Aunque se trata de un estudio observacional, por lo que no hay conclusiones definitivas sobre la relación causa y efecto, y como solo se ha llevado a cabo en hombres blancos mayores, los resultados pueden no ser aplicables a los grupos de edad más jóvenes, mujeres o ciertos grupos étnicos.
Sin embargo, los investigadores sugieren que sus datos puede tener importantes implicaciones desde un punto de vista de salud pública para recomendar dietas más saludables.
Debido a que los efectos de las bebidas azucaradas son similares en hombres y mujeres, afirma a ABC Miguel Martínez-González, de la Universidad de Navarra, los resultados serían extrapolables ya que existe un plausibilidad biológica. Se calcula que la insuficiencia cardiaca afecta más de 23 millones de personas en el mundo.
Martínez-González, autor del editorial que acompaña a la investigación, dice que se sabe que el abuso de bebidas azucaradas pueden tener graves consecuencias para la salud: su consumo regular se ha asociado con los cambios en la presión arterial, los niveles de insulina, y marcadores inflamatorios, así como con la obesidad, todos estos factores implicados con el síndrome metabólico, la diabetes, las enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares.
Sin embargo, añade, aunque se conoce el efecto de estas bebidas sobre la obesidad o la diabetes, había poca información sobre su relación con la insuficiencia cardiaca.
Con el fin de evaluar si puede existir un vínculo entre un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca y el consumo de bebidas azucaradas, los investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) controlaron los parámetros de salud de 42 mil 400 varones que residieron en Suecia entre 1998 y 2010.
Todos ellos, que tenían entre 45 y 79 cuando participaron en el estudio, nacieron entre 1918 y 1952. A todos se les solicitó que apuntaran el consumo medio de 96 alimentos y de bebidas durante el año anterior así como la frecuencia de su consumo. Además, se les preguntaba por la ingesta diaria o semanal de 200 mililitros (un vaso) de refrescos azucarados.
Durante el período de seguimiento, unos 12 años, se diagnosticaron 3 mil 604 nuevos casos de insuficiencia cardíaca y 509 personas fallecieron a causa de la enfermedad.
Después de tomar en cuenta otros factores influyentes, los análisis de los datos mostraron que el consumo de por lo menos dos unidades diarias de bebidas azucaradas, unos 200 ml (una lata de refresco contiene 350 ml), se asociaba con un riesgo de un 23 por ciento de desarrollar insuficiencia cardiaca en comparación con ningún consumo.
El único defecto de este trabajo, apunta el investigador español del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición, radica en que no hay distinción entre las bebidas endulzadas con azúcar, fructosa/glucosa, o edulcorantes artificiales.
Martínez-González afirma que debido a que la relación entre el consumo de este tipo de bebidas y la obesidad y la diabetes tipo 2 es incuestionable, la relación con la insuficiencia cardiaca es más que plausible.
Teniendo en cuenta estos resultados, y los de otros muchos estudios, El mejor mensaje para una estrategia preventiva sería recomendar al consumo ocasional de bebidas azucaradas o evitarlas por completo.