayudan a regular al paciente y podría llegar a curarse”, dice Torres. En otros casos, según la Clínica Mayo, “el tratamiento implica hacer una cirugía para extirpar toda o parte de la glándula tiroides”.
¿Quiénes pueden padecer los trastornos de la tiroides?
Estos pueden desarrollarse a cualquier edad y por distintos motivos, explica el endocrinólogo. Es decir que la persona podría padecerlo por causas hereditarias (cuando algún familiar lo padece), puede ser congénito (al nacer), o autoinmune (que el mismo cuerpo lo genere).
Si la paciente padece de hipotiroidismo y no se le ha tratado, podría provocar en ella una infertilidad transitoria, lo cual significa que le sería difícil quedar embarazada. Sin embargo, al ser tratado, se podría desarrollar el embarazo. En el caso de las pacientes que les da este trastorno durante el embarazo, al no ser tratado, el bebé podría nacer con alguna afección en la tiroides, pero puede diagnosticarse y tratarse de forma temprana. “Cuando los niños nacen, se les puede realizar un examen de tiroides para comprobar su estado de salud”, dice Torres.
La recomendación del endocrinólogo es que la persona se realice un chequeo rutinario de la tiroides para prevenir o descartar algún trastorno de dicha glándula.
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