Salud y Familia
Crecer y florecer: cómo los árboles nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida
La naturaleza, los árboles y el cuidado de plantas crean una conexión que brinda paz, seguridad y mejora la calidad de vida, enseñándonos sobre ciclos y procesos de la vida.
Adaptar espacios con plantas mejora la calidad del aire y ofrece beneficios terapéuticos. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
Santiago tiene 6 años y desde pequeño aprendió mucho de su abuela sobre el cuidado y el amor por las plantas y los árboles. Hace poco me contó que había sembrado una semilla de aguacate, para tener un árbol como el de su “mamita”, y que estaba emocionado porque ya quería verlo crecer.
Las plantas, los árboles, y la naturaleza pueden crear en los humanos una conexión que les brinde paz y seguridad, sin mencionar que mejoran la calidad de vida, además que nos hacen conscientes de que todo en la vida son ciclos y procesos y muchas veces solo necesitamos de paciencia y tiempo para crecer y florecer.
“Cuando estamos cerca de la naturaleza y de los árboles, nos sentimos en un lugar seguro, donde nada ni nadie nos puede hacer daño y no hay bueno ni malo, solo somos libres”, menciona la psicóloga y terapeuta Regina Villagrán, quien añade que “ver un árbol tan grande y fuerte nos puede hacer sentir cuidados y protegidos, podemos abrazarlo y llenarnos de su energía”.
La conexión
Estamos acostumbrados a que la vida va con mucha velocidad, y cuando nos encontramos con procesos naturales que requieren dedicación, tiempo y paciencia como lo es sembrar y cuidar un árbol puede desacelerarnos y conectarnos con la realidad, “el estrés y la ansiedad se ven disminuidos profundamente ante el contacto con la naturaleza, y eso nos permite disfrutarla y nos brinda una sensación de bienestar”, menciona la psicóloga Nissely Herrera.
Al vivir esta experiencia todos los sentidos se conectan y se vuelven más sensibles ante este estimulo natural, practicando la contemplación y conectándonos con el presente.
El olfato, por ejemplo, se involucra al percibir los aromas que vienen de las plantas, el tacto al percibir las texturas, y la vista al apreciar los colores y las formas, “el color verde y amarillo pueden hacernos sentir más cómodos y calmados, mientras que el blanco proveniente de las flores puede estimular otro tipo de emociones como la calma”, comparte Villagrán.
Sin embargo, no es necesario acudir a un bosque para disfrutar de esta conexión ya que existen árboles y plantas que podemos cuidar en casa.
Los beneficios de tener un jardín
No todos tenemos el beneficio de vivir cerca de un ambiente natural, con árboles y plantas a nuestro alrededor, sin embargo, lo que sí podemos es adaptar nuestros espacios incluyendo plantas en ellos.
Esto además de mejorar la calidad del aire y del suelo de nuestro entorno, puede convertirse en un proceso terapéutico y de aprendizaje.
Antes de pensar en adquirir una planta, la bióloga Sofía Cabañas recomienda plantearnos ¿qué tan dispuestos estamos en cuidar un árbol o una planta? Esto debido a que existen algunos que requieren más cuidado que otros. Cabañas recomienda visitar un viveros especializados ya que ellos conocen lo que requiere cada especie y pueden explicar el cuidado de la planta que escogemos.
Recordemos que como cualquier ser vivo, las plantas también requieren de cuidados y atención, es importante podarlas para que crezcan, estar pendientes de la tierra y el espacio al que se adaptan.
¿De qué tierra nos estamos alimentando?
En mi plática con Santiago, en algún momento me comentó que se sentía un poco triste y desesperado porque su árbol no crecía rápido a pesar de que lo cuidaba y lo regaba.
Villagrán comenta que es importante validar y expresar lo que estamos sintiendo. Sin embargo, es importante utilizar todos estos sentimientos y frustraciones para entender y conectar con un proceso que puede tener un valor significativo en nuestras vidas.
Para Herrera, al cuidar una planta debemos conectar con el proceso y desarrollar paciencia, y esta evolución puede ser sorprendente ya que nos ayuda también a que exista un autoconocimiento. “Cuando estamos pendientes del crecimiento de una planta nos podemos dar cuenta que no siempre nos vamos a ver lindas y radiantes, pero, aun así, en todos nuestros ciclos merecemos ser cuidadas”, comenta.
Villagrán menciona que en algunas terapias ella utiliza las plantas como un apoyo para crear analogías y metáforas con sus pacientes, ya que el proceso de cuidar un árbol desde cero puede apoyar a las personas a recuperar la confianza en ellos mismos, desarrollando un sentido de responsabilidad, calma y bienestar ya que las personas nos sentimos “bien” al saber que estamos generando vida.
“Es necesario podar una planta para que siga creciendo”, menciona la terapeuta, esto lo podemos relacionar con nuestros procesos de vida ya que el podar “nos puede ayudar a desconectarnos de pensamientos negativos que no nos hacen bien”, indica.
Además, los árboles, las plantas y la naturaleza nos conectan con el presente. Nos hacen conscientes de los ciclos de la vida y nos ayudan a mejorar la ansiedad de la muerte, según lo mencionado por Villagrán, ya que nos permiten entender que existen ciclos que debemos cerrar y que todo proceso debe terminar.
La ventaja de la conexión natural
Los expertos coinciden que los árboles, las plantas y la naturaleza mejoran la calidad de vida. Una prueba de ello es que actualmente existen terapias como la ecoterapia que está relacionada con encontrar una conexión con estos seres vivos y mejorar el bienestar emocional.
Tener este acercamiento con la naturaleza debe de darse cuando se sienta esa necesidad de revitalización. Sin embargo, Villagrán recomienda hacerlo en un lugar donde no corramos riesgo a nivel físico.
Por otro lado, Herrera menciona que, si se tiene la posibilidad, se pongan los pies descalzos sobre la grama para conectar con la tierra, o abrazar un árbol, estas acciones ayudan a nuestra salud mental y física.