En este caso, hay que extender alcohol etílico de al menos 70% de concentración sobre las manchas con un pincel, aconseja Ulrich Opitz, experto en evaluación de moho de la Academia DIY de Colonia, Alemania. Este alcohol de alto porcentaje mata los hongos. Se lo puede conseguir en farmacias, entre otros sitios.
Tras el cepillado, las zonas tratadas se vuelven a pintar con pintura para paredes. Según la Academia DIY, esto fija los hongos muertos, de manera que ya no puedan desprenderse y propagarse después de que el alcohol se haya secado.
Si el moho se ha formado en el revoque de la pared o en el papel pintado, se humedecen primero las zonas contaminadas y luego se arrancan y despegan. Lo mejor es cubrir el papel pintado húmedo con una lámina antes de retirarlo para que las esporas no puedan propagarse.
Opitz recomienda especialmente ventilar bien el ambiente durante todos estos procedimientos, así como también utilizar guantes y protección para ojos y boca.
Y otra cosa importante: el tratamiento para combatir el moho no debe ser realizado por personas que padecen alergias, problemas inmunes o enfermedades crónicas.
Asimismo, los habitantes del hogar solo deberían tratar por sí mismos las manchas de moho de menos de 0,5 metros cuadrados de extensión. Las manchas mayores deberían ser tratadas por un profesional. Y también cuando no se tiene certeza acerca de la causa del moho, se recomienda contratar a un especialista.
Opitz afirma que en el 95 por ciento de los casos, errores de la calefacción de la vivienda y una ventilación incorrecta son la causa del exceso de humedad y, por consiguiente, de la aparición de moho en las habitaciones.
Sin embargo, el moho también puede deberse, por ejemplo, a daños ocultos causados por pérdidas de agua en la pared o a daños estructurales en la construcción.
En el caso de inquilinos, estos deben comunicar a los propietarios del problema, quienes deberán hacerse cargo.