A menudo, las personas se sienten impotentes ante este supuesto drama, que, sin embargo, no lo es. Tal como ocurre tan a menudo, el dueño es parte del problema. Muchas personas refuerzan la inseguridad de su animal con su propio comportamiento y, por lo tanto, también su miedo a quedarse solo.
Cuando los perros se comportan así es por ansiedad debido a la separación. O como lo llaman ahora los expertos, estrés por separación.
Pero una cosa es segura: lo que desencadena este comportamiento no es venganza.
“No tiene nada que ver con que el perro esté enfadado o quiera molestar a su dueño porque se quedó solo”, señala Patricia Lösche, presidenta de la asociación alemana de consultores y adiestradores de comportamiento animal (VDTT). Agrega que es más probable que se trate de un trastorno de ansiedad incipiente o ya manifiesto, con causas muy diferentes.
Si se lo deja solo se siente perdido
El hecho de que a un perro no le guste estar solo tiene que ver, en primera instancia, con su naturaleza. Para los perros, como para los lobos, es completamente normal vivir en una comunidad social.
“No entienden por qué la manada se va sin ellos. Las comunidades sociales han evolucionado porque proporcionan seguridad. Ser abandonado supone una amenaza potencial para los que se quedan solos y eso los asusta”, explica Lösche.
La especialista en comportamiento animal subraya que, por lo general, un perro no debe quedarse solo más de cuatro horas. Sin embargo, para los perros temerosos, incluso cuatro segundos pueden ser un reto.
“Lo más importante es que el perro ya no controla la situación. No tiene indicadores de lo que se avecina. Al igual que un bebé o un niño pequeño, no entiende cuando le dicen: ‘no te preocupes, ahora vuelvo’. Primero tiene que aprenderlo”, resalta.
Los perros tienen personalidades diferentes
Algunas personas se asustan más rápidamente de que otras. Lo mismo sucede con los perros: su miedo también depende de su personalidad.
Los perros menos valientes necesitan básicamente más estabilidad para sentirse bien. “El estar solos les provoca estrés porque se sienten inseguros”, explica Kristina Ziemer-Falke, quien junto a su marido Jörg Zimmer escribió un libro (“Entspannt allein”) con consejos y métodos de adiestramiento para facilitar que el perro se quede solo.
Por su experiencia como entrenadora de perros y especialista en comportamiento canino, Ziemer-Falke sabe que la ansiedad también puede ser una conducta aprendida.
“Muchas cosas pasan por cambios de humor. A menudo basta con que el dueño tenga remordimientos de conciencia o se preocupe. Entonces el perro, nota que el estado de ánimo ya no es bueno y reacciona”, comenta.
Es distinto cuando los perros no tienen un verdadero trastorno de ansiedad, sino simplemente aburrimiento. “Entonces simplemente buscan otro pasatiempo cuando tienen que pasar ocho horas solos en el piso”, agrega la adiestradora.
Por eso, a la hora de buscar una solución, el paso más importante es siempre identificar primero la causa del comportamiento de los perros.
“Hay que preguntarse cuál es el sentimiento que los mueve. Y es importante tomárselo en serio”, acentúa Ziemer-Falke.
Patricia Lösche también recomienda observar “con mucha sensibilidad” la personalidad de la mascota. Ver cómo reacciona el animal ante una situación nueva y qué se puede hacer para que se sienta seguro. “Porque esa es la palabra clave: hacer que el perro se sienta seguro”, destaca la presidenta de VDTT.
Es más fácil con cachorros bien educados
La situación es más fácil para los dueños que recibieron a un cachorro de un criador responsable, donde ya ha sido bien socializado. En ese caso es completamente normal que el cachorro esté solo a veces y que los hermanos o la madre desaparezcan por momentos.
Esta tranquilidad puede reforzarse. “No hace falta sentarse junto a un cachorro y acariciarlo las 24 horas del día”, considera Lösche. “Tampoco hay que hacer un gran escándalo cuando salimos de casa. Al fin y al cabo el perro no va con nosotros a todas partes”, añade.
Puede ser más difícil con un perro adulto que no ha aprendido la separación paso a paso. Esto lo notan quienes adoptaron un perro durante la pandemia del coronavirus y tras varios meses de teletrabajo tuvieron que dejarlos de repente solos en casa.
Por ello, la terapeuta conductual aconseja garantizar una “normalidad de la distancia” incluso cuando se trabaja en casa.
“Eso significa que mientras yo esté en mi mesa, él se queda fuera de la puerta de la oficina. Y si no tengo una habitación separada, al menos no le presto atención mientras trabajo allí”, continúa Lösche.
La experta hace hincapié en que es un error seguir acariciándolo, darle golosinas o jugar con él.
Al mismo tiempo, recomienda no prestarle atención de vez en cuando. Los perros a los que esto les parece normal y tienen la certeza de que cuando se quedan solos pueden permanecer relajados con más facilidad.
Entrenar situaciones de estrés
El momento de la despedida al salir de la vivienda también desempeña un papel, subraya Kristina Ziemer-Falke. Dado que desencadenantes como ponerse los zapatos o tomar la llave también pueden provocar tensión, estos gestos deben practicarse una y otra vez para que el perro se acostumbre a este estímulo.
Como ejercicio, la entrenadora sugiere que al menos diez veces al día el dueño o la dueña salga de la vivienda, cierre la puerta y vuelva a entrar. Al principio, se debe dejar solo al animal durante unos segundos, y luego se pueden ir aumentando de a poco estos intervalos de tiempo.
En resumen, vale la pena reaccionar ante el estrés del perro con mucha paciencia y comprensión y entrenar el comportamiento de relajación.
“En algún momento estos perros también aprenden que cuando el dueño o la dueña sale de casa siempre vuelve”, destaca la presidenta de la asociación alemana de consultores y adiestradores de comportamiento animal.