La mayoría de las personas que desarrollan el covid-19 se recuperan por completo, pero la evidencia actual parece indicar que aproximadamente entre el 10% y el 20% de la población experimenta diversos efectos a medio y largo plazo después de recuperarse de la enfermedad inicial, explica la Organización Mundial de la Salud. Estos efectos a medio y largo plazo se conocen colectivamente como afección posterior al covid-19 o covid-19 de larga duración.
Sentir que después de tener covid-19 las cosas ya no salen con la misma facilidad puede resultar tremendamente frustrante y plantea un gran interrogante: ¿Cómo organizo mi vida cotidiana con tan poca energía?
No todos los agotamientos son iguales, comenta la profesora Carmen Scheibenbogen, que dirige el Centro de Fatiga del hospital Charité de Berlín y trabaja principalmente en la encefalomielitis miálgica o el síndrome de fatiga crónica.
Una de las características de esta compleja enfermedad radica en que “incluso una exigencia mínima durante el día puede llevar a que la fatiga y los dolores empeoren a largo plazo. Si el paciente intenta mantener su ritmo habitual de vida, los síntomas pueden ir de mal en peor”, dice Scheibenbogen. Es un fenómeno que se conoce como malestar post-esfuerzo (PEM), que también se da en pacientes con covid persistente.
Aunque la mayoría de las personas que contraen el covid-19 se recuperan totalmente, algunas sufren una serie de efectos a medio y largo plazo, como fatiga, disnea y disfunción cognitiva (por ejemplo, confusión, pérdida de memoria o falta de concentración y claridad mental). Algunas personas también experimentan consecuencias psicológicas en el contexto de la afección posterior al covid-19, explica la OMS.
Estos síntomas pueden persistir desde la enfermedad inicial o presentarse después de la recuperación. Pueden aparecer y desaparecer, o reaparecer con el tiempo.
La afección posterior al covid-19 puede menoscabar la capacidad de una persona de realizar actividades cotidianas, como el trabajo o las tareas domésticas.
Mientras que cuando alguien siente un agotamiento “normal” hará bien en moverse y hacer deportes, para quien sufre de PEM esa estrategia puede ser fatal. El esfuerzo puede llegar a derivar en un colapso, advierte Scheibenbogen, y a que directamente todo sea imposible.
Estudio encuentra hasta 50 síntomas
Cipatli Ayuzo, pediatra mexicana, participó en un estudio formal que se llama metaanálisis, en el que hicieron un resumen de todos los papers —artículos académicos en revistas de prestigio— que han sido publicados a nivel mundial.
Ayuzo explica que los síntomas del covid persitente se están dando mucho en las personas que tuvieron un covid que en la parte aguda les fue relativamente bien pero que semanas después, sin necesariamente haberse reinfectado, sino por el mismo virus que genera inflamación en el cuerpo, desarrollan signos y síntomas de manera prolongada —50 padecimientos en adultos y 40 en niños—, que prácticamente se dan en todos los órganos. Son síntomas dermatológicos, gastrointestinales, neurológicos, los más comunes son: fatiga, alteraciones en el sueño y dolor de cabeza.
Se revisaron más de 18 mil artículos, y se describen los 50 signos y síntomas que persisten en un covid prolongado que se mantienen entre cuatro y 12 semanas o hasta un año y medio después de haber padecido covid-19. Encontramos que en ocho de cada 10 adultos que tuvieron el virus se presenta uno de estos signos y síntomas.
Los síntomas son variados y se dan en diferentes órganos del cuerpo. Desde alteraciones neurológicas, en la memoria, en la vista, niebla mental, incapacidad de recordar o poder concentrarse, alteraciones en el sueño, fatiga, alteración de los olores o ausencia de olfato, alteración de los sabores, falta de fuerza en las articulaciones, mareo, dolor abdominal, náusea, fiebre, en adultos y niños.
Gráfico interactivo
Aquí puede leer la entrevista a la pediatra Cipatli Ayuzo, quien explica estos hallazgos.
¿Volver a hacer ejercicio luego de tener covid?
Encuestas realizadas en todo el mundo estiman que hasta un 16% de los pacientes con covid-19 tienen algún tipo de complicación cardíaca, afirma BBC.
El problema es que, muchas veces, esta secuela en el pecho no da ningún síntoma y la persona solo sentirá sus consecuencias cuando exija un trabajo extra al sistema cardiovascular.
Esto sucede, por ejemplo, durante la actividad física: el corazón necesita latir más para bombear sangre a los músculos y, si tiene algún daño causado por el coronavirus, puede funcionar mal e incluso descomponerse.
Por esta razón, lo más recomendable es consultar con un médico, quién puede ordenar una serie de exámenes cardiológicos antes de que volvamos a hacer ejercicio de más intensidad.
Reentrenar el olfato
El entrenamiento olfativo es un tipo de terapia que desde hace algún tiempo utilizan los expertos en desórdenes olfativos, los olfatólogos. Tiene la ventaja de que no provoca efectos secundarios a quienes lo realizan, y además no necesita prescripción médica. Es barato, y se puede realizar fácilmente en casa explica Carl Philpott en una nota de The Conversation.
El entrenamiento olfativo, en su formato tradicional, consta de cuatro olores: clavo, rosa, limón y eucalipto. Sin embargo, hay numerosos elementos domésticos que proporcionan un amplio abanico de olores, por lo que los pacientes pueden elegir aquellos que saben que les gustan, o con los que tienen algún tipo de conexión.
El entrenamiento olfativo estimula la regeneración de las neuronas especializadas, lo que ayuda a recuperar la función olfativa. Algunas investigaciones han demostrado que también pueden producir cambios en las áreas cerebrales relacionadas con el sentido del olfato.
Hay estudios más recientes que apuntan a que los cuatro olores que se utilizan en estos entrenamientos deberían cambiarse cada doce semanas. Los resultados de estos estudios demuestran además que este nuevo enfoque hace posible un mayor grado de recuperación del olfato. Por otro lado, existen investigaciones más específicas que han demostrado que los entrenamientos tendrán mejor resultado cuanto más se prolonguen (en número de semanas). Por lo tanto, hay que seguir con ellos aunque no se perciba una mejora inmediata.
En último término, todo el que sufra los síntomas de forma prolongada quizá necesitaría una segunda opinión médica o que le derivasen a un especialista. Esto es especialmente cierto si además se sufren distorsiones olfativas incapacitantes, conocidas como parosmias. Sin embargo, el entrenamiento olfativo es un primer paso fácil y sencillo para iniciar la recuperación, explica Philpott.