Gur Yehuda Levy, neumólogo venezolano con maestría en Trasplante de Órganos y Tejidos con mención pulmonar, y Aldo Navarro, especialista peruano en Neumología Pediátrica, estuvieron de visita en el país el mes pasado para ofrecer recomendaciones para aprender a controlar el asma.
El asma puede comenzar a cualquier edad pero los niños están más predispuestos a desarrollarla a los 10 años. Tienen mayor riesgo si tienen antecedentes familiares —padres atópicos o alérgicos—, padecieron infecciones respiratorias, viven en entornos con contaminación ambiental o sus padres estuvieron expuestos al humo de tabaco, refirieron los especialistas.
Para su tratamiento, los expertos recomiendan los corticoides inhalados, que llegan directamente al área de las vías respiratorias que se tratan, por lo que son más eficaces y de fácil uso, con solo tres pasos: inhalar, abrir y cerrar. La dosis, prescrita por el médico, varía según la sintomatología del paciente.
Por lo general, cuando la persona no controla la enfermedad, al abandonar el tratamiento y se producen crisis asmáticas, recurre al uso de esteroides orales o inyectados, los cuales incrementan el riesgo de efectos adversos como obesidad, aumento de azúcar, presión alta, cataratas, hirsutismo y osteoporosis. “Antes tratábamos las consecuencias, que era el cierre del bronquio, ahora, se trata la inflamación”, dijo.
Además de una buena adherencia al tratamiento y el correcto empleo de los inhaladores, los síntomas se controlan mejor cuando se adopta un estilo de vida saludable, que incluye mantener un peso adecuado, adoptar una alimentación balanceada y hacer ejercicio.
“Los pacientes pueden decir ‘sí puedo hacer mi vida normal’, con medicación y seguimiento”, dicen los neumólogos.
Mito 1: No hacer ejercicio
Falso. Muchos padres creen que sus hijos con asma no podrán hacer actividad física, al pensar que esto agravará sus síntomas. Lo cierto es que deben fomentar que los menores hagan deporte como futbol o natación, como cualquier niño, siempre y cuando la enfermedad esté debidamente controlada.
Mito 2: Dejar de medicarse
Falso. Muchos pacientes creen que al remitir los síntomas pueden dejar de medicarse. Lo cierto es que deben continuar con las dosis prescritas para que no se produzca una crisis que podría llevarlo a hospital. Esto significaría mayor gasto médico, mayor ausentismo y menor calidad de vida.
Mito 3: Mantener el peso
Verdadero. Si el niño es sedentario y lleva una mala alimentación tendrá sobrepeso, lo cual impide que mejoren los síntomas. Cuando crece el abdomen, se dificulta la respiración, movilización y hay fatiga. El aumento de peso está considerado una comorbilidad del asma, así como la rinitis y sinusitis recurrente.
Mito 4: El asma se cura
Falso. El paciente debe comprender que esta es una enfermedad crónica y de por vida, pero con un buen manejo puede llevar una vida normal. Eso no significa que estará con medicación todos los días, cuyas dosis pueden reducirse o eliminarse, según cada paciente, pero estas indicaciones deben venir del médico.