Estamos acostumbrados a vivir a un ritmo en el que decidimos darnos tiempo para nosotros solo cuando estamos de vacaciones. El darnos prioridad está condicionado por las horas libres que tenemos al día, a la semana o al mes. Nuestras actividades giran en torno a cuán productivos podemos ser.
¿Se le ha dificultado terminar de leer el libro que tiene en su mesita de noche por falta de tiempo? ¿O cuántas veces ha cancelado planes con familia o amigos por el trabajo? “Los compromisos que adquirimos hacen que nos olvidemos de nosotros mismos, que estemos pendientes del entorno laboral, familiar y social antes que de nosotros”, afirman los expertos en psicología.
La gran interrogante es ¿por qué nos dejamos en segundo plano? “Dedicarse tiempo a usted mismo le ayudará a sentirse mejor, lo cual es indispensable para ser y dar lo mejor a los demás”, dice Angélica Pineda, psicóloga clínica.
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Sentimiento de culpa
Quizá en más de una ocasión terminó su día laboral muy cansado y aunque deseaba llegar a casa a dormir no lo ha hecho porque ya tenía una cita con su pareja o con amigos. La culpa nos hace decir que sí a todo y complacer a los demás sin pensar en lo más básico y necesario: en nosotros mismos.
“Hemos aceptado que mientras más ayudemos a los otros, mientras más estemos para ellos, más buenos somos. Por eso nos sentimos mal por quedarnos en casa a descansar y aunque no queramos y nos sintamos fatal, no podemos ausentarnos del compromiso que ya teníamos”, comenta Pineda.
Esta creencia también ha sido respaldada por una cuestión educacional, ya que nos han enseñado que ponernos en primer lugar es un acto egoísta, que es feo pensar antes en nosotros que en los demás. En la misma línea de este pensamiento, Jorge Contreras, coach de liderazgo, cuestiona por qué en vez de poner en guerra el pensamiento de si los otros van primero, no los integramos.
“Acostumbramos a nuestro cerebro a poner las categorías de positivo y negativo a nuestras acciones. Todo lo que sea para los demás es bueno, pero si es para nosotros, ya lo dudamos. También es común que cuando pensemos en valores morales se mencione la solidaridad, la ayuda colectiva, el altruismo. Estos pensamientos están relacionados al dar y no en recibir. Cuando la balanza se descompensa y se inclina demasiado hacia los demás, es cuando nos olvidamos de nosotros”, opina.
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Este desequilibrio lleva al extremo de no escuchar nuestras necesidades, emociones, valores y deseos. Para lograr que la balanza esté equilibrada hay que comenzar a ponerse como prioridad y consentirse.
El profesional invita a reflexionar acerca de la generosidad, esa acción que no es dar lo que se necesita, sino compartir lo que se tiene, lo que le hace feliz. Por ello, mientras más felicidad y tranquilidad tenga, más podrá dar.
Cómo ser su prioridad
Nuestra cultura tiende a rechazar a aquellas personas que no miran por el bienestar de los demás, por eso hay que tomar las cosas con objetividad. ¿Qué pasa si intentamos ayudar a alguien sin nosotros estar bien? Probablemente solo nos desgastemos más y perjudiquemos a los que tenemos a nuestro alrededor.
Los demás no siempre lo notan, ni tienen en cuenta lo que necesitamos si no lo pedimos. Somos nosotros mismos los que debemos colocarnos en el centro de nuestra propia vida, como los demás están en el centro de la suya.
Para lograr ser su prioridad, el primer paso es aprender a decir “no”. Esto le llevará a poner límites en el ambiente laboral, familiar y social, que, desde el respeto, harán que usted sea el centro de su vida. Quizá al principio sea complicado y la situación cree molestias en los demás, por lo que Contreras recomienda hablar con las personas acerca de cómo se siente y de su decisión de priorizarse.
Ser fiel a usted mismo y a sus valores permitirá que quienes lo aprecien de forma real no lo obliguen a cambiar o a hacer algo que no quiera, solo respetarán su decisión.
El darse prioridad puede incluir muchas actividades, las cuales dependerán de cada persona. Por ello los profesionales coinciden en que no existe una ruta específica para lograrlo. Darse prioridad implica cuidar su salud, su cuerpo, su mente, su alimentación, su imagen, por medio de actitudes y acciones que no le causen daño a largo plazo.
Lo ideal es sentirse bien física y mentalmente. Concentrarse en el presente y no solo pensar en el futuro es uno de los pilares fundamentales del darse prioridad. “La vida es ahora, no hay que esperar a mañana o a otra etapa de nuestra vida para hacer algo que queremos. No espere que una enfermedad sea la que le pida que cambie sus hábitos. No vale la pena perder momentos de su vida por esperar que otros lleguen”, dice Contreras.
Los profesionales enlistan algunos pasos que le ayudarán a darse prioridad:
- Escuchar sus necesidades: el cuerpo siempre nos habla y hay que saber escucharlo. Muchas veces un dolor de cabeza, mala digestión, presión arterial elevada o dolor muscular se debe a exceso de estrés, lo cual se podría calmar con tomar unos días de descanso o de bajar el ritmo a sus actividades. Si usted mismo no escucha lo que necesita, nadie más podrá hacerlo.
- Dedicarse tiempo: muchas personas hacen una lista de cosas por hacer durante el día, pero en ella no incluyen alguna actividad recreativa o de autocuidado. Si lo hiciera, al menos un pequeño momento de las 24 horas del día estaría destinado solo para usted. Con buena organización puede leer al menos 15 minutos al día, ver un capítulo de su serie o platicar con sus seres queridos, preparar una alimentación saludable, dormir más, etc.
- Haga una evaluación: ¿en cuántas de las reuniones con amigos solo ha terminado más cansado o abrumado? Quizá en muchas. Analice qué aspectos de su vida son los que le provocan estrés y cuánto valor tienen para usted. Cuestiónese si realmente es importante y si merecen la pena esas emociones que le provocan.
- Olvide la culpa: después de explicar por qué sentimos culpa, es momento de cambiar ese pensamiento. Si ya trazó el objetivo de priorizarse, no se sienta culpable. Aunque se lee fácil, no lo es. Por ello puede comenzar pensando que la inversión que está haciendo ahora en el futuro también beneficiará a sus allegados, porque usted estará más feliz y será una mejor persona.
- Reconozca el positivismo: ¿cuántas de las personas que tiene a su alrededor le transmiten energía positiva y le ayudan a ser mejor? Si ya tiene algunas en mente, trate de relacionarse más con ellas. Estas le ayudarán a encontrarse a usted mismo y apoyarán su crecimiento personal.
- No todo se puede cambiar: aprender a diferenciar lo que puede o no cambiar ayudará a hacer el camino más fácil. Quizá el trabajo que tiene le causa mucho estrés, pero no lo puede dejar por cuestiones económicas, entonces está bien, busque otras actividades que le ayuden a eliminar el cansancio que provoca lo laboral. Se trata de balancear sus entornos.
Cuidado con balance
“Hay que tener cuidado y ser objetivos. Cuando nos ponemos como prioridad significa que vamos a cuidar de nosotros mismos y no solo consentirnos. Son dos cosas diferentes”, enfatiza la psicóloga clínica. No porque a usted le guste mucho un pastel con chocolate tomará esta acción todos los días en su rutina de priorizarse, porque en el fondo, sabe que estará dañando su salud ya sea porque podría generar sobrepeso o problemas de azúcar.
“Tampoco se trata de que nunca vaya a comer un pastel de chocolate. Todo deber ser balanceado. Si es una persona diabética, el hacer ejercicio o mantenerse activo puede ser una acción que refleje que usted es el centro de su vida. Claro que de vez en cuando podría comer algo dulce para consentirse”, argumenta. Los extremos nunca son buenos y las acciones que a largo plazo nos hacen daño tampoco deben usarse como pretexto para fingir que estamos cuidando de nosotros.