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Si bien esta condición afecta principalmente el físico y la salud de las personas, las consecuencias psicológicas también son un asunto que genera una gran preocupación.
Y aunque la desnutrición infantil y la de ancianos son las más comunes y graves, ninguna persona queda exenta de la posibilidad de padecerla en algún momento de su vida. Es por eso que aquí explicaremos sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
¿Qué es la desnutrición?
Según la Organización Mundial de la Salud, la desnutrición es la carencia o falta de alimentación, o de la cantidad de calorías, nutrientes y vitaminas necesarias para tener un buen estado de salud.
Es bien sabido que el cuerpo humano requiere de una ingesta de calorías, vitaminas, nutrientes y minerales para que pueda funcionar eficientemente.
Así, la desnutrición empieza a manifestarse cuando la persona no está en capacidad para brindar dichos nutrientes a su organismo. Este, al no recibir estos elementos de alimentos externos, se ve obligado a recurrir a sus reservas para suplir la necesidad.
El adelgazamiento progresivo del tejido muscular, el aspecto demacrado del rostro y la pérdida alarmante de peso son evidencias claras de la desnutrición.
Sin embargo, estos síntomas se ven agravados cuando se consideran los daños que deja la enfermedad a largo plazo.
Incluso una persona con un nivel de desnutrición leve, experimenta alteraciones metabólicas tan drásticas que órganos como los riñones y el corazón pueden quedar con daños permanentes. Esto se aprecia especialmente en la desnutrición infantil.
Es por este mismo motivo que los expertos en salud insisten en la importancia de llevar una alimentación adecuada.
Una persona que no ha llevado una alimentación apropiada es un ser biológicamente más vulnerable a muchas otras enfermedades tanto físicas como psicológicas.
Muchas causas, iguales consecuencias
Un aspecto preocupante de la desnutrición es la multiplicidad de factores y condiciones externas que pueden servir como detonante para que un individuo la padezca.
Si se analiza con un poco más de detenimiento, podríamos decir que los principales detonantes de esta enfermedad están inmersos en todo lo que se refiere al estilo de vida y las condiciones de la misma.
La desnutrición no es una enfermedad limitada a qué tanto comemos o con qué frecuencia.
Aspectos como las condiciones sanitarias del entorno, el poder adquisitivo e inclusive el entorno social de un individuo, podrían ser desencadenantes de un cuadro de desnutrición.
Esto hace que los países más desfavorecidos sean los que mantienen mayores índices de desnutrición, especialmente la desnutrición infantil.
La organización Acción Contra el Hambre indica que la mayoría de las muertes por desnutrición en estos países se presentan cuando esta se suma a otros padecimientos, como la malaria, neumonía o VIH. Esto agravado por la mala o carente atención sanitaria.
En este punto es importante mencionar que existen diferentes tipos y niveles de desnutrición, y cada uno de ellos supone diferentes consecuencias.
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Una desnutrición primaria es aquella que surge como una consecuencia directa de la cantidad de alimentos suministrados al organismo y la calidad de los mismos.
En cambio, la desnutrición secundaria está dada por una condición que presenta el paciente, la cual impide que este sea capaz de procesar y obtener nutrientes de los alimentos.
Una vez aclarado este punto, podemos decir que los casos más frecuentes están asociados al nivel primario. Es decir, que la enfermedad se manifiesta en personas capaces de procesar los alimentos, pero que por algún motivo no acceden a los mismos.
Sin embargo, también hay otros casos. Por ejemplo, la anorexia es una enfermedad que causa desnutrición, y se debe principalmente a un factor psicológico, y no circunstancial.
Algo a considerar de este padecimiento es que entre menos desarrollado se encuentre el organismo del paciente, las consecuencias a largo plazo son mucho más devastadoras.
Es por esto que los niños siempre son los más afectados por la malnutrición y desnutrición. Ya que mientras más tiempo se encuentren bajo esta condición, más graves serán las secuelas.
Según UNICEF, en la actualidad hay casi 200 millones de niños sufriendo desnutrición infantil en todo el mundo. Y es por ello que se hacen tantos esfuerzos por parte del gobierno y organizaciones para contrarrestar esto.
Principales consecuencias de la desnutrición
Un punto importante en cuanto a la desnutrición, es que la mayoría de los síntomas de la misma pueden ser detectados con relativa facilidad. Esto es algo positivo, ya que reconociendo los síntomas, el padecimiento puede ser atacado a tiempo.
Sin embargo, si no se trata adecuadamente, las consecuencias de esta enfermedad son mucho más graves de lo que podemos percibir a simple vista.
La importancia de los nutrientes y vitaminas que brindan los alimentos que ingerimos no se limita únicamente a una cuestión de recuperación energética.
A lo largo de nuestra vida, cada una de las partes que conforman nuestro organismo se encuentra en un ciclo constante de desgaste y renovación a nivel celular.
Es por este mismo motivo que resulta inevitable que una disminución repentina del flujo de nutrientes no altere drásticamente la mayoría de las funciones naturales del cuerpo.
Desde el sistema inmunológico hasta órganos purificadores como los riñones, todos requieren de un suministro constante de nutrientes para garantizar su buen funcionamiento.
Si analizamos con detenimiento algunas estadísticas sobre la desnutrición y su impacto, resultaría casi imposible no sentirse alarmado.
Sobre todo en lo relacionado con las repercusiones dentro del organismo y cómo las mismas afectan la calidad de vida de la persona.
El retraso en el crecimiento y la insuficiencia de nutrientes es algo que sigue afectando a más de 140 millones de niños en todo el mundo, según las estimaciones de la OMS, UNICEF y el Banco Mundial.
Al crecer, estos niños tendrás menos capacidades físicas que una persona bien alimentada. De hecho, según Acción Contra el Hambre, podría tener una pérdida de productividad de hasta un 10% comparado con los estándares normales, lo que continuaría con el círculo de pobreza y desnutrición.
Tomando todo esto en consideración y como una ayuda para detectar la desnutrición desde sus etapas tempranas, aquí mencionamos cuáles son las principales consecuencias y signos de la enfermedad.
Cambios de peso
Este es uno de los síntomas más evidentes asociados con la desnutrición u otras enfermedades que le impidan al paciente recibir la cantidad de nutrientes necesarios.
Sin embargo, no siempre el cambio de peso tiende a la disminución. En muchos casos de desnutrición, la falta de alimentos genera un desequilibrio metabólico que se manifiestan con una acumulación excesiva de grasa en el área abdominal, y el aumento de peso.
Pérdida de masa muscular
Es una consecuencia clave de este padecimiento que surge como una respuesta biológica del cuerpo ante la ausencia de proteínas.
Cuando el cuerpo no recibe suficientes proteínas, el mismo empieza a recurrir a su reserva natural para prolongar su supervivencia. Esto causa un notorio decrecimiento de las fibras musculares del paciente.
Falta de energía
Una de las principales funciones de los alimentos que ingerimos es la de proporcionarle al cuerpo la energía necesaria para moverse.
Por lo tanto, una persona desnutrida presenta un proceso de locomoción notoriamente más lento, que a su vez demanda más esfuerzo.
La disminución de la fuerza y la habilidad para desplazarse, son consecuencias de la pérdida del tejido muscular y el uso constante de las reservas calóricas del organismo.
Fragilidad ósea
Los huesos también pueden llegar a sufrir terriblemente como consecuencia de la desnutrición.
Nutrientes como el calcio y el fósforo deben ser suministrados diariamente, y la mejor forma de hacerlo es a través de los alimentos. Al no recibir la cantidad suficiente de los mismos, los huesos tienden a volverse más endebles y quebradizos.
Amenorrea
Toda la inestabilidad hormonal que experimenta el cuerpo como consecuencia de la desnutrición, también tiene una repercusión muy negativa sobre el ciclo reproductivo de la mujer.
Los nutrientes y vitaminas son esenciales durante el ciclo de formación y crecimiento ovular. Cuando el organismo no recibe suficientes de estos, la mujer puede experimentar un cese total en su ciclo menstrual.
Debilidad del sistema inmune
Dentro de nuestro organismo, el sistema inmunológico es uno de los que depende casi exclusivamente de los nutrientes y vitaminas provenientes de los alimentos.
Estos ayudan a que las defensas del cuerpo se encuentren mejor preparadas para hacerle frente a amenazas externas como virus y bacterias.
Sangrado dental
Si bien esta quizás sea una de las manifestaciones menos conocidas, irónicamente es una de las más frecuentes, sobre todo en los cuadros de desnutrición primaria.
Las encías de las personas que no ingieren alimentos o no lo hacen de la manera adecuada, tienden a ser mucho más sensibles. Estas se irritan con extrema facilidad y en los casos más extremos, trae como consecuencia un sangrado frecuente en las mismas.
Edemas
Aunque pueda parecer algo extraño, una mala alimentación tiene una consecuencia muy negativa sobre los niveles de electrolitos del cuerpo.
Esto hace que el cuerpo experimente una retención anormal de fluidos en determinadas áreas. Con el tiempo, estas terminan por manifestarse en hinchazones que son características clásicas de los edemas.
Padecimientos cardiovasculares
Otras de las funciones biológicas donde la desnutrición puede causar mayores estragos, son en todas aquellas que corresponden al sistema cardiovascular.
Al no contar con los nutrientes necesarios, el corazón empieza a latir a un ritmo peligrosamente más lento que lo ordinario. Esto hace que el paciente pueda padecer de arritmias o a presentar un caso de insuficiencia cardíaca posiblemente mortal.
Padecimientos gastrointestinales
La actividad intestinal también se ve peligrosamente comprometida cuando la persona no es capaz de suministrarle al cuerpo los nutrientes y vitaminas necesarias.
El aparato digestivo es uno de los órganos más susceptibles ante los cambios hormonales y celulares dentro del organismo, producto de la ingesta de alimentos.
Por este motivo, es tan importante que el paciente empiece a ingerir alimentos de forma progresiva para garantizar su recuperación.
Problemas mentales y cognitivos
Resulta imposible ignorar todas las consecuencias psicológicas que se producen en el cuerpo como consecuencia de la falta de alimentos.
La capacidad para razonar, tomar decisiones y de planificación se van deteriorando de forma progresiva a medida que el cuerpo empieza a recurrir más a sus reservas de nutrientes.
¿Se puede prevenir la desnutrición?
Si bien pudiese parecer que existe una forma muy fácil de prevenir la desnutrición, en realidad el proceso es un poco más complejo que solamente comer.
Una buena alimentación no solamente se basa en comer las tres comidas al día, más un par de meriendas. Lo que comemos, la frecuencia y la forma en que lo hacemos también juegan un papel extremadamente importante.
En el caso específico de un paciente con un cuadro de desnutrición primario, este principio forma el pilar fundamental para diseñar una terapia que arroje resultados positivos.
De hecho, uno de los errores más comunes de las personas, es suponer que el paciente necesita reponer todas las calorías en la menor cantidad de comidas posibles.
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Esto no solamente resulta equivocado, sino que a la larga puede generar problemas de salud mucho más grandes. Un paciente que sufre de desnutrición necesita ir adaptando su cuerpo a la ingesta de alimentos de forma progresiva y bajo supervisión de un nutricionista.
Un buen plan de alimentación es aquel que incluye los diferentes tipos de alimentos en porciones justas y en los horarios adecuados. Adicional a esto, es necesario también incluir muchos líquidos dentro de la dieta para así garantizar una sana recuperación de los órganos internos.
Cuidado con los extremos
La nutrición es una ciencia que más allá de enseñarnos la importancia de comer alimentos, nos permite tener una comprensión más profunda de lo que consumimos.
Igual que en el caso de los cuadros de desnutrición por la falta de alimentos, el exceso de los mismos generan las mismas alteraciones sobre el paciente.
Las personas obesas también tienen una movilidad muy reducida y requieren de un mayor esfuerzo para poder desplazarse. Y el hecho de que coman más, no significa que estén mejor nutridos o más saludables.
Todo esto nos hace caer en cuenta, que la nutrición es algo que debe abordarse con responsabilidad y disciplina, y que los extremos nunca son buenos para nuestra salud.
Conclusión
Una persona que no esté debidamente nutrida, inevitablemente se topará con muchos obstáculos de salud.
Como vimos anteriormente, alimentarse bien no es solamente algo que nos permitirá tener energía para hacer nuestro día a día. Es una parte fundamental para garantizar una vida más saludable y fortalecida.
El cuerpo humano está diseñado para cumplir con toda una serie de complejas funciones y por ello es tan importante garantizar una ingesta adecuada de vitaminas y nutrientes.
El sistema inmunológico, el circulatorio, el tejido muscular e incluso sus huesos viven en un constante ciclo de desgaste y renovación a lo largo de su vida. Por lo tanto, todos ellos necesitan ayuda de nuestra parte. Y la forma más efectiva de brindar esa ayuda es mediante la ingesta de alimentos.
Lamentablemente, y a pesar de los esfuerzos de múltiples organizaciones, hoy en día los cuadros de desnutrición, especialmente la desnutrición infantil, siguen siendo muy frecuentes. Y esto no solo ocurre en entornos de pobreza extrema.
En un mundo de comida chatarra, trabajos exigentes, estándares de belleza y constante presión social es muy difícil encontrar la forma de comer adecuadamente.
Una vida sana requiere de tres pilares fundamentales que son: comer bien, hacer ejercicio con regularidad y mantenerse bien hidratados.
Si algo tienen en común estos tres pilares, es que todos exigen tiempo y, sobre todo, mucha disciplina. Pero la parte positiva, es que nunca es tarde para dar inicio a un estilo de vida más sano.
El primer paso es tomar la decisión de empezar con ello. Una vez hecho esto, solo restaría incorporar algunos nuevos hábitos en su estilo de vida y consultar con un experto en caso de tener dudas.