La premisa gira, pues, en torno a crear espacios versátiles y para ser vividos, visualizando atmósferas completas a partir de las necesidades de cada ambiente y de la personalidad de quienes los habitan. No olvidemos que pasamos en casa al menos la mitad de nuestro tiempo, ahora incluso más porque muchos siguen trabajando desde ahí…
La pandemia nos enseñó cuán importante es tener estancias agradables, cómodas e idóneas para compartir.
El primer paso es preguntarse por la funcionalidad del lugar: Observar si la energía fluye, si las personas pueden moverse cómodamente o si hay topes visuales o físicos.
Luego toca contemplar la cantidad de residentes y su estilo de vida. Por ejemplo, si uno suele cenar en la sala familiar, ¿por qué no, en vez de comer en el sofá, incluye una mesa pequeña en el espacio, que a la vez pueda servir como mesa de juegos?
Personalizar los ambientes es el siguiente paso. Alguien minimalista, seguro, se inclinará por mobiliario de líneas rectas y una paleta de color neutra, mientras que una persona extrovertida quizá se oriente hacia tonos vivos y formas más elaboradas. Lo importante es tener claro que los detalles hacen la diferencia. Así, es poco probable que una pared gris haga que un espacio se sienta menos amplio, pero un sofá sobredimensionado sí. Otro elemento que aporta identidad es pintar o empapelar las paredes de un ambiente.
En cuanto a tendencias, me gusta insistir en la versatilidad. Las mesas extensibles son perfectas porque no estorban durante la semana, pero se hacen grandes cuando llegan invitados. Es más, las mesas redondas están de vuelta en todos los tamaños, pero la rectangular sigue siendo la favorita.
Los sillones modulares son otro imprescindible actualmente, ya que se adaptan a cualquier espacio. La mayoría ahora trae chaise lounge, precisamente para darle más usos.
Otra tendencia actual son las telas sostenibles. El mercado ofrece incluso telas hechas de botellas de plástico recicladas, por eso, aunque suaves y agradables al tacto, pueden usarse en exteriores. Las alfombras, por su parte, también recurren a la fibra natural, o al algodón reciclado, mezclado con yute o lana. Este momento celebra el trabajo del artesano, por eso se ve cerámica en jarrones, vajillas, maceteros y hasta lámparas.
Cada pieza es única. El terracota, el verde musgo y el mostaza son los colores que se llevan, lo mismo que la madera clara, y las alfombras que dejan de lado el color y los patrones para convertirse en un elemento neutral.
Por último, vale decir que la tecnología se ha unido al diseño para lograr responsabilidad y bienestar. Así tenemos acceso a lámparas que se cargan como un celular, con capacidad para alumbrar en medio del jardín durante horas.
Todo es cuestión de buscar, investigar, definir un presupuesto y hacer la elección con lo que nos sintamos más cómodos en casa.
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Margarita Cirici, arquitecta e interiorista, Directora de Kave Home
Lo ideal es visualizar la experiencia completa de un ambiente, con sus muebles, alfombra, cojines, espejos y accesorios.
