Según los resultados de una encuesta emitida en todo el globo por investigadores de la Universidad de Maryland junto a la difusión de Facebook, los niveles de ansiedad y depresión aumentaron entre personas de Latinoamérica durante 2020.
Según el estudio, 10.2% de las personas que respondieron desde Guatemala llegaron a sentirse deprimidas a lo largo del 2020 desde que llegó el covid-19 al país, un año antes. El 8.2% de las personas dijo haber padecido ansiedad y el 76.2% nombró una preocupación por el contagio al coronavirus tanto de forma individual como de los familiares y allegados. El miedo incrementó sin dudas.
Quedaría por preguntarse cómo se debe resistir en la emocionalidad ante la precarización y el temor que ha dejado el covid-19. Una respuesta sencilla podría ser: fijando la mirada en el presente, contemplando la vida y haciendo un diario.
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Cuando las personas contemplan la cotidianidad se acercan a nociones de sí mismas a partir de preguntas referidas a la existencia. Contar con esta información puede ser fundamental para “vivir con más sentido y poder elegir una vida mayoritariamente en el presente”, explica la psicóloga Nissely Herrera quien ha trabajado con procesos de logoterapia.
Desde preguntas como ¿quién y por qué soy?, las personas pueden volcarse a una exploración personal que los ubica en el tiempo y que puede llevarlos hasta la aceptación, algo que implica “aceptar lo que ha sido la vida y cómo ha sido”, apunta la psicóloga.
La aceptación de los hechos sucedidos puede mejorar la salud mental de personas quienes encuentran un conflicto constante en el tiempo, ya sea porque no pueden superar algún evento pasado -como ocurre en la depresión- o porque no dejan de pensar en lo que podría suceder a futuro -algo habitual en los momentos de ansiedad-.
Un arma para combatir esto podría encontrarse en el sencillo acto de escribir un diario personal.
Un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Texas, la Universidad del País Vasco y de la Uned de España reveló que la confrontación de “hechos traumáticos mediante formas escritas y verbales” permite una mejora en las personas con dificultad para verbalizar sus emociones.
Escribir un diario podría ayudar a que las personas detengan pensamientos anclados en el pasado o en el futuro y para que desde el presente comprendan su sentir y pensar. Además, dice la psicóloga Nissely Herrera, permite conectar ambos hemisferios cerebrales y estimula la creatividad.
A consideración de la psicóloga Luchi de León, tener un diario puede provocar que las personas tomen distancia de aquellas situaciones que les haga sentir mal, luego de ser escritas.
Al escribir de su experiencia cotidiana, las personas también se reconocen trascendentes e importantes desde las historias, los logros, los sueños y los miedos que nombran. De igual modo, las palabras recopiladas en los cuadernos pueden enseñar a tomar decisiones.
Una historia propia
Diana Roldán tiene 24 años y seis de recopilar su vida en libretas de tamaños y formas diferentes. Empezó a escribir diarios durante la época de la universidad cuando en las agendas que utilizaba para apuntar sus pendientes encontraba rincones vacíos de la hoja en los que escribía pequeñas textos de cómo se sentía y lo que le agobiaba a diario.
“Luego terminé ocupando más espacio con información de cómo me sentía y de las cosas que me sucedían”, cuenta la joven que en total lleva escritos 16 diarios que registran su vida desde 2016 hasta lo que va del 2022.
Diana asegura que los distintos cuadernillos le han permito volver atrás y atenderse emocionalmente.
“En 2018 pasé varias situaciones traumáticas, pero fue hasta dos años después que logré regresar a lo que había escrito y atender emocionalmente lo que sucedió. Leerme en los diarios ha permitido que reconozca un avance en mi vida, comparte la joven.
Rosario Juracán es historiadora y guarda 12 diarios personales que comenzó a escribir en su preadolescencia cuando tenía 13 años. Hoy a sus 34 cuenta que desde siempre tuvo inquietud por todo lo que fuera a trascender y “quedarse” de su historia personal.
Empezó a escribir su historia en base a pensamientos y notas que hacía en varias libretas: “Cuando estaba triste o cuando quería salir de alguna situación escribía de los hechos. Luego al volver a leer de eso creo que empezaba a entender mejor las cosas que ocurrían”.
Rosario cuenta que su propia historia la ha conducido a varias y nuevas decisiones. “El hecho de reconocerme en lo que he escrito me ha dado la opción de tomar decisiones más claras. De pequeña era algo que no entendía, pero mis diarios me ayudaron”, asegura.
A consideración de la psicóloga Nissely Herrera, escribir acerca de un mismo puede crear una mayor autoconsciencia ya que al releer la información registrada se pueden “descubrir nuevas perspectivas y encontrar otras soluciones”. Esto enriquece a individualmente pero también a los vínculos cotidianos, agrega la psicóloga.
El valor del tiempo
“El pasado puede ser un elemento funcional en nuestra historia de comportamiento porque es punto de aprendizaje. También nos muestra que las enseñanzas nos ayudarían a desarrollar nuevos comportamientos alineados al presente, lo que permite un desarrollo amplio”, explica la psicóloga Luchi de León, quien ha enfocado su praxis en análisis y modificación de conducta.
A decir de la especialista, todas nuestras conductas tienen una explicación a lo largo del tiempo. Para comprender el para qué y el por qué detrás de ese camino -y todo lo que hacemos allí- la contemplación en el presente, incluso desde un diario, puede ser muy útil.
“El que nos detengamos a hacer este análisis nos puede ayudar a identificar las funciones de nuestra conducta que abarca todo lo que se ha aprendido y solidificado en base a la experiencia”, apunta la psicóloga.
“Leerme en los diarios ha permitido que reconozca un avance en mi vida.” -Diana Roldán, 24 años.
De León dice que hacer un reconocimiento a lo largo del tiempo -como sucede con los textos que se escriben en los diarios personales- puede fomentar a que se genere un entendimiento más objetivo y panorámico de nuestras vidas.
Del reconocimiento personal todos podemos ganar “una noción más clara de nuestros procesos de aprendizaje y el para qué hacemos las cosas que hacemos”, argumenta la psicóloga.
Se debe reconocer que, en el proceso de escritura de un diario personal, el tiempo juega un valor inseparable y vital por lo que muchas veces la nostalgia puede colarse en el ejercicio.
De acuerdo con Nissely Herrera la nostalgia es una emoción que traduce todo aquello que ha sido importante en la vida de las personas y lleva a un sentido de añoranza de lo que ya fue.
Herrera argumenta que la nostalgia puede ser útil ya que puede llevar a las personas a dar un paso de gratitud frente a lo que ha sucedido y ha construido hasta el presente indistintamente de si el pasado fue negativo o positivo.
“Cuando llevamos la nostalgia a la gratitud podemos conectar con nuestra vida y reconocernos como los personajes más importantes. Pero si nos quedamos estancados en un pasado corremos el riesgo de no poder salir”, apunta Nissely.
“El pasado puede ser un elemento funcional en nuestra historia de comportamiento porque es punto de aprendizaje.”-Luchi de León, psicóloga.
Luchi de León explica que considerar el pasado desde el presente se vincula con la nostalgia y esta puede llevar a experiencias emocionales como la compasión frente a errores cometidos.
De acuerdo con la psicóloga, cuando las personas son compasivas consigo mismas viendo hacia el pasado, también logran comprenderse y enmendar experiencias para mejorarlas. Esto podría lograrse desde la relectura en los diarios personales.
¿Cómo empezar un diario?
Las especialistas entrevistas coinciden en que nunca es demasiado temprano ni muy tarde para comenzar a escribir acerca de la vida propia. En muchas ocasiones estos ejercicios son recomendados incluso para niños, dice Nissely Herrera.
Para iniciar un diario tan solo se requiere una libreta de cualquier tamaño, algo con qué escribir y dejar fluir la emocionalidad. Desde allí se puede plantear todo lo que rodee a las personas en su cotidianidad: experiencias que se consideren importantes, hechos positivos o negativos, anhelos y anécdotas.
El hecho de escribir una historia personal implica una relatividad por su contenido y la forma en la que se cuenta. Por ello, las personas tienen libertad de usar los formatos y maneras de expresión que les generen mayor satisfacción. En ese sentido se agiliza la creatividad.
Lo cierto es que para comenzar el escrito no se debe caer en una sobre exigencia. La idea del ejercicio es que sea un momento de encuentro personal y donde todo pueda fluir sin presiones.
“Podemos empezar con contar cosas pequeñas. Nuestra vida es variada, puede ser que algunos días ocurran más cosas que otros. No debe existir una obligación por escribir cierta cantidad de palabras ni en un determinado rango de tiempo al día”, comparte Luchi de León.
La psicóloga apunta que además de la habitual manera de registrar las historias con tinta sobre papel, hay quienes también encuentran funcional el hecho de grabarse en notas de voz contando su vida.
“Cuando estaba triste o cuando quería salir de alguna situación escribía de los hechos. Luego al volver a leer de eso creo que empezaba a entender mejor las cosas que ocurrían.” -Rosario Juracán, 24 años.
Más allá de la libertad que implica esta dinámica, las psicólogas también enuncian un compromiso respecto a la continuidad de registrar la vida. Esto será para beneficio de cada persona por lo que, a mayor constancia podrá existir un mejor autoconocimiento.
El tiempo que sugieren las psicólogas de escritura al día va de 10 a 15 minutos, pero esto deberá adecuarse al contexto de cada persona.
Nissely Herrera sugiere que al momento de escribir (o grabar) el diario se lleve a cabo un ritual sencillo que pueda implicar desde música para ambientar, beber una taza de café o té y hasta usar ropa confortable o prender incienso. Lo importante, infiere la psicóloga, es permitirnos sentir especiales y libres de expresarnos desde la comodidad.