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Cuando fallece un amigo, vivimos un proceso de recuperación, de reconstrucción, ya que no siempre estamos preparados para enfrentarlo, a pesar de que sabemos que la muerte forma parte del ciclo de la vida. En ocasiones, nos habituamos a las personas y forjamos vínculos emocionales, por lo que su ausencia podría afectarnos fuertemente a nivel emocional.
Viva las etapas del duelo
De acuerdo con Gabriela Ramos, psicóloga clínica, antes de llegar a la aceptación de la pérdida que hemos tenido, experimentamos distintas etapas como la negación, la negociación, la ira y la tristeza. ‘Hay que recordar que cada persona lo vive diferente y en tiempos diferentes; debemos respetar estas etapas, no presionar a la persona y que viva sus sentimientos’, expresa.
Es importante tener presente que se trata de un proceso de reconstrucción, así que no se sentirá feliz de un instante a otro. ‘No se frustre por superarlo de inmediato; viva cada etapa, pero busque ayuda para superarlas y no estancarse en ellas’, dice Ramos, ya que, al no llegar a la fase de aceptación, la persona podría caer en un cuadro de depresión o de estrés postraumático.
La negación es cuando no aceptamos lo que está sucediendo. ‘Muchas personas pelean en esta etapa cuando se les da la noticia y se niegan a creerlo hasta verlo por sí mismos’, dice Ramos y explica que muchas veces es necesario acudir al funeral o al entierro es una buena oportunidad para despedirse y darle cierre a esta dura noticia. ‘Es una forma física, es algo tangente que puede ayudar a la persona a llegar a la etapa de aceptación’, explica.
Otra etapa es la ira, cuando la persona podría llegar a los golpes y a los gritos al no querer aceptar esta situación. También podemos pasar por la negociación, donde la persona crea todos los escenarios posibles en su mente para salvar a la persona. ‘Quizás no está muerto, tal vez se confundieron, se va a recuperar’, son pensamientos que podrían presentarse, según Ramos.
Un sentimiento inevitable al perder un amigo es la tristeza. ‘Es cuando la persona se da cuenta de que, efectivamente, su amigo falleció, estuvo en el velorio o lo confirmó con algún familiar. Llora, se siente mal’, explica Ramos, quien enfatiza en lo importante que es permitir que las personas vivan sus emociones.
Estas etapas previas a la aceptación se presentan en distinto orden en cada persona; tiene distinta duración, según quien lo vive, y alguna podría repetirse. Sin embargo, hay que estar al tanto del duelo de la persona, ya que muchas veces podría recaer y dar lugar a un estrés postraumático o un cuadro de depresión, dice la psicóloga.
Finalmente, cuando se ha vivido cada etapa del duelo, la persona acepta la partida de su amigo y que la vida debe seguir su curso. Es el final del proceso y, parte de la sanación de la persona, es no estancarse en las fases anteriores, continuar con sus actividades y buscar recuerdos positivos de su amigo, sin dejar por un lado su propia vida.
La vida continúa
Parte importante del proceso de superación es aceptar que la muerte forma parte del ciclo de la vida y, por lo tanto, las personas no son eternas, dice Ramos. Así que es importante retomar las actividades diarias y no dejar que el duelo afecte totalmente nuestra vida.
Desahóguese
Hay quienes deciden guardarse lo que les sucede y la manera como se sienten al respecto, pues sienten vergüenza de expresarse. Sin embargo, esto no hace bien y podría enfermarse; por lo que es importante que busque una persona de confianza para comunicar lo que le sucede, buscar a una persona que sienta empatía y que busque entender lo que le pasa. ‘Hablar es terapéutico, no se siente solo’, dice Ramos.
No se culpe
En muchos casos, debido a la impotencia y el deseo de que la persona esté viva, algunas personas se sienten culpables, especialmente si los hechos están relacionados consigo. ‘Si hubiera hecho esto’, es una manera de expresar este sentimiento. Sin embargo, dice Ramos, ‘es importante que sepa que no ha sido su culpa’.
Preserve los recuerdos positivos
Qué mejor manera para recordar a nuestros amigos que teniendo presentes los recuerdos positivos; podemos ver fotografías o visitar algún lugar que nos recuerde a esa persona, sin embargo, no debemos caer en una situación enfermiza.
Aunque recordar a ese querido amigo nos puede fortalecer, hay quienes caen en imaginar qué haría la persona si estuviera viva en determinada situación. ‘Otras personas dejan la habitación intacta de la persona, pero esto no es sano porque esta etapa de vida ya finalizó y la dinámica debe cambiar’, opina Ramos.
Las cosas cambiaron
Parte de la superación es aceptar que la vida cambia y lo sano es salir de la rutina, planear nuevas actividades y no estancarse en las fases del duelo. ‘Si el contexto en que se desenvuelve no le permite superarlo, hay que cambiarlo porque no permite cerrar el ciclo’, explica la psicóloga.
Busque ayuda profesional
Es importante respetemos el duelo de las personas, que pasen por cada etapa y vivan sus emociones. Pero también hay que estar pendientes de que logren superarlo, ya que, luego de tres a seis meses, si vemos que la situación sigue igual, la persona podría agravarse emocionalmente y, en muchos casos, es necesario recibir ayuda profesional para lograr dicha superación.
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