Tan profundamente arraigada en nosotros esta necesidad de relacionarnos que ha ido mutando por miles de años; desde que el fuego apareció en escena y desde que existe registro del tizne y los pigmentos rojos vueltos arte rupestre que demuestran la idea mágica de atrapar el espíritu del ciervo, el caballo, o el búfalo en la caza; y el arropo que esa fogata trajo a los cazadores, a los nómadas, y posteriormente a las tribus. Esas tribus que fueron la semilla de las civilizaciones, del mito y de las comunidades, encontraron en el fuego el alimento y el cuidado necesario para florecer.
La familia, las sociedades y la historia fueron desarrolladas alrededor de compartir ideas durante la comida, en muchas ocasiones una mesa, que luego cambió a un espacio comunitario en donde pudiera fluir la palabra, pero también la escritura.
Si pudiéramos retroceder en una máquina del tiempo, y hacer el recorrido desde unos cuarenta y cinco mil años atrás, encontraríamos la riqueza de la comunidad hecha trazo en una pared, la tinta hecha letra en un papiro, y la ley escrita en piedra. Podríamos descifrar las historias en madera y en piedra medievales, y encontrar el sentido de la eternidad del cielo en ecuaciones matemáticas y tratados filosóficos en el germen de la modernidad. Tanto conocimiento e historia encontrado alrededor de la palabra, y la infinidad de formas en que hemos comunicado nuestras ideas con la oralidad, la imagen y la letra, han dado forma a la cultura tal como la conocemos.
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Ha existido una evolución de la forma en que alimentamos relaciones, hacemos negocios, y nos entretenemos, pero existe en medio de todas estas formas, una gran necesidad de hacer comunidad. No es de extrañar que las nuevas tecnologías se arraiguen tanto en nuestro diario vivir si la nueva piedra, el nuevo trazo de tizón en la pared, y el nuevo papiro, están formados ahora con ceros y unos. La genial visión binaria que Jobs tuvo, fue la visión de ver décadas hacia adelante y saber que sus ideas se meterían en cada oficina del profesional común, en cada cocina del ama de casa, y en cada habitación y mochila del estudiante. El móvil es ahora esa nueva fogata que nos conecta, que nos entretiene, que nos alimenta, y que nos emociona.
Nos tocará esperar no sé cuántas generaciones ahora para que nuestros propios cuerpos sean los dispositivos que iluminen y accedan al conocimiento de un futuro cercano.
Evolución
Flavio Pivaral @flaviopivaral
El móvil es ahora esa nueva fogata que nos conecta, entretiene y emociona.