Pero, ¿qué pasa cuando las condiciones son adversas? en algunos hogares, la falta de aceptación, afecto, respeto e incluso cordialidad son constantes. Esto puede crear distanciamiento y ambientes de tensión.
Si en casa observa algún tipo de conflicto, se sugiere que se analice la situación lo más objetivamente posible, identificando a quién pertenece el problema, si le afecta directamente, busque cómo resolverlo mediante el diálogo, preferiblemente cuando estén en calma.
Si es un espectador, evite tomar partido, esto es, sin defender o atacar a nadie. Permita que los involucrados encuentren su propia forma de resolver el conflicto y respete las decisiones que tomen, aunque no sean de su agrado.
Si el conflicto es entre menores de edad, es saludable que se aplique la misma sugerencia y dejar que ellos resuelvan sus diferencias, aunque los adultos pueden poner reglas para mantener la seguridad y fomentar el respeto; entre ellas, que los golpes no son permitidos nunca.
Puede ayudar, tener claro que el conflicto es parte de la convivencia, por lo que la tarea no es evitarlo, es aprender qué hacer para superarlo.
En conclusión, identifique entre quiénes es el problema, si usted forma parte, comunique lo que piensa, siente y espera para que se resuelva. Si es de otros, no tome partido, deje que los involucrados encuentren la forma de resolverlo, mostrando respeto ante sus decisiones. Recuerde que el cariño se mantiene aun cuando no se aprueben opiniones o conductas ajenas.
Académica docente del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades, Universidad Rafael Landívar.
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