A consideración de la psicóloga clínica Nissely Herrera, es necesario recordar que el trabajo es vital porque permite “anclar objetivos que estén relacionados a prioridades”, muchas de las cuales responden a la vida en familia.
“Si tenemos un sentido de pertenencia desarrollado y un vínculo sano, es más fácil plantear los objetivos de crecimiento personal y familiar desde la ejecución de un trabajo“, señala la especialista.
No obstante, el área laboral suele permear las relaciones interpersonales por el tiempo que se le dedica. “El trabajo también tiene su tiempo, y es común que esto genere discusiones cuando los miembros de la familia atienden más esta área que las relaciones en el hogar“, comparte la también psicóloga clínica Ana Gabriela Solís Ponce .
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Muchas de estas situaciones suelen manifestarse cuando las personas no tienen tanto tiempo para compartir con sus parejas, o bien, cuando los adultos no logran vincularse tanto con sus hijos o menores.
Solís Ponce explica que en varias ocasiones el trabajo extra puede representar una solución a las necesidades económicas de una familia, pero se debe estar consciente que esto puede generar presiones hasta así caer en un círculo de expectativas sobre lo que debería cumplir con su responsabilidad laboral y afectiva.
A decir de Nissely Herrera, se debe tomar en cuenta que en muchos hogares resulta necesario priorizar jornadas largas de trabajo para dar un sustento, pero aún así resulta imprescindible mantener canales de comunicación que permitan dar a entender cómo se siente cada persona dentro del núcleo familiar en la dinámica de relación.
Es común que el exceso laboral de una persona pueda llevar a que los demás miembros en su núcleo sientan rechazo por el trabajo, ya que lo asocian siempre con una carga. “En los hijos puede darse un repudio a la idea laboral cuando ven que sus papás han sido o están siendo consumidos por este”, explica Herrera.
Otro desafío presente en la relación trabajo-familia suele ocurrir cuando las personas son abstraídas mental y emocionalmente por un problema en cualquiera de las dos áreas y este suele afectar a la concentración y el desempeño.
“Muchas veces llevamos problemas del trabajo a casa y perdemos tiempo de calidad que podríamos utilizar en nuestra relación de familia. También puede ocurrir de otro modo en el que se llevan situaciones de familia al trabajo y se pierde tiempo pensándolos durante la jornada que debe culminarse. Es necesario delimitar que en cada espacio se terminan los problemas de otro ámbito“, expresa la psicóloga Ponce Solís.
La especialista agrega que es importante que cada trabajador fomente el orden y el ser consciente de lo que debe hacer cada día para así delimitar qué debe hacer en el espacio donde se encuentre.
Enfrentar los retos desde la casa y el trabajo
Las psicólogas entrevistadas coinciden que alrededor de un proyecto familia-trabajo siempre será importante mantener la comunicación abierta, por lo que es necesario negociar de forma asertiva ante situaciones de conflicto o roce por los tiempos dedicados.
“Es importante que se creen acuerdos basados en la capacidad de lo que cada uno puede dar, pero también de lo que es real según el campo en el que se desempeña laboralmente,” comparte Nissely Herrera.
Ana Gabriela Ponce Solís explica que dentro de esa negociación debe aclararse cuáles son las prioridades o necesidades de las parejas tanto en los ámbitos de familia, como del trabajo. Para esto también es importante aclarar cuál es el tiempo del que se dispone respecto a los campos de vida. “Debemos negociar en base a lo que sabemos de nosotros mismos y de lo que entendemos son nuestras expectativas”, comparte la psicóloga.
Este diálogo puede llevar a que se planteen escenarios donde por ejemplo las personas que no tienen tanta disponibilidad se organicen para planificar momentos al día, la semana o al mes donde se pueda gozar de tiempo de calidad. “Cuando se dedica tiempo de forma genuina aun cuando sea poco y desde las circunstancias particulares, bastará para compartir con las personas queridas,” infiere Ponce Solís.
En cuanto a la relación de pareja, también conviene que exista una disposición “con enfoque a la solución”, que permita un mejor relacionamiento y sin buscar culpables de por qué el tiempo no es bien utilizado. “Se puede enfocar en cómo a las dos personas les nutre el espacio que comparten desde actividades que gozan en común“, dice Nissely Herrera.
Los hijos también suelen ser una parte crucial en la relación trabajo-tiempo, ya que pueden reprimir el hecho de no estar cerca de sus responsables o padres. Por ello, Ana Gabriela Solís Ponce recomienda hablarles sobre la importancia del laburo mediante metáforas.
“Podría decírseles que la escuela equivale al trabajo de los adultos: Ejemplificarles que si no hacen tareas, no pueden ganar las clases y en ese parentesco, se les podría explicar que, si papá o mamá no trabajan, no podrán hacer las compras del supermercado o pasear“, comenta Solís Ponce.
Cuando las jornadas son muy extensas e incluso no se puede lograr tanta presencia de los padres o responsables con sus hijos, se sugiere buscar apoyo por parte de otros familiares quienes puedan cuidar de los menores mientras se está en el trabajo.
Respecto a las empresas empleadoras también es necesario sobrellevar y plantear la situación del tiempo dedicado a las responsabilidades cotidianas y a la familia.
Primero es importante tratar de solventar el trabajo desde la organización individual, pero si se cumple con este y no hay suficiente tiempo para la vida personal también es necesario exponer la situación a los jefes de forma asertiva y a la vez, sugiriendo una opción para que se goce de tiempo libre. De esta forma podrían solicitarse días a cuentas de vacaciones, infiere Ana Gabriela Solís Ponce.
De acuerdo con Nissely Herrera, los jefes pueden revisar los estatutos de la compañía y dar a conocer cuáles son las opciones de flexibilidad de tiempo libre para los equipos. Esto ayudará a que tanto trabajadores como jefes lleguen a un acuerdo común en el que los primeros puedan gozar del tiempo que requieren.
“Como jefes debemos ser empáticos ya que hay quienes tienen complejidades en la organización entre su familia, por lo que se deben entender las necesidades del empleado“, comparte Ana Solís Ponce.