Ahí colocó el pesebre con el heno, el buey y el asno. “La gente que se había congregado allí manifestó una alegría indecible, nunca antes experimentada, ante la escena de la Navidad. A continuación, el sacerdote celebró solemnemente la Eucaristía en el pesebre, mostrando el vínculo entre la Encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, no había estatuillas en Greccio: el belén lo hacían y lo vivían los presentes”, explica el sumo pontífice en su libro lanzado este año El belén del papa Francisco.
“En la Europa medieval los nacimientos se hacían solo en las iglesias. Para el Renacimiento, los belenes o pesebres con figuras esculpidas eran una tradición bien establecida, que los españoles introdujeron en el Nuevo Mundo a partir del siglo XVI. Aunque la tradición de hacer nacimientos y posadas se atribuye frecuentemente al Santo Hermano Pedro, posiblemente ya existían en Guatemala antes de su llegada, pero es indudable su mérito de haber promovido y expandido a toda Latinoamérica esas tradiciones franciscanas”, explica en una investigación publicada Miguel Torres, Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.
“Los nacimientos domésticos surgieron en nuestro país, con bella imaginería pequeña. Fueron popularizados por el Santo, quien trasladó las tradiciones navideñas de las iglesias a los hogares. Los nacimientos fueron enriquecidos en Guatemala con las tradiciones prehispánicas como la adición de la diversidad de frutas y hojas aromáticas o decorativas. Los nacimientos chapines se asocian a los aromas de “rosarios” de manzanilla y del follaje de pino y ciprés. La decoración con hoja de pacaya es de origen prehispánico, presente también en algunas fachadas barrocas guatemaltecas de factura indígena”, agrega Torres.
Por su parte, el historiador Anibal Chajón comparte que la tradición de vestir al Niño Dios nació por una conmemoración llamada El Dulce Nombre de Jesús o que se relaciona con la circuncisión.
“Cuando una nueva familia adquiere o le regalan a un Niño Dios, la tradición es que tenga un padrino, madrina o una pareja que le regale su traje y esto es lo que encontramos en las ventas actuales”, dice Chajón, quien también explica que el vestirlo viene del siglo XVIII en España y luego en el resto de América a donde llega casi un siglo después, por lo regular en hogares con grandes posibilidades económicas.
La vestimenta se coloca en los primeros minutos del 1 de enero. “A un bebé se le puede vestir de hombre o mujer porque hay pureza y eso es lo representa, la pureza de todos los niños en los nacimientos”, agrega Chajón. Incluye gorros y escarpines, algunos son de lana para abrigarlos y protegerlos del frío.
Por su parte, Walter Renato Izeppi Ramírez, maestro compositor e investigador comenta que las tradiciones de la época navideña en Guatemala están muy arraigadas desde la época de la colonia, “los olores, los sabores, los colores, y los sonidos agudizan aún más los sentidos, y nos permite captar en esencia nuestras costumbres y tradiciones transmitidas de generación en generación. Nuestro país ha hecho un aporte importante en Mesoamérica”, indica.
Las vestiduras
El investigador Izeppi Ramírez también refiere que una pregunta frecuente es por qué para Año Nuevo se viste al Niño Jesús, sin duda alguna una tradición que viene desde la colonia, “aunque en los últimos años se ha modificado ya que antes se utilizaba un faldón largo comúnmente color blanco como el de los bautizos, ahora se ha modificado con diferentes atuendos hasta algunos que provienen de otros lugares o culturas fuera de nuestro país con vestimentas de esos lugares, pero la confección de estos vestidos realizadas por personas que se dedican a ello es muy especial donde utilizan por lo regular telas como el satín de varios colores, algunos listones y encajes que hacen juego con la vestimenta, que le da un aspecto muy elegante a estas vestiduras bien realizadas por manos expertas, lo cual lo podemos ver en las ventas”, comenta Izeppi Ramírez.
También hay personas que los realizan tejidos de lana, “un gran legado sin duda alguna, por lo que en el nuevo año esta práctica se lleva a cabo como una ofrenda en el cambio de año, para pedir abrigo, sinónimo de bendición y abundancia en el año que está por iniciar, como decían las abuelitas: ¨hay que vestir al Niño porque hay mucho frío¨, por lo que también había que sentarlo, dentro del nacimiento”, dice el investigador.
Izeppi Ramírez dice que cada color del vestido tiene un significado importante dentro de las peticiones de las familias como un hecho de piedad o suplica en el año que está por venir, y que sea de bendición para la familia. Por ejemplo, el verde es sinónimo de esperanza y abundancia.
Chajón explica que en general en diferentes familias guatemaltecas se guardan los vestidos y debería tener tantos vestidos como los años que tiene de estar en la familia.
Blanca López, en su familia tiene décadas de comprarle su vestimenta a su Niño Dios, cada año estos atuendos los regala a sus familiares para compartir las bendiciones con ellos, expresa.
Douglas Vásquez, tiene 25 años de vender vestidos en un negocio familiar ubicado en la plaza Las Tinajas, en el Mercado Central. “Empecé a vender junto a mi abuelita y mi mamá desde los ocho años”, cuenta mientras comenta que parte de lo más novedoso que ha entrado son los vestidos con tejidos de indumentaria indígena guatemalteca, así como las túnicas de diferentes colores.
Vásquez indica que cada año se van cambiando los estilos aunque los vestidos de fantasía siguen siendo clásicos que las personas buscan en la temporada. “Es importante recordar que durante la pandemia murieron algunas abuelas que se dedicaban a ciertos tipos de vestido que ya nadie produce, entre ello estaban unos de estilo salvadoreño”, comenta.
Para el comerciante esta tradición va más allá de la venta, “las abuelas dicen que el vestir al niño representa agradecer por las bendiciones recibidas en el año, es darle una sola vez al Niño mientras él nos bendice todo el tiempo”, expresa.
Los vestidos oscilan entre Q35 a Q125, dependiendo del tamaño y diseño. Las ventas de vestidos están con regularidad todo diciembre. Los tamaños van desde la talla cero, para los más pequeñitos, hasta los de media vara.