Este hecho se deriva de que España mantuvo un conflicto armado con los moros durante ocho siglos, y la presencia árabe en la península ibérica influyó en la cocina de los españoles. Costumbres y alimentos adoptados de los árabes fueron traídos a Mesoamérica, con la invasión de los españoles, y es la caña de azúcar un ejemplo del aporte morisco a la comida peninsular y, posteriormente, a la guatemalteca.
La llegada de los españoles marcó el nacimiento de una tradición culinaria mestiza, producto de la mezcla con las costumbres alimenticias de habitantes mesoamericanos y la gastronomía de España. Con el paso del tiempo, los españoles trajeron nuevos cultivos de frutas como duraznos, ciruelas, manzanas, peras, higos, membrillos y granadas.
El historiador Luis Luján Muñoz apunta que el dulce tradicional es un fenómeno que comienza a manifestarse hacia los últimos años del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. Se sabe que había un gremio de confiteros desde 1613.
Cada región tiene sus versiones o sus creaciones confiteras. Antigua Guatemala es un lugar donde se han posicionado los mejores artesanos de dulces tradicionales y populares del país. Otros lugares donde se puede degustar gran variedad de golosinas autóctonas es Salamá, Baja Verapaz, Samayac, Suchitepéquez, y Amatitlán, en el departamento de Guatemala.
A continuación, algunos dulces tradicionales, de los cuales se incluyen los poco conocidos, según investigaciones de campo realizadas por la nutricionista Éricka Sagastume, del Centro de Estudios Folclóricos.