Ahora, un nuevo estudio destaca el daño que la diabetes puede provocar en el cerebro. En él, se descubrió que la diabetes se asocia a un riesgo mayor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia senil, y que este riesgo aumenta cuando la diabetes se manifiesta en edades tempranas.
Los hallazgos son inquietantes, sobre todo, por la incidencia de diabetes entre los adultos estadounidenses y las crecientes cifras de diabetes en gente más joven. Se solía hacer referencia a la diabetes tipo 2 como la “diabetes que aparece en la edad adulta” para distinguirla de la diabetes tipo 1 que se vincula a la función inmunitaria y que “aparece en la infancia”, pero ahora se está presentando en personas cada vez más jóvenes y se asocia mucho a las crecientes tasas de obesidad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos calculan que más de 34 millones de adultos estadounidenses tienen diabetes tipo 2 y que estos incluyen a más de una cuarta parte de las personas de 65 años y mayores. Aproximadamente el 17,5 por ciento de las personas cuyas edades oscilan entre los 45 y los 64 años tienen diabetes tipo 2, así como el 4 por ciento de las personas de entre 18 y 44 años.
“Este es un estudio importante desde el punto de vista de la salud pública”, señaló el director del Centro de Diabetes de la Universidad de Yale, Silvio Inzucchi, quien no participó en la investigación. “La diabetes tiene muchas complicaciones, pero aún no se ha estudiado bien cómo afecta al cerebro. Ya se está diagnosticando diabetes tipo 2 en niños y, al mismo tiempo, la población está envejeciendo”.
Para el nuevo estudio, publicado en la revista JAMA, investigadores británicos hicieron un seguimiento de 10.095 hombres y mujeres de entre 35 y 55 años diagnosticados con diabetes al inicio del proyecto, entre 1985 y 1988, y quienes en ese momento no tenían la enfermedad.
Les realizaron exámenes clínicos cada cuatro o cinco años hasta 2019. En cada examen, los científicos les tomaban muestras de sangre en ayunas para evaluar sus niveles de glucosa, un procedimiento para detectar la diabetes, y registraron los casos de diabetes tipo 2 reportados por el paciente mismo y diagnosticados por los médicos.
Los investigadores también verificaron casos de demencia a través de las bases de datos del gobierno británico. A lo largo de un seguimiento de 32 años en promedio, registraron 1710 casos de diabetes tipo 2 y 639 casos de demencia.
Estos científicos calcularon que, por cada cinco años de aparición más temprana de la diabetes, había un riesgo un 24 por ciento más alto de desarrollar demencia. Si se comparaba con alguien que no padecía diabetes, una persona de 70 años a la cual le diagnosticaban diabetes tipo 2 hacía menos de cinco años, tenía un riesgo un 11 por ciento más alto de padecer demencia. Pero si se diagnosticaba a la edad de 65 años, el riesgo de desarrollar demencia era un 53 por ciento mayor y si se diagnosticaba a la edad de 60 años, el riesgo era un 77 por ciento más elevado. Una persona diagnosticada con diabetes tipo 2 a la edad de entre 55 y 59 años tenía más del doble de riesgo de padecer demencia en la vejez que alguien del mismo grupo de edad que no tuviera diabetes.
El estudio fue observacional, por lo que no pudo probar que la diabetes provoque demencia. Pero se trató de un estudio longitudinal con una población grande de sujetos. Los investigadores controlaron muchos factores que intervienen en el riesgo de desarrollar demencia, los cuales incluyen raza, escolaridad, enfermedades cardiacas, embolias, tabaquismo y actividad física, y siguió habiendo un nexo entre la diabetes y la demencia.
“Estos datos son excepcionales”, señaló Daniel Belsky, profesor adjunto de Epidemiología en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia que no tuvo relación con la investigación. “Estos vínculos entre el momento de aparición de la diabetes y el desarrollo de demencia muestran la importancia que tiene considerar todo el ciclo de vida para prevenir las enfermedades degenerativas”.
“Somos una población que envejece y lo que más miedo nos da son las enfermedades degenerativas, como la demencia, para las que no hay cura ni terapia y muy pocas opciones a las cuales recurrir para prevenirlas. No podemos esperar hasta que la gente tenga más de 70 años”.
No se sabe cómo es que la diabetes se relaciona con la demencia. “Podemos especular sobre los mecanismos”, comentó la autora principal del estudio, Archana Singh-Manoux, profesora investigadora en el INSERM, el instituto de salud nacional de Francia. “Es peligroso vivir mucho tiempo con diabetes y tener episodios de hipoglucemia; la diabetes también tiene efectos neurotóxicos. El cerebro usa enormes cantidades de glucosa, así que, con la resistencia a la insulina, tal vez se altere la manera en que el cerebro usa la glucosa” en personas con diabetes tipo 2.
Es posible tratar la diabetes tipo 2 y reducir sus complicaciones al monitorear el azúcar en la sangre y seguir de manera meticulosa un programa personalizado y bien diseñado de medicación, ejercicio y dieta. ¿Es factible que una rutina de ese tipo pueda reducir al mínimo el riesgo de desarrollar demencia más adelante?
“En los casos en que hubo un mejor control, hubo menos deterioro cognitivo que cuando el control no fue bueno”, señaló Singh-Manoux. “Así que hay que tomar los medicamentos y vigilar los indicadores de glucemia. Esa es la recomendación para las personas que padecen diabetes”.