Los expertos consultados comentan que es primordial identificar los síntomas desde los primeros momentos. Los jóvenes podrían presentar cambios de humor, silencios repentinos si generalmente han tenido una buena comunicación, una baja en el rendimiento académico y/o una disminución de la actividad académica y distanciamiento en sus relaciones sociales.
También podrían aparecer pérdida de interés, sensibilidad extrema, cansancio, cambios de apetito, quejas de dolores de cabeza, autolesiones, entre otros.
Se hace necesario estar alerta y reconocer si éstos interfieren en la vida del adolescente para buscar ayuda profesional.
El conocido escritor y comunicador Yordi Rosado comenta en el siguiente video una experiencia que pasó al respecto de un joven deprimido que quería suicidarse, desafortunadamente no sabe qué sucedió con él. Pero, después de ello comprendió que la sociedad necesita tener información para saber cómo actuar cuando un evento como este se presenta.
“Dicen que lo único más difícil de ser un adolescentes es ser papá de uno de ellos”, expresa Rosado, quien hace una reflexión sobre esta etapa.
Más de esta enfermedad
La depresión es frecuente, afecta a más de 300 millones de personas y se puede convertir en un problema de salud serio, en especial cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave y lleva a los jóvenes a alterar sus actividades escolares y familiares.
Hernan Ortíz, médico director de Paso a Paso de X+Vida y de la Linea Nacional de Emergencias Suicidas (teléfono 5392-5953), explica que para que un joven se deprima existen diversos factores que podría provocar esta situación.
Agrega que desde que se inicia el problema, se debe tener claro que la depresión es una enfermedad cerebral, que afecta todo lo que tiene que ver con impulsos que llevan a vivir y a ejecutar las cosas simples de la vida. Así, que se requiere de una intervención profesional para ayudar al adolescente a salir de esta situación.
Para comprender más de este tema, el profesional hace énfasis en que la tristeza es una emoción natural como la alegría y el miedo. Pero, la depresión es una enfermedad que no necesita tener una razón interna o externa para desarrollarse.
Aparece por una falla en el cerebro. Se da una alteración en la química en este órgano y también se ha confirmado que influyen los cambios hormonales, la genética, los traumas en la niñez, entre otros aspectos.
La Clínica Mayo explica que la depresión no debe verse como debilidad o algo que se pueda superar con fuerza de voluntad. Esta puede tener consecuencias graves y requiere tratamientos a largo plazo.
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Es preciso conocer que la mayoría de los adolescentes mejoran los síntomas de depresión con tratamientos y terapia psicológica. El reto es que los jóvenes reciban la asesoría necesaria.
El apoyo de la familia
Estos son los algunos pasos mínimos a seguir que dicen los expertos, para la familia que tienen un adolescentes que podría tener un cuadro de depresión.
- Escuchar
- Aceptar la enfermedad
- Ver los cambios de humor, carácter y conducta como una enfermedad y no como algo pasajero
- Buscar tratamiento psicológico o psiquiátrico
- Informarse sobre la enfermedad
- Fortalecer o abrir lazos de comunicación
Cambios de paradigmas
Por su parte Nissely Herrera, maestra, psicóloga y con certificación por la Asociación de Disciplina Positiva y fundadora de Viviendo en Disciplina Positiva, dice que en la historia de vida de los jóvenes se requiere el acompañamiento y el aprender a tratar emociones.
En su historia se pasan por crisis que se relacionan con una ruptura amorosa, el matonismo, conocido como violencia de pares o acoso escolar, las expectativas académicas y los cambios en el cuerpo, por mencionar algunas.
Al respecto la OMS insiste en que la enseñanza de estas aptitudes son parte de la prevención de los trastornos emocionales y se pueden dar desde las primeras edades.
Existe un consenso cada vez mayor sobre el hecho de que un desarrollo sano durante la infancia y la adolescencia contribuye a una buena salud mental y puede prevenir problemas de salud mental.
La organización hace énfasis en que mejorar las habilidades sociales, la capacidad para resolver problemas y la autoconfianza puede ayudar a prevenir algunos problemas de salud mental, como los trastornos de la conducta, la ansiedad, la depresión y los trastornos alimentarios, así como otros comportamientos de riesgo, por ejemplo relacionados con las conductas sexuales, el abuso de sustancias o los comportamientos violentos.
Es preciso trabajar en las relaciones positivas entre padres e hijos y la comunicación emocional. Parte de esta parte de la salud son beneficiosos los períodos de descanso y el no caer en castigos rigurosos.
Además, desde esa edad se pueden aprender algunos ejercicios para el control del estrés, aprender sobre la resilencia y a mejorar la autoestima. El apoyo de la familia y los amigos es importante.
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