Según la Asociación Mundial de Veterinaria, en el mundo hay 200 millones de perros que viven en las calles, con o sin dueño, la mayoría, sin raza definida. Esa cifra incluye a los que se escaparon o se perdieron, y los que tienen propietario. Pasan hambre, sed, frío, padecen enfermedades parasitarias y de transmisión sexual o son envenenados, entre otras formas de maltrato.
Adoptar un perro mestizo en condición de calle contribuiría a reducir las poblaciones de canes ferales y minimizar el riesgo de la propagación de enfermedades zoonóticas como rabia, leptospirosis, hepatitis y parásitos, entre otras, indica Calderón. También es fundamental la castración para evitar la sobrepoblación.
Los perros mestizos son para todas las familias que tengan la capacidad económica y responsabilidad para darle una vida digna, enfatiza Calderón.
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Si son rescatados
Si han vivido en la calle, los perros sin raza definida suelen ser temerosos y ansiosos, al haber sido maltratados y despreciados, por lo que se necesita de mucha paciencia y disposición de los dueños para que puedan adaptarse a su nueva familia. Algunos suelen ser agresivos, pero es debido al miedo de sentirse amenazados por las personas.
Rosario Barrios, entrenadora de perros de Cool Dog, refiere que los canes mestizos son más instintivos y con mayor interés y disposición para trabajar en los entrenamientos. No obstante, los dueños deben estar conscientes de que hay que tratar de una manera positiva la gran carga de experiencias traumáticas que traen.
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“Hay que recordar, también, que manifiestan conductas adquiridas como escarbar en la basura o no ser amigables al principio, algo con lo que hay que lidiar, pero que, con el tiempo, puede corregirse”, indica. A causa de que han luchado por alimento, son muy territoriales y las condiciones los obliga a defenderse. Es fundamental que sean vacunados y desparasitados, como cualquier perro de raza, darle alimento de calidad y sacarlos a pasear.
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Fortaleza física
Los perros mestizos pueden ser de diferente tamaño y color, incluso, en una camada. “Esta diferencia se debe a los genes que en algún momento se pueden volver dominantes de un antepasado de cuatro o cinco generaciones atrás”, explica Fernando Guanta, director de Asociación Huellitas de la Calle.
Las características físicas van a depender de los cruces de los progenitores y las temperamentales, de sus ancestros, dice Calderón. El comportamiento se verá influenciado de acuerdo con el ambiente y la crianza del can, añade. Estos canes gozan de un sistema inmunitario fortalecido, por lo que están menos propensos a padecer enfermedades que los de raza, son más resistentes a ellas y se recuperan más rápido.
La heterosis —vigor híbrido como resultado del cruce de razas— de los perros mestizos, además, evita el aparecimiento de afecciones congénitas pero, por otro lado, tienen mayor tasa de fertilidad. Son animales robustos, resistentes al frío, que sobreviven en un ambiente hostil y se adaptan muy bien al entorno. Así mismo, necesitan menos mantenimiento que los de raza.
Rehabilitación
La rescatista Paulina Cordón, de Huellitas de Fraijanes, indica que para generar confianza en un perro mestizo temeroso que haya vivido en la calle, hay que acercarse a él despacio y extenderle la mano para que la olfatee. Si al principio se esconde, por ejemplo, debajo de la cama, no hay que forzarlo a que salga, sino llamar su atención con juguetes o comida. Cuando salga, acariciarlo y darle un premio para que lo relacione con aceptar la interacción con la persona.
Es importante crear una rutina, al darle la comida a horas específicas y no acercarse mientras come, para que se acostumbre a que nadie le quitará su alimento. En un principio, cuando quiera comer mayor cantidad de alimento, por la falta que tuvo de este, se le debe dar la porción adecuada a su peso, para evitar que vomite, se ahogue o tenga torsión gástrica. Se le puede dar concentrado en platos con un tipo de laberinto, para que coma más lento, al buscar el alimento.
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La mayoría de perros mestizos pueden ser rehabilitados y así dejar atrás los traumas del pasado, pero se debe tener paciencia y mucho amor, porque el proceso lleva su tiempo, no al ritmo del ser humano, sino del perro. “Recomiendo no comprar un perro de raza sino adoptar uno sin casa”, señala Cordón,
Inteligentes y limpios
Debido al cruce de varias razas, hay que tomar en cuenta que no se puede determinar de qué tamaño será el cachorro, indica Cordón, pero la mayoría es de tamaño mediano a grande. Son cariñosos, leales y agradecidos.
Pueden tener la misma inteligencia y disciplina que un can de raza e, incluso, son más limpios, porque aprenden de forma innata a hacer sus necesidades en un lugar específico. Cada uno tiene su personalidad. En otros países, son entrenados para ser perros de terapia. Así como se pueden adoptar cachorros, también es importante que a los perros adultos se les dé la oportunidad de tener un hogar amoroso y responsable.