El envejecimiento normal, implica una ralentización en las capacidades tanto físicas como mentales.
La psiquiatra Amanda Terraza explica que ese momento de la adultez se relaciona a la disminución de las capas de mielina, una capa aislante formada alrededor de los nervios en el cerebro y la médula espinal.
En medida que no se produce tanta mielina la velocidad se reduce del procesamiento de las habilidades cognitivas que abarcan pensamiento, memoria y capacidad de ejecución.
La especialista añade que al acercarse la adultez mayor es común ver síntomas o aparición de demencia, ese proceso, que lejos de los estigmas alrededor de una supuesta locura, consiste en la pérdida de neuronas el cual se relaciona a la acumulación de sustancias proteicas y que suelen desencadenar en distintos tipos de afecciones.
La doctora Terraza explica que al aparecer la demencia, es usual la pérdida de memoria y otras capacidades cognitivas. De acuerdo con la especialista, esto ocurre porque las áreas cerebrales que tienen un metabolismo reducido se lo deben a que no están del todo nutridas.
Al hablar sobre demencias se debe considerar que estas tienen variedad de manifestaciones y nombres.
“Existen las vasculares, mixtas, la de cuerpos de Lewy, la demencia por parkinson, también están las que son irreversibles y progresivas y las reversibles que son secundarias a trastornos metabólicos, infecciosos y traumáticos”, explica la Amanda Terraza.
Según apunta la doctora, varios de los factores protectores, o condiciones que reducen la probabilidad de demencia son una buena alimentación, el ejercicio físico frecuente y el mantener el aprendizaje de forma constante.
Pérdida de memoria y cognición
La especialista explica que la demencia se puede detectar inicialmente con manifestaciones que van desde olvidos hasta la disminución de ciertas habilidades como razonar, la pérdida de vocabulario, la resolución de un problema o el tener dificultad en cosas sencillas como entender un juego de mesa.
La desorientación o las alteraciones de memoria inmediata también son algunas manifestaciones. “Cuando estamos hablando de manifestaciones demenciales la mayoría son procesos irreversibles y progresivos”, comparte la doctora Terraza.
Aunque suelen estar muy cercanas, la demencia y la enfermedad del Alzheimer también se encuentran en ese espectro.
Esta enfermedad es una causa específica de demencia y consiste en un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta la memoria y la capacidad de razonamiento.
En estos casos, el escenario suele ser complejo para las personas que padecen tanto la demencia, como las personas a su alrededor, quienes suelen ser familiares.
De acuerdo con la psiquiatra Terraza, cuando se empieza a reconocer que hay síntomas de demencia, es recomendable que los pacientes realicen exámenes hormonales para que se evalúe si hay deficiencia de vitaminas, y descartar si se trata de una anemia o algún otro tipo de problema.
“También se hacen pruebas psicológicas donde se puede descartar que no haya depresión, ya que es algo que se puede asemejar a una demencia”, comparte la especialista.
Asimismo, resulta importante tomar distancia del miedo, ya que muchas veces suele creerse que la demencia es sinónimo de locura o efecto de algunas enfermedades mentales, asegura Terraza.
La especialista subraya que la demencia supone un gran desafío para las personas alrededor de quien lo padece, incluyéndole, puesto que se tratará de un cuadro que generará dependencia. De igual manera, en una fase inicial, puede asustar al paciente en cuanto a que reconocerá que su funcionalidad no es la misma.
Acompañamiento
María Cecilia López, directora de la Asociación Grupo Ermita Alzheimer Guatemala y también coordinadora del Diplomado en cuidado del adulto mayor con énfasis en alzheimer y enfermedades relacionadas en la Universidad Galileo, asegura que paciencia y amor son dos elementos cruciales para sobrellevar los procesos de demencia, tanto desde los pacientes, como de los cuidadores.
Esto a la vez, debe llevar hacia una atención inmediata y especializada, recomienda López: “Cuando nos damos cuenta que hay mucha incidencia en los olvidos, lo primero es buscar ayuda profesional. Puede ser el médico de cabecera, un neurólogo, un psiquiatra o un geriatra”.
De acuerdo con la especialista, también es importante considerar que a las personas que tienen demencia se les pueda medicar, dependiendo de las instrucciones del especialista.
También se puede realizar una forma de terapia no farmacológica la cual consiste en terapias físicas, ocupacionales, ejercicios de manualidades, así como otros donde se ponga en práctica la parte motora de las personas. Los paseos fuera del hogar son recomendados ya que permiten la oxigenación del cerebro.
La especialista en temas de demencia comparte que también es necesaria la adaptación del espacio a las necesidades del paciente. Se debe procurar que no haya muebles u objetos que sean filosos o pesados con los que pueda lastimarse fácilmente la persona.
Otro aspecto a considerar es la atención a la movilidad que pueda requerir la persona. La alimentación es otro elemento a considerar ya que se debe adaptar una dieta en referencia a las necesidades a partir de cada metabolismo.
“Es una situación compleja, pero cuando hay un diagnóstico, cambia. Por eso es necesario aprender a adaptar las condiciones”, comparte López. A esta idea, la especialista suma la necesidad de pensar en los cuidadores de los pacientes con demencia.
De acuerdo con María Cecilia, son estas personas quienes más suelen ser afectadas en casos de demencia ya que por un lado está anuente del deterioro del paciente, y por otro, se somete a jornadas de entrega física, mental y emocional.
En el caso de ser familiar de la persona con demencia, López recomienda que haya una conversación con otros miembros de la familia para que se turnen en el cuido.
Otro aspecto es que, en el caso de no poder cuidar a los pacientes de la manera más adecuada, también se recomienda buscar ayuda institucional en hogares geriátricos o casas donde se atienda a personas con demencia.
María Cecilia López agrega que es importante que los familiares del paciente comprendan que hay lugares donde se puede dar un trato especializado y digno.
Entre las recomendaciones para este caso se encuentra buscar lugares que transmita confianza a la familia, considerar los precios y por último, prepararse emocionalmente así como poder quitarse sentimientos de culpa porque “no quisieron” o “no pudieron” cuidar de la mejor forma.
