En primer lugar, el contorno y el volumen deben ser correctos. El bigote, ya sea un bigote lápiz finito o una versión más voluminosa tipo morsa, es siempre el resultado de una combinación de afeitado y empleo de tijeras. Lo mejor es no errar con ninguna de las dos cosas.
“Como uno le da forma al bigote al afeitarse, lo mejor es trabajar con mucha precisión”, señala Schlobach. Según dice, la simetría es especialmente importante: “Hay que prestar atención a que el bigote tenga la misma forma tanto a la derecha como a la izquierda”. Por eso, lo mejor es ir cortando de a poco para poder ir corrigiendo luego.
Lavar y cepillar a diario
A la hora de afeitar en húmedo la zona alrededor del bigote, conviene hacerlo siempre en la dirección del crecimiento del pelo para evitar irritaciones en la piel. Y es conveniente usar una cuchilla nueva para cortar bien los pelos y no arrancarlos.
Un bigote también requiere de un atento cuidado. Que el bigote tenga miguitas de comida es inaceptable. Lo mejor es lavarlo a diario. Schlobach aconseja usar un champú especial para bigotes, que suele ser más humectante que el champú normal y vuelve el bigote más sedoso.
Dado que el pelo de la barba suele ser más seco que el de la cabeza y se torna quebradizo con más facilidad, también puede ser conveniente usar un aceite para barba, que hace que el cabello sea más suave.
Por otro lado, se recomienda darle forma al bigote todos los días con un peine fino. Las pequeñas escamas de piel que puedan encontrarse debajo de la barba se pueden eliminar con un cepillo.
Para darle forma a las puntas del bigote, se puede echar mano de pomadas para la barba o ceras.