Salud y Familia

El arte da color a sus vidas

Personas de todas las edades con algún tipo de discapacidad se desenvuelven mejor gracias a variedad de talleres artísticos.

La Compañía de Danza en Silla de Ruedas Wálter Peter, integrada por bailarines con y sin discapacidad, ha ofrecido presentaciones en Guatemala y el extranjero. Maira Torres, instructora desde hace nueve años, comenta que hacen adaptaciones de movimientos de ballet o danza contemporánea. “Las limitantes solo están en la cabeza; ellos son un gran ejemplo y motivan a los demás”, afirma. Foto Prensa Libre: Brenda Martínez

La Compañía de Danza en Silla de Ruedas Wálter Peter, integrada por bailarines con y sin discapacidad, ha ofrecido presentaciones en Guatemala y el extranjero. Maira Torres, instructora desde hace nueve años, comenta que hacen adaptaciones de movimientos de ballet o danza contemporánea. “Las limitantes solo están en la cabeza; ellos son un gran ejemplo y motivan a los demás”, afirma. Foto Prensa Libre: Brenda Martínez

Este sueño, que se ha hecho realidad para muchos guatemaltecos, comenzó en 1994, cuando a Wálter Peter Koller —artista visual guatemalteco— y su esposa, Sonya de Peter, fueron invitados a impartir un taller de arte a personas con discapacidad, en Washington. Luego de esta experiencia se dieron cuenta de que podían replicarlo en Guatemala, para promover los beneficios educativos y culturales de las artes para personas con desafíos en su desarrollo.

No pasaron muchos días —el 6 de junio de 1994— cuando ofrecieron su primer taller, que fue sobre grabado.

“Mi esposo (falleció en el 2001) era un gran bailarín, aunque no profesional, y también comenzó a dar talleres de baile en silla de ruedas”, recuerda De Peter. “La primera presentación fue en la Universidad Francisco Marroquín. Luego nos donaron sillas de ruedas especiales para este fin (livianas)”, refiere la fundadora.

Para alcanzar sus metas invitaron a unos cien amigos para que hicieran donaciones y así multiplicar los talleres de enseñanza artística.

Beneficiados

Han pasado 20 años desde este comienzo, durante los cuales han ofrecido 13 mil 428 talleres, con los que han salido beneficiadas unas cien mil personas, entre niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, con diversas discapacidades físicas, sensoriales y cognitivas como síndrome de Down, discapacidad intelectual, visual y auditiva, autismo, parálisis cerebral, atrofia muscular, sordoceguera y retraso psicoemocional.

Los grupos artísticos han brindado 600 presentaciones en el país y ocho en el extranjero. “Hemos ido a Boston, al Festival Dance Umbrella, y al Festival Arte sin Barreras, en Brasil”, refiere De Peter, quien tiene planeada una gira por el país.

En la actualidad se imparten unos cien talleres semanales a mil 800 personas, en 44 instituciones públicas y privadas de la Ciudad de Guatemala, Sacatepéquez, Sololá, Santa Rosa, Chimaltenango, Quetzaltenango y San Marcos.

“Quisiéramos reunir más fondos para llevar nuestros programas a todos departamentos”, anhela De Peter. Entre estos está el baile en silla de ruedas, baile español, ballet, artes manuales —corte y confección, bisutería, velas, arte culinario y arreglos florales—, pintura —de pie y de boca—, escultura, percusión, cuerdas, canto, piano y expresión corporal, entre otros, en alianza con el Viceministerio de Deporte y Recreación.

Resultados

Estas enseñanzas, además de contribuir al desarrollo de habilidades artísticas, ayudan a propiciar habilidades psicomotrices, a aumentar los niveles de comunicación oral, a mejorar la expresión de intereses, pensamientos y sentimientos, así como las relaciones interpersonales. Un ejemplo de tenacidad es Álex Juárez, de 31 años y con parálisis cerebral, quien desde hace siete es integrante de la Compañía de Danza en Silla de Ruedas Wálter Peter. “A causa de que lo sobreprotegían mucho en su casa, Álex se comunicaba solo por señas. Ahora dice sí, no o gracias. Él, aquí, sociabiliza”, expresa su compañera Dora Moreno.

Para contribuir a su reinserción social, personas con discapacidad imparten talleres de sensibilización en escuelas, colegios, universidades y empresas, para que los asistentes sean conscientes de que, sin importar las diferencias, los seres humanos son capaces de alcanzar sus sueños.

“Ha sido enriquecedora la experiencia y he aprendido de ellos. Los niños con síndrome de Down son mágicos. Es un trabajo feliz. Hay que respetar la manera en que ellos manifiestan sus intereses y nos adaptamos a sus necesidades”, señala Mariana Laparra, instructora de artes en Quetzaltenango, quien tiene unos 175 alumnos.

“La diferencia entre una persona típica y otra con alguna necesidad especial es que esta última se reta continuamente, lo que le ayuda a mejorar su autoestima. Por ejemplo, las niñas con discapacidad auditiva bailan, aunque no escuchan la música”, refiere Karin Recinos, instructora de baile español de la Fundación.

“Ha sido una lección de amor, porque hemos ayudado sin tener gran presupuesto. La felicidad de los niños, adolescentes, adultos y adultos mayores nos da fuerza para continuar”, agrega De Peter.

Actividades

Para mantener sus programas, esta fundación realiza varias actividades para recaudar fondos. Entre ellas, un desfile de modas.

El 7 de mayo, a las 19 horas, se desarrollará el desfile Guatemala, eterna primavera, en Paseo Cayalá, zona 16, donde se podrán apreciar versiones contemporáneas de trajes regionales guatemaltecos. La donación es de Q200.

También organizan rifas y la carrera campestre familiar TransformArte, de cinco y 10 km, cuya segunda edición se desarrollará el 26 de julio, a partir de las 9 horas, en Tecpán Guatemala, Chimaltenango. Donación: Q125.

También se pueden hacer aportes a la cuenta de ahorro Fundación Artes Muy Especiales, número 40-6000216-1, del Banco Agrícola Mercantil.

Más información en el sitio www.artesmuyespeciales.org o por el teléfono 2334-5161.

Sobresale

“Lo que más me gusta es cuando la gente me dice: ‘¡qué lindo bailas!, ‘¡ojalá sigas adelante!’. Estoy contenta de que ahora trabajo en McDonald’s y puedo comprar mis cosas”, dice Flor Rodríguez, de 31 años y con síndrome de Down. Ella es artista de baile español desde hace seis años.y con síndrome de Williams.

Pasión

“Hace cinco años me propusieron bailar en silla de ruedas. Sentí que era mi oportunidad de expresar mi pasión por la música y el baile. Ahora doy talleres en instituciones a personas con y sin discapacidad”, dice Dora Moreno, de 43 años, que tiene secuelas de poliomielitis.

Pequeños artistas

Niños de la Asociación de Padres y Amigos de Personas con Discapacidad de Santiago Atitlán asisten a talleres de pintura y dibujo.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.