Por ejemplo, serán muy pocas las personas que se atrevan a preguntarles con desenfado “¿y, cómo marcha la quimio?” a un paciente con cáncer.
Ya antes de lanzar la primera frase, suele arrancar con insistencia la duda: ¿realmente puedo preguntarle a mi vecino o a mi colega sobre su enfermedad? ¿No es demasiado banal decir solo un “cómo te va”? ¿Resulta mejor callar, ya que la persona tiene suficiente con lidiar con su diagnóstico?
La profesora Anja Mehnert-Theuerkauf, de la Sociedad Alemana del Cáncer, revela en una entrevista cómo encontrar las palabras adecuadas ante una persona con cáncer y cómo proceder cuando la conversación deviene en llanto.
¿Cómo evaluar si se aborda el tema del cáncer cuando uno se encuentra con alguien de quien se sabe que fue diagnosticado con esta enfermedad?
Si se trata de una persona del entorno social más lejano, por ejemplo, de un colega en el trabajo, se puede prestar atención a qué señales brinda esta persona al respecto.
Con frecuencia puede interpretarse de esta forma si la persona quiere hablar de eso o no. Si alguien no comenta nada sobre su enfermedad, esto puede ser un signo de que realmente no desea manifestarse sobre el tema.
Pero, si alguien dice como al pasar “estuve en el hospital”, entonces uno puede retomar esto en la charla y ver cómo reacciona la otra persona. Por ejemplo, comentando: “Sí, escuché algo al respecto, pero no sabía si hablarle de eso o no”.
¿Y si se trata de un diagnóstico de cáncer en la propia familia?
Cuando sea un caso de cáncer dentro de la propia familia, siempre será mejor hablar sobre el tema. Pero no en cualquier momento del día ni de la noche, o sea, no necesariamente antes de ir a dormir, cuando todos se sienten agotados después de todo el día.
Al principio puede ser difícil dialogar sobre el tema, pero a mediano plazo aliviará tanto a las personas afectadas como a sus familiares y amigos.
Y, por supuesto, frecuentemente hay preocupaciones urgentes que deben ser discutidas: el testamento vital, quién se hace cargo de ciertas tareas, si la medicación se toma regularmente.
¿Existen circunstancias mejores o peores para abordar el tema del cáncer?
Cuando no se conoce tan bien a la persona, debería prestarse atención a que no haya otras personas en el lugar que puedan escuchar la conversación. En caso de que sí, es mejor dejar esta charla para un momento en el que reine la tranquilidad.
De acuerdo con mis observaciones, es más fácil dialogar mientras se pasea. Porque no es necesario mirarse todo el tiempo, se toleran mejor las pausas y además puede hacerse algo lindo al mismo tiempo, como pasar por un café. Entonces simplemente es más fácil para la charla que si se está sentado frente a frente en una mesa, mirándose.
¿Cómo debe lidiarse con la inseguridad de si estamos adoptando el tono correcto?
Estas conversaciones son a veces un poco complicadas. Pero eso no importa. Creo que la actitud es lo importante. Porque se da a entender que se quiere estar ahí para la otra persona.
Un camino puede ser siempre la sinceridad, diciendo por ejemplo “realmente no estoy seguro de si quieres hablar de tu enfermedad. Pero de todas maneras quiero preguntarte cómo estás”. También es recomendable formular preguntas abiertas, como por ejemplo “¿cómo estás hoy?” o “¿qué necesitas de momento?”
¿Qué palabras o comportamientos pueden lastimar a las personas que padecen cáncer?
Frases como “ánimo” o “todo irá bien” no suelen ser bien recibidas por los afectados, por muy bienintencionadas que sean.
Porque estas frases pueden señalar, en un tono subyacente, “déjame en paz con eso”. Este ánimo de apaciguar suele llevar a que la conversación sobre el cáncer se paralice.
Otro error suele ser brindar demasiado rápidamente un consejo. Algunos de los pacientes explican que es simplemente irritante cuando de repente todo el mundo se convierte en un experto en su enfermedad.
Lo realmente importante en estas conversaciones es poder escuchar al otro. La mayoría de la gente suele decir algo cuando lo necesita.
¿Y qué hago si mi interlocutor se pone a llorar durante la charla?
Mehnert-Theuerkauf: No hay que hacer nada más salvo estar presente. Llorar forma parte de la elaboración psíquica, por ejemplo de la ira. Usted puede alcanzar un pañuelo o un vaso de agua. Pero ni siquiera es que deba hacer esto.
Porque llorar es algo bueno, y el enojo, también. Ambas cosas ayudan a la persona afectada a procesar la situación. Frecuentemente uno suele sentirse un poco mejor después de llorar. Las emociones son normales en una situación semejante. Una enfermedad es una crisis que uno debe permitirse.
SOBRE ANJA MEHNERT-THEUERKAUF: es psicoterapeuta. Dirige el Departamento de Psicología Médica y Sociología Médica del Centro Médico Universitario de Leipzig. También es miembro de la junta directiva de la Sociedad Alemana contra el Cáncer (DKG, por sus siglas en alemán).