“¿Cómo irá todo esto sin mí?”, se preguntaba ante la repentina separación de sus hijos, un impacto más fuerte que su diagnóstico, un derrame cerebral, con solo 38 años de edad.
“No esperas vivir esto con 38 años”, se lamenta. Ahora tiene 43.
Un derrame puede afectar a cualquiera
Más del 80 por ciento de los pacientes que sufren un derrame cerebral son mayores de 60 años. Pero cualquiera puede sufrirlo, desde bebés hasta ancianos, dice el neurólogo Thomas Kloss, médico director de la Clínica Neurológica del Hospital St. Elisabeth y de la Clínica LWL de Gütersloh.
En un accidente cerebrovascular, cada minuto mueren alrededor de 1.9 millones de células nerviosas. En solo unos minutos, el daño neurológico puede ser irreversible.
Los fumadores y las personas con sobrepeso, hipertensión o diabetes mellitus son grupos de riesgo. Dunja Delker no pertenecía a ninguno de estos grupos. Hacía deporte, no fumaba y rara vez bebía alcohol. Sin embargo, sufrió un derrame cerebral.
Comenzó con mareos y dolores de cabeza
Todo comenzó en febrero de 2015, en la mañana siguiente al día de carnaval. Se despertó con fuertes mareos, dolor de cabeza y problemas de equilibrio.
“No podía ser resaca”, dice Delker. “Bebí dos copas de champán como mucho”, asegura. Dunja Delker se encontró mal todo el día. A la mañana siguiente, no podía ni levantarse de la cama. Su marido llamó a una ambulancia, y todo se sucedió muy rápido.
Dunja Delker fue ingresada en la unidad de accidentes cerebrovasculares más cercana. Se trata de unidades especializadas en este tipo de afecciones que pueden realizar diagnósticos en pocas horas e iniciar un tratamiento de inmediato.
“Todo paciente sospechoso de sufrir un accidente cerebrovascular ingresa en una unidad de este tipo”, dice el Profesor Claus-Martin Muth, médico de urgencias y jefe de la Sección de Medicina de Urgencias de la Clínica Anestesiológica del Hospital Universitario de Ulm, en el estado de Baden-Wurttemberg, en el sur de Alemania.
“Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor”, insiste el neurólogo Kloss. Pero muchos pacientes no llegan a tiempo a los centros hospitalarios. “A menudo, los síntomas se identifican demasiado tarde o no son correctamente interpretados”, advierte Muth.
Las señales de un derrame
Para evitarlo, recurra a la llamada prueba FAST in situ. Las letras representan las palabras en inglés: face, arms, speech, time (en español: cara, brazos, habla, tiempo).
“Cuando hay indicios de un derrame cerebral, a menudo parte de la cara se paraliza. Hay que pedirle a la persona afectada que sonría. Si le cuesta, es una clara señal”, explica el anestesiólogo.
También se debe pedir ayuda inmediata si la persona no puede levantar los dos brazos al mismo tiempo, igual que si el habla parece incoherente. Otros signos indicativos son mareos e inseguridad al caminar, entumecimiento y fuertes dolores de cabeza.
“Si se produce solo uno de los síntomas, hay que actuar con rapidez”, recomienda Muth. “Incluso si los síntomas remiten solos”, añade. El accidente isquémico transitorio (AIT) podría ser la causa. Los síntomas suelen desaparecer después de unos minutos u horas.
“El AIT es a menudo un presagio de un derrame cerebral y es una razón para llamar o ir a la Emergencia o llamar una ambulancia. Incluso cuando los síntomas ya no son notorios”, según el Doctor Kloss.
Hasta que llegue la ambulancia, los presentes deben prestar los primeros auxilios. “Si la persona está consciente, debe recostarse o sentarse ligeramente elevada y no quedarse sola. Si no respira, se debe iniciar la reanimación cardiorrespiratoria inmediatamente”, aconseja el Doctor Muth.
La suerte en la desgracia
Dunja Delker esperó demasiado antes de darse cuenta de la gravedad de la situación, pero tuvo suerte a pesar de la desgracia: Aunque pasó demasiado tiempo hasta su tratamiento, apenas sufrió daños.
Cinco años después de sufrir un derrame cerebral, la periodista solo siente una sensación de hormigueo en la mitad derecha de su cuerpo cuando se esfuerza. Y tiene un ojo ligeramente más cerrado que el otro.
Actualmente, Delker recurre a grupos de ayuda, en los que se encuentra con personas que pasaron por lo mismo que ella para recuperar la confianza en su cuerpo.