Andrea Crespo, gerente médica de cáncer pulmón para Roche Centroamérica y Caribe comenta que aunque la mayoría de casos está relacionado con el tabaco, el 36% de este tipo de cánceres están ligados a factores como contaminación ambiental, la presencia de arsénico en el agua, distintos tipos de tóxicos que pueden ser perjudiciales, en Guatemala y en otros países de la región la cocina con leña provoca que se desarrolle este problema de salud.
Según el estudio Cáncer de Pulmón en América Latina: es hora de dejar de mirar hacia otro lado, de la Unidad de Inteligencia de The Economist, en la región se diagnostican cerca de 85 mil casos y mueren más de 60 mil personas por año.
“El cáncer de pulmón tiene un diagnóstico complejo porque en etapas tempranas, a menudo es asintomático o los síntomas se confunden con otras enfermedades respiratorias”, comenta Crespo.
Walter García, cirujano oncólogo del del Instituto de Cancerología (Incan) explica que en países desarrollados tienen más carga de tabaco y eso aumenta los casos de este tipo de cáncer y aunque Guatemala no cuenta con estadísticas nacionales actualizadas, si hay incidencia y “mientras fumemos más vamos a desarrollar más este tipo de cáncer”, explica.
Causas y síntomas
Los signos y síntomas del cáncer de pulmón suelen aparecer cuando la enfermedad está avanzada. En general se presenta una tos persistente, tos con sangre, falta de aire, dolor en el pecho, ronquera, pérdida de peso, por mencionar los principales. El cáncer de pulmón se puede diseminar a otros órganos, a menudo se disemina al cerebro y puede causar la pérdida de funciones vitales, por ejemplo, la visión.
García explica que una de los primeros exámenes que se hace cuando las personas tienen una tos insistente es una citología de esputo, es decir que se evalúan las células que se encuentran en el esputo (moco y otras sustancias expulsadas por los pulmones al toser), para verificar si hay células anormales, como las células de cáncer de pulmón. También aclara que si las células no han salido a los bronquios no será posible tener el diagnóstico y se necesitarán otras evaluaciones.
“El diagnóstico de cáncer de pulmón se realiza después de una serie de exámenes radiológicos, tomografía computarizada y una biopsia tumoral seguida de una investigación histológica. La determinación precisa de la etapa de la enfermedad requiere procedimientos de diagnóstico adicionales que incluyen ultrasonido, PET-CT y resonancia magnética, y en algunos casos, los médicos buscan saber si las células cancerosas tienen cambios genéticos específicos que indicarían que el cáncer podría ser tratado con ciertos medicamentos de terapia dirigida”, explica Crespo.
García explica que al hacer el diagnóstico existen tres tipos de carcinoma de pulmón más frecuentes, está el llamado epidermoide y que es el más asociado al tabaco, el adenocarcinoma que es la forma más frecuente de cáncer de pulmón en las mujeres y en las personas que no han fumado nunca.
También está el carcinoma de células pequeñas que es la neoplasia maligna más agresiva del pulmón. Representa el 25% de todos los carcinomas pulmonares.
Tratamientos
Es importante hablar con el médico respecto del seguimiento que toma en cuenta el estado general de salud, el tipo de cáncer, así como cuánto ha avanzado.
En algunos casos podría ser opción la cirugía para extirpar el cáncer, ya sea en el área que se encuentra, o bien una lobectomía para eliminar el lóbulo de un pulmón. Esta opción es viable cuando el cáncer todavía está localizado en un área específica. Crespo hace énfasis que en la mayoría de casos, más del 80 por ciento de pacientes son diagnosticados en etapas muy avanzadas en la que esta opción quedaría fuera.
Si la enfermedad ha avanzado o el tumor es grande podría sugerirse antes de este proceso quimioterapias o radioterapias y así reducir el tamaño del mismo o que estas se conviertan en el tratamiento principal.
Mayo Clinic explica que la radioterapia usa haces de energía de gran potencia, de fuentes como los rayos X o los protones, para destruir las células cancerosas. Durante la radioterapia, el proceso es recostarse sobre una camilla mientras una máquina se mueve y dirige la radiación a puntos específicos del cuerpo.
Mientras la quimioterapia se trata de aplicar en una vena del brazo (vía intravenosa) o por vía oral. Por lo general, se administra una combinación de medicamentos en una serie de tratamientos, durante un período de semanas a meses.
Se utilizan muchos medicamentos de terapia dirigida para tratar el cáncer de pulmón, aunque la mayoría se reservan para personas con cáncer avanzado o recurrente.
Uno de los últimos cambios cuando se habla de tratamiento es el trabajo de los científicos James P. Allison y el japonés Tasuku Honjo que demostraron cómo el sistema inmunitario puede usarse para luchar contra el cáncer de pulmón. Esto les llevo a tener el nobel de medicina en 2018, porque no está centrado en las células cancerosas, sino que lo hace en el sistema inmunitario frente a ellas.
En la década de 1990, Alisson empezó a estudiar en su laboratorio de la Universidad de California (EE.UU.) la proteína CTLA-4, que funciona como freno de las denominadas células T, claves en el sistema inmunológico.
Otros investigadores habían descubierto esa propiedad de la CTLA-4 y aplicado el mecanismo en enfermedades autoinmunes, pero Alisson tenía una idea diferente. Tras descubrir un anticuerpo que podía unir a esa proteína e inhibir su función, quiso averiguar si podía liberar el freno de la célula T y provocar que el sistema inmune atacase las células cancerígenas.
Usando esa técnica pudo curar a ratones con cáncer y, después de sus esfuerzos por desarrollar una estrategia para humanos, logró en 2010 efectos sorprendentes en pacientes con melanoma avanzado.
Honjo descubrió en paralelo en la Universidad de Kioto, Japón la PD-1, otra proteína expresada en la superficie de las células T: años de experimentos mostraron que funcionaba como freno aunque con un mecanismo diferente.
Un estudio demostró en 2012 su eficacia en el tratamiento de pacientes con distintos tipos de cáncer, también en casos en los que la enfermedad estaba en fase metastática.
Y nuevos ensayos clínicos indican que la combinación de ambas proteínas en terapias puede ser aún más efectiva, como ocurre con los pacientes de melanoma.
En septiembre pasado se publicaron los resultados de una investigación en la revista The Lancet Oncology, el estudio NADIM que han realizado investigadores del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), unos resultados que abren la puerta a un cambio en el abordaje terapéutico de los tumores de pulmón cuando se encuentra en estadios intermedios.
Datos de EFE señalan que la investigación arroja resultados en supervivencia que duplican los obtenidos hasta ahora con el tratamiento tradicional para tratar ese tipo de tumores (quimioterapia tras la cirugía).
El estudio se ha centrado en los pacientes con cáncer de pulmón en estadios intermedios -aquellos que pueden ser operados, pero en los que el tumor ya se ha diseminado a ganglios circundantes-.
“Estamos hablando de volver curables tumores potencial y mayoritariamente letales”, ha afirmado el doctor Mariano Provencio, presidente del Grupo e investigador principal.
El estudio ha arrojado datos muy esperanzadores para este tipo de pacientes: el 89.9 por ciento de los pacientes incluidos en el estudio sobrevivió a los dos años y un 77 por ciento no tuvo progresión de la enfermedad en este periodo.
Además, un 63.4 por ciento de los pacientes incluidos tuvo una respuesta patológica completa del tumor cuando se realizó la cirugía (ausencia del tumor).
“Estas tasas suponen casi el doble de supervivencia de lo registrado hasta ahora con el abordaje tradicional.
Personajes que han fallecido de cáncer de pulmón
En los últimos años, uno de los casos que han impactado a nivel mundial es el del médico Paul Kalanithi, joven y prometedor neurocirujano que vivía en Estados Unidos. Recibió el devastador diagnóstico de cáncer de pulmón en el 2013, a los 35 años.
Pasó de tratar a los pacientes a convertirse en uno y por estar en una etapa muy avanzada de la enfermedad falleció en marzo de 2015. Durante el proceso de su enfermedad decidió escribir un libro llamado When breath becomes air, que ha sido traducido como Recuerda que vas a morir. Vive y como El buen doctor en el que cuenta, por un lado cómo afrontó su último ciclo de vida, el avance de su enfermedad, el nacimiento de su hija, la relación con quienes lo rodean y el proceso interior que lo llevó a encontrarse a sí mismo. Un recordatorio sobre la fragilidad de la existencia.
En la historia también otros personajes reconocidos han muerto de esta enfermedad. Entre ellos, el rey Jorge VI. Era fumador y sobrevivió a un operación en la que se extirpó su pulmón izquierdo, posteriormente falleció. Murió el 6 de febrero de 1952.
A la lista se suma también Walt Disney, dibujante, empresario y creador del famoso Mickey Mouse y otros personajes. En 1966 fue diagnosticado con cáncer de pulmón y falleció en diciembre del mismo año. Se asocia su enfermedad con el consumo excesivo de cigarrillos.
El 20 de abril de 1993 falleció también por esta causa el comediante mexicano Mario Moreno Cantinflas. En 2014 se estrenó una película dedicada a la vida de este personaje.
La española Angelines Fernández, actriz del Chavo del Ocho también ha sido parte de las estadísticas de personas que han fallecido por esta enfermedad.
En 2001 también se informó que George Harrison, uno de los cuatro integrantes de los legendarios The Beatles, murió después de un lucha contra este cáncer.
La mejor prevención
Sin duda una vida con hábitos saludables disminuye el riesgo de cáncer. Así que es importante comer sanamente, mantener un estilo de vida activo y no fumar.
Pacientes que fumaron y lo abandonaron reducen en un alto porcentaje la posibilidad de desarrollar cáncer de pulmón.
También es importante seguir las guías para las pruebas de detección recomendadas, las cuales son útiles para detectar ciertos tipos de cáncer en sus etapas iniciales. En el caso de los fumadores se recomienda buscar clínicas para dejar de fumar y deberían realizarse radiografías o placas de tórax para determinar su salud aunque no tenga síntomas, por la carga alta de tóxicos que consumen.