Algunas sugerencias
Entre las causas que desencadenan la alopecia o pérdida de cabello están la anemia, estrés, enfermedades cutáneas o tiroideas, quimioterapia, alimentación inadecuada, mala circulación y factores hereditarios.
En la mujer puede deberse a cambios hormonales —dos meses después de dar a luz y la menopausia—, así como el uso excesivo de ganchos y la aplicación de químicos agresivos —tintes o permanentes—.
Para evitarla, se recomienda usar el secador a distancia, sin dirigir el calor en un único punto para impedir una agresión térmica que podría ser perjudicial para el cabello —se pone seco y quebradizo—. Es mejor secarse el pelo suavemente con una toalla o al aire.
Evitar los peinados “cola de caballo” así como otros estilos que conlleven estirar el pelo. Se desaconsejan las dietas de adelgazamiento drásticas, ya que pueden causar deficiencia de nutrientes.
Cuidar en forma especial el cabello en los cambios de estación, ya que este tiende a caerse. Se sugiere usar tratamientos capilares para frenar la caída.
El tabaco reseca la piel y debilita el pelo. Si se fuma, beber un litro y medio o dos de agua al día.
También se sugiere tomar vitamina A y del complejo B, que se encuentran en los cereales y las legumbres verdes, el germen de trigo y la levadura de cerveza. También se recomiendan los suplementos vitamínicos diarios.
Frotar con frecuencia el cuero cabelludo con los dedos —y no con las uñas— activará las glándulas sebáceas y energizará la circulación de la sangre en la zona afectada. Se recomienda que se frote hasta que se sienta el “hormigueo” del calor.
La falta de higiene perjudica gravemente el folículo capilar, ya que un exceso de sebo en el cuero cabelludo puede provocar una alopecia prematura.
La mayoría de los fijadores provocan una obstrucción en el folículo, endurecen el tallo capilar y debilitan su crecimiento.